¿Artes? Mhm, no gracias.

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Riley.

Así que Maya y Dylan.

Dylan y Maya.

Maya, Maya, Maya. ¿Dylan?

Santo Dios. Sacudo mi cabeza en un vano intento de sacar el montón de pensamientos que ahora están taladrando mi cabeza. Pero curiosamente solo trastabillan un poco, y luego, sonrientes, continúan con su labor. Arrastro mi silla captando la atención de mis amigos. 

-Iré a por una pastilla. Me duele a mares la cabeza. –Digo, y tomo la susodicha entre mis manos, como por si no me creyeran. 

-Te acompaño Honey. –Me contesta Maya, toda sonrisitas y levantándose de la mesa.

-No, voy sola. 

Me doy la vuelta dejándole ahí, confundida. Y triste. Dios, cuanto odiaba verla triste. Pero no podía soportar pasar más tiempo ahí, tenía que salir. Despejarme. ¿Así que qué le diría? Oye Maya, ven conmigo a caminar, es que estoy algo confundida sobre mis sentimientos hacia Stone, ya sabes, tu chico. Si, realmente sonaba genial. 

Aunque no estaba segura de que fuera su chico. Solo habían llegado juntos después de que ella mandara un mensaje sobre que no llegaría a casa. ¿Cómo sería pasar una mañana entera con Stone? Jesús, de solo pensarlo la piel se me había puesto de gallina. Pero conmigo era una cosa. Con Maya otra muy distinta. 

Dylan no había sido otro que un imbécil. Eso, básicamente resumía todas las palabras que venían a mi mente cuando pensaba en él. También había pensado en cretino, gilipollas, analfabestia. Pero pensé que sería más educado de mi parte dejarle con ese lote. En cambio con Maya, no había escuchado un solo apodo. Al menos no remilgada o mojigata. Le había dejado rubia. Lo que era bastante sorprendente, porque ella le dejaba llamarle así.

Pero si era o no su chico no tendría la menor relevancia. No tenía porque preocuparme. Maya siempre supo como cuidarse las espaldas ella misma. También sabe como golpear fuerte la nuca, así que no era eso lo que me molestaba.

¿Sentimientos hacia Stone? La lista era larga. Enojo, repulsión, desagrado. Incluso ponía el miedo ahí. 

Pero no, no eran esos los sentimientos que me molestaban. Era ese pequeño sentimiento en donde personitas diminutas caminaban por todo tu estomago dando golpes, haciéndote rabiar un montón. Celos le llamaban algunos. Pero me negaba. Me negaba totalmente a sentir celos de un crío como Dylan Stone. Porque lo celos significaban algo más. Siempre. Y yo no estaba lista para ese algo más. Me resistía a la idea de lidiar con amor y Stone en la misma oración. 

-Remilgada. –Dice sonriendo. Tenso mi boca. No, no, no. –Que sorpresa. 

Al parecer estaba todo humor. Con el montón de sonrisas. Bien, Maya había hecho bien su trabajo después de todo. 

-Cierra la maldita boca gilipollas. –Le grito molesta, y me doy la vuelta cuando escucho el timbre sonar sobre mi cabeza. Él levanta una ceja sorprendido, y ha desaparecido esa estúpida sonrisa sobre su rostro. 

-¡Que te den! –Le escucho gritar. Levanto mi dedo medio en señal de respuesta.

Porque si, estoy molesta. 

Porque si, me molesta de sobremanera que me haga rabiar con mi mejor amiga.

Porque si, me molesta que se ponga ahí, contento y con mil sonrisas. 

Y porque si, con un carajo que me molesta que se inmiscuya dentro de mi.

Me dirijo hacia el salón de artes dando fuertes pisotadas. Farkle se encuentra fuera y me mira con los brazos levantados.

FRIENDS. -Girl Meets WorldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora