Olvido.

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Maya.

—¿Qué tal lo estás llevando? —Pregunto bajito, viéndola de reojo. Riley sube la guardia enseguida, fuerza una sonrisa y niega con su cabeza.

—Está bien. —Me responde. Ni siquiera se preocupa por ocultar su hablar monótono. Parecía como si hubiera estado ensayando aquella respuesta durante toda la noche.

Paramos en su casillero, saca distraída algunos libros. Cuando cierra su taquilla todavía me tiene a mí recargada sobre la taquilla a su lado y viéndola fijamente. Pone un mechón castaño tras su oreja. —Estoy bien.

Se corrige. Pero no me mira cuando lo hace.

Coloco mi mano sobre su hombro y lo agito suavemente. —Sé que estás como la mierda Riles. —Le digo, logrando sacar una pequeña sonrisita en ella. —Todo este asunto con Farkle es una verdadera locura.

—No es nada que no pueda manejar Maya.

—Esto es diferente a todo lo que crees tener en tus manos Riles. Yo he escuchado los rumores que dicen de mí y pueden sonar tan duros como no imaginas.

Ella muerde su labio inferior y me mira con algo de miedo entremezclado con risa. —Los chicos en la escuela pueden ser unos idiotas.

—Una vez escribieron en el baño de niñas; Maya Hart es una zorra. —Ella aparta la mirada enseguida. —Pero misteriosamente desapareció dos días después.

—Maya.

—Sé que tú lo hiciste Honey. —Le miro con dulzura. —Y de eso es de lo que quiero hablarte. No importa cuán estúpidos puedan llegar a ser los chicos aquí, y mira que pueden llegar a niveles inimaginables. Pero el punto es que cuando tienes amigos no importa, porque al final del día ellos van a estar encerrados en un baño eliminando con corrector los comentarios que ponen de ti en una puerta.

Ambas reímos. Siento sus brazos alrededor de mí, envolviéndome.

—No me molesta lo que digan de mí por los corredores Maya. Ni lo que puedan escribir con marcador rojo en mi escritorio.

—¿Entonces? Si es por lo de Farkle...

Me mira seriamente. —Él dijo que me amaba.

La observo sorprendida. Porque no conciliaba la coherencia en que Farkle decidiera armarse de coraje justo en este momento donde las aguas se encontraban más bien turbulentas. No hice ningún comentario, ¿qué se supone que debería decir? Me mantuve firme en el consejo del castaño y decidí sacar las manos del asunto tal y como él había hecho cuando se había inventado el inexistente y estúpido triángulo amoroso Riley-Maya-Huckleberry.

Conflicto de intereses, lo había llamado.

Oh por Dios. —Riley me mira anonadada. —¡Tú lo sabías!

—Atrapada.

—Estuve ayer toda la noche en vela, solo queriendo encontrar el momento preciso en que las cosas se salieron de control. —Me confiesa, se le ve absolutamente abrumada. —Pero no he encontrado nada. Ningún indicio. Tal vez sea demasiado ciega, pero Maya, nunca imaginé esto. No Farkle. Él es mi amigo y yo lo amo, solo que no de esa manera.

Asentí y acaricié su cabello. Ella reposó su cabeza sobre mi hombro. —Lo sé cariño. No es tu culpa.

—Lo es. —Dice enérgica, separándose de mí. —Solo no logro entender qué parte.

La tomo de los hombros y le miro firmemente.

—Tú no tienes la culpa por no amarlo, Riles.

—Quisiera hacerlo. De verdad que sí. Eso solucionaría la vida de todos.

FRIENDS. -Girl Meets WorldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora