Problemas

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El gimnasio entero guarda un silencio absoluto. La música se reanuda tan solo unos segundos después, pero nadie ahí es capaz de moverse.

La respiración puede escucharse perfectamente. O quizá cada uno sea consiente solo de la propia. Pero se les han puesto los pelos de punta.

Todos aguardan por el espectáculo, lo que será después de escuchar aquella grabación. Pero nadie de los involucrados están pensando realmente en ofrecerlo. Cada uno se encuentra ensimismado dentro de sus propios pensamientos. Combatiendo a sus demonios, viejos amigos.

Y es que lo que nadie ahí sabe es que a ellos les ha caído con la misma sorpresa que a todos los demás. Solo que peor, porque su nombre se había visto envuelto.

La rubia es la primera en hacer sonar sus zapatillas directo hasta la salida, seguida de Riley quien sale de su abstracción tras el resonante sonido, y después todos los demás tras ella, como en fichita.

Fuera se siente todavía el aire tenso. Casi lo pueden cortar con unas tijeras.

Nadie habla y los pasillos están desiertos.

—¡Vuelve aquí! —Se escucha un grito. La puerta se ha abierto y cerrado en un santiamén, y una pelirroja persigue desenfrenada a un castaño que tiene paso directo a la salida de la escuela.

De pronto para y observa como su objetivo se aleja unos metros más. —¡Eres un cobarde! —Grita a todo pulmón. No quiere reconocerlo, pero no ha tenido opción. —Todo lo que ha dicho esa máquina de ti ha sido cierto. Completamente cierto.

Él se detiene. Tiene que recurrir a toda la fuerza de voluntad que tiene para no girarse y continuar con la pelea que tan animosamente ella ha comenzado. Pero no lo logra y en menos tiempo del que piensa ya está de vuelta al sitio donde se encuentra su compañera.

Ajenos a las miradas del grupo, que se abstienen de participar en una guerra en la cual no los han llamado.

—Ni siquiera te atrevas a hablar de esto Hayley. —Puntualiza encolerizado Farkle. —No lo entenderías jamás.

—Dime que no ha sido verdad lo que ha dicho. —Susurra la joven. Cierra los ojos intentando contener el montón de lágrimas que se avecinan. —Lo de Isadora y Riley. Dime que es mentira.

Farkle no pudo contradecir a quien quiera que hubiese puesto la cinta. Por más que quisiera. Por más que el deseara armarse de valor y decir una mentira más, por los viejos tiempos. No pudo hacerlo, porque saben, él es un buen chico.

—Solía pensar que eras un gran tipo. —Comentó distante, dando un paso atrás, entendiendo. —Pero creo que jamás tendrás la valentía para hacer las cosas bien. A partir de hoy estás desterrado Farkle Minkus.

Con el dorso de su mano limpia sus mejillas y coloca una sonrisa de revista. Al ver que él se ha quedado mudo se da la vuelta y camina en dirección al gimnasio.

—Dijiste que no me dejarías.

Murmura suavemente el castaño. Casi parece voz llevada por el viento. Hayley lo escucha pero no está dispuesta a ser su paño de lágrimas nuevamente. Ha prometido no ser esa chica más, así que de sí misma deshecha toda la bola de sentimientos que alguna vez tuvo por Farkle y los arroja por la ventana.

Pero cuando está a punto de abrir las puertas, sus ojos cruzan con los de un pelinegro viejo amigo. Y eso la hace estremecer. Siente un deja vú, casi se puede ver a si misma hace unos cuantos años. Y solo eso es lo que le da la fuerza... para continuar.

—Tú me dejaste cuando más lo necesité. Ahora solo te estoy devolviendo el favor. Considérate pagado. —Responde sin darse la vuelta, solo echa una mirada de reojo sobre su hombro. Se podía palpar el agridulce de sus palabras. —¡Oh! Y por si no ha quedado claro, ¡terminamos!

FRIENDS. -Girl Meets WorldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora