Oh, dulce preparatoria. Déjame besarte el trasero.

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Riley.

La escuela era realmente gigante. Enorme.

No, por supuesto que esto ya no era el John Quincy Adams.

Había visto los folletos y visitado la página web, pero esto no se acercaba en lo absoluto. Era tan maravilloso que comenzaba a dudar que este lugar fuera incluso real. El piso brillaba pese al montón de alumnos pisoteando de un lugar a otro. Una fila de casilleros verde seco se alzaba a mi izquierda y parecía no tener fin. Había un montón de personas vistiendo de toda la clase de ropa que se pudieran imaginar. Había una chica de rizos rubios preciosa hablando con un grupo de chicas animadamente. Al lado de la llave de agua, dos jóvenes con la playera de fútbol del equipo escolar pasaban un balón de un extremo a otro.

Una chica pelirroja pasa el labial carmín a su amiga a la vez que cierra su casillero.

Zapatos rojos, sandalias café, bufanda amarilla, chica pelinegra, mochila gris a rayas.

Un chico alto con aspecto desgarbado se encuentra apoyado en un casillero charlando con una chica de trenzas largas. Otros tantos, subían las escaleras con jugos en sus manos y libros saliendo de sus bolsos.

—Dios mío Riley, cierra la boca. —Se burla Maya desde el otro lado de la habitación con los brazos cruzados. Sé que no quiere hacer un gran asunto de esto, pero en el fondo está un pelín nerviosa aunque no quiera admitirlo.

Pero yo aún sigo en esta clase de extraño trance. Tomo ambos lados de la falda de mi vestido y comienzo a dar vueltas por la habitación hasta llegar a donde se encuentra mi mejor amiga. —Peaches, esto es tan brillante y hermoso. Y es totalmente nuestro.

La ilusión en mi rostro no la toca ni por un segundo. —Solo es una escuela Riley. —Dice Farkle antes de que Maya tuviera posibilidad alguna de responder mi comentario. Las palabras se quedaron atoradas en su garganta, pero al parecer la respuesta de Farkle pareció convencerla lo bastante como para asentir y no decir más al respecto.

—Pues yo creo que es lindo. –Dijo de pronto Lucas como si nada. Como si no me afectara la forma en la que me miraba y sonreía. Mis mejillas se tornaron rojas de inmediato y sentí mi cara calentarse. Farkle estuvo a punto de soltar uno de sus "¡Ha's!", pero pareció considerarlo mejor y solo calló. —Quiero decir, es la preparatoria. Tiene que ser algo genial.

Maya rodó los ojos irritada. —No es como si fueran a salir unicornios de las aulas de clases Huckleberry.

Lucas estuvo a punto de responder algo y yo sabía que esto nos llevaría a una de sus típicas peleas matrimoniales en la que por supuesto, la ganadora siempre sería absoluta e irremediablemente Maya. Levantó su dedo índice en señal de que quería que se callara y Maya ya estaba a punto de lanzarse hacia él.

"Alumnos de primer ingreso, dirigirse al gimnasio, alumnos de primer ingreso."

Mis manos se dirigieron veloces a mis oídos cubriéndolos de aquel sonido espantoso. La voz era de lejos la más chillona e irritante que había escuchado en mi vida. Aún cuando el breve anuncio había terminado el sonido continuaba haciendo eco en mi cerebro, negándose a salir de mí. Y luego ese timbre, aturdiéndome nuevamente y sin ser lo suficientemente veloz como para impedir que me perforaran el cráneo.

—¡Cierren la maldita boca carajo! —Gritó molesta Maya, como si el altavoz fuera a responderle "claro que sí dulzura, con gusto". Además, la voz había dejado de hablar después del anuncio, ahora era solo un demonio colocando timbres molestos con un nuevo nivel de diversión.

Y de pronto, sin saber en qué momento precisamente, me sentí rodeada de cuerpos sudorosos y excitantes pasando de un lado a otro. Jadeando e intentando pasar entre la multitud, y por más que me esforzaba, ahora solo veía manchones moviéndose a una velocidad increíble. Una mano golpeó mi estómago y varios pies pateaban mis pantorrillas. La zona afectada estaba quemándome.

FRIENDS. -Girl Meets WorldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora