Riley.
Las cosas estaban mal. No había otra palabra que pudiera definir la situación en la que nos encontrábamos sumidos. Había momentos en que la fe y esperanza se apoderaban de mi a tal grado que me hacían creer que no nos podíamos encontrar peor de como estábamos, y era como si de pronto la vida, que últimamente había aparecido ante mí con cola y cuernos, me demostraba lo equivocada que estaba.
—¿Por qué las mates son siempre tan aburridas?
Saco mi libro de literatura, es la última clase del día que tengo. Doy una última mirada a mi casillero. Las cosas se encuentran acomodadas de una manera siniestramente perfecta. Lo he puesto así estos días para demostrarme a mí misma que al menos en un pequeño porcentaje, sigo manteniendo el control.
Lo cierro con cuidado, no quiero que la torre de libros que he montado caiga, porque entonces, ¿de que me valdría para no estallar?
Lucas se encuentra apoyado en los casilleros de al lado, con las manos dentro de sus bolsillos y mirando hacia al pasillo, que justo ahora se ha atiborrado de personas.
—Eso es porque las detestas.
Saca a relucir una sonrisa grande. —No es verdad.
—Sí. Solo eres demasiado bueno para admitirlo.
Ambos reímos. Me apoyo también con cuidado, con la espalda sobre mi casillero recién cerrado.
—¿Puedes creerlo? El próximo viernes seremos libres. Habremos superado nuestro primer año aquí.
—Necesito esas vacaciones.
—¿Qué harás en verano? —Pregunto curiosa.
—Mi padre quiere ir a Texas, visitar al abuelo y todo eso, pero todavía me lo estoy pensando un poco.
—¿Asuntos pendientes?
Se limita a asentir en silencio, pero no dice nada más. No hace falta que lo haga, sé que lo que está esperando es que mágicamente las cosas se resuelvan entre nosotros cuatro como siempre sucede cuando tenemos problemas, para de esta manera, tener algo por lo que quedarse. No lo culpo, yo aún mantenía cierta convicción sobre nosotros. Pero cuanto más tiempo pasaba, y más cercana se encontraba la salida de clases, más lejana veía la posibilidad de una reconciliación.
Sé que le afectaba porque él había quedado al margen de la mayoría de nuestros problemas. Si bien estaba involucrado en el triángulo-no-triángulo con Maya, no es como si pudiéramos culparlo de que nos gustara a ambas. Simplemente así había sucedido. Y con Farkle, ¿qué decir sobre él? Se supone que su enojo debía de ser solamente conmigo, no con todo el equipo.
Como si de alguna manera lo estuviéramos esperando, una melena rubia se balancea al otro extremo de la habitación. La veo al tiempo en que coloca una gigantesca sonrisa en su rostro, casi puedo escuchar su estruendosa carcajada. A su lado, Dylan Stone deja caer despreocupadamente el brazo sobre sus hombros, con una sonrisa igual de grande que la de Maya. Caminan así por los pasillos.
Desde la foto circulando sobre ellos por internet, no era de esperarse que la estudiantina hubiese comenzado con los rumores de inmediato. Ambos trataron de disuadirlo al principio, pero según lo poco que había hablado con Maya, simplemente se habían cansado de negarlo, por lo que ahora dejaban que todos pensasen lo que quisieran.
Aquella vez debía de admitir que había preguntado, como quien no quiere la cosa, sí entre ambos pasaba algo, pero por supuesto ella lo negó inmediatamente. Pero lo cierto era que yo no me tragaba el cuento por completo, porque la distancia que se había interpuesto entre nosotras dos había sido tan grande, casi tanto como una muralla entera, que ahora comenzaba a cuestionarme sí realmente la conocía como creía. O tal vez solo una parte de mí quería que los rumores fuesen ciertos, porque entonces, tendría más motivos por los cuales detestar a Dylan, y eso era justo lo que necesitaba para mantenerme lejos de él. Por orgullo, vanidad, celos, pero a fin de cuentas; lejos.
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FRIENDS. -Girl Meets World
Fanfiction"Las personas cambian personas, no olviden eso." -En edición.