Déjame dejarte ir

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Riley.

A veces me gustaba creer que era una chica inteligente en cuanto a cuestiones de amor se trataba. Una parte de mí supuso que encontraría al amor de mi vida, entonces yo lo vería e inmediatamente sabría que era él.

El indicado.

Así sucedió. Más o menos. Lucas había aparecido de la manera menos esperada en mi vida, tal como lo había soñado alguna vez en mi habitación. Como no sucede en los cuentos de hadas. Era tan mono, con esa postura desgarbada y el semblante serio, concentrado. Si te digo la verdad yo no soy de la clase de chicas que lee en el metro, me mareo casi al instante. Pero ahí estabas tú, siendo iluminado por un rayo de sol.

Ella te vio primero.

Se lo debo de reconocer. Eras nuevo en la ciudad y ¡te dio tu primera cita! Reías a montones. Creo que jamás se lo había dicho explícitamente a nadie, pero ese mismo día recuerdo haberle preguntado a Maya si le gustabas, y ha dicho que no. Así sin pensarlo. No la culpo. Sé que me dijo la verdad.

Creo que así es como se deben manejar las relaciones en realidad. Ella te conoció, y solo entonces no pudo evitar caer rendida a tus pies. Lo mío fue distinto, te idealicé de tal forma en la que ambos creímos que era perfecto, lo que tenía que suceder. Una especie de contrato estipulado.

Te quería. De eso sí que estaba segura. Solo que no sé en qué momento dejé de hacerlo. No fue Maya. O tal vez sí. Quizá todo estaba tan revuelto que por eso mis palabras puedan sonar atropelladas. Pero la cosa es que el destino se había esforzado en demostrarnos que no estábamos hechos el uno para el otro, y lo acepté... medianamente bien.

Debí aferrarme a ti. Debí dejar que fuera tú quien me rompiera el corazón, porque eres un caballero. Porque de todas las formas posibles en las que hubiera podido acabar nuestra relación jamás sería tan malo como lo que estaba sintiendo en ese momento.

Tóxico.

Detestaba la palabra. Pero era lo único que se repetía una y otra vez sobre mi cabeza en estos últimos días.

De verdad me figuré inteligente, brillante. Exclusivamente para lo que estaba preparada desde pequeña.

Yo lo amaba. Como jamás te había amado, Lucas. Lo nuestro fue juego de niños en comparación. ¿Recuerdas cuando nos tomamos de la mano y entonces todo se tornó tan incómodo? Jugamos mal nuestras cartas, mira lo que hemos repartido. Pero no podíamos cambiar nuestro pasado. Sí tan solo te hubieras fijado en ella en primer lugar, si Maya hubiera sido más valiente o yo más observadora.

Las cosas hubieran resultado distintas.

Y no estaría aquí, dejándome envolver en unos brazos que habían resultado tanto enfermedad como remedio, y esa dulce boca llena de mentiras. Lucía sumamente encantador. Era mi única oportunidad de ser tuya de la manera en que yo deseaba serlo, pero que jamás sucedería. Y me odié por eso. Por ser tan tremendamente débil, tan obstinada con él.

Me parece que su amor me terminará llevando a la locura.

Aun así enredé mis brazos por todo su abdomen, tomándolo por sorpresa, después de unos segundos sonrió fuerte y me atrajo mucho más hacia él, tanto que por un segundo pensé que terminaría sobre su regazo. Una especie de calma se extendió sobre todo mi cuerpo, ¿sabes lo que ha sucedido? Cuando estoy a su lado siempre temo su peor reacción. Que todo esté bien y de repente yo haga algo que lo estropeé.

No se supone que funcione de esta manera.

Los chicos siguen hablando de manera normal, algo de una carrera que iban a realizar, pero Fred me guiñó un ojo en complicidad. Le devolví una sonrisa discreta, adivinando que se encontraba satisfecho con los frutos de sus acciones.

FRIENDS. -Girl Meets WorldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora