15: Inesperado

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— ※ —

Después de haber recuperado la respiración a su estado normal, llamé a Yesenia y nos reunimos en una cafetería, donde los batidos de chocolate y fresa eran la gloria. El tema central de la conversación, se basó en Alonso. Le conté sobre su traición, la manera en que me ayudó con el castigo, nuestro acercamiento en la cocina, la discusión de la nota, el falso encuentro que le inventó a Alan y la confrontación que tuvo con él en mi habitación, tambié su propuesta descarada de tocar su abdomen y lo que había sucedido ésta mañana. Quería decirle lo que sabía de sus padres, pero no lo hice. Decidí mantenerlo como algo íntimo.

—Ese chico está muerto por tí —dijo, una vez que me escuchó.

—Claro que no, le gusta hacerme enojar.

—Y te encanta que lo haga —dio un sorbo a su bebida y rodee los ojos. Esperaba un poco de compresión. ¿Era tan difícil entender que le fascinaba hacerme enojar? —.Julie, ¿te gusta Alonso?

—No —negué la cabeza y moví el popote del batido de fresa.

—No mientas —advirtió, entrecerrando los ojos.

—Tal vez sí —murmuré, removiéndome en el asiento.

—¿Qué hay de Alan?

—Hablé con él, pero no terminamos de hablar —me encogi de hombros.

—Y, ¿Has hablado con Alonso acerca de esto?

—No, con él no se puede mantener una conversación normal —las veces que nos dirigíamos la palabra era para insultarnos.

—Creo que él tiene derecho de saberlo —la miré, sorprendida.

—Si le digo que me siento atraída por él, no durará en reírse en mi cara y fastidiarme todos los días —respondí y me imaginé, soportando sus burlas por aclarar mis sentimientos.

—¿Y si no? ¿Y si él siente lo mismo por tí? —dijo, esperanzada y me quedé en silencio. La vida de Alonso giraba alrededor de él, lo que hacia era divertirse mientras viviera con nosotros. Había estado confundida sobre las situaciones que he pasado a su lado y no iba a permitir que me rompiera el corazón. Yesenia no insistió presionar sobre ello y decidió contarme de José, quién parecía tenerla en las estrellas, sus ojos brillaban de emoción cada vez que mencionaba las diferentes actividades que hacían. La escuchaba  pero todavía sentía esa preocupación acerca de mis emociones por Alonso.

(...)

Por la noche, sentí un poco de nostalgia al no sentir la presencia de papá, había hablado con él por teléfono en la tarde, escuchando las mismas advertencias de no meterme en problemas y de lo bien que le estaba yendo en su proyecto. Estaba en mi habitación, mirando a través de la ventana como el cielo oscuro empezaba a relampaguear;  Desde el incidente de la mañana, no había cruzado palabra con Alonso. Una parte de mí, quería hacerle saber de mis posibles sentimientos hacía a él, pero la sensación de ser rechazada e incluso huzgada, me impedía hecerlo.

El Huésped -Alonso Villalpando-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora