41: Al descubierto

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Podía sentir el nerviosismo y el miedo correr por mis venas cada vez que daba un paso hacia la mesa. Me sentía en medio de una zona de guerra en donde te encuentras con una bomba en medio del camino. No sabes si se detendrá a tiempo o simplemente explotará. En este caso, mi papá era la bomba.

Columba y mi mamá miraron nuestras manos unidas por un momento. Estaba segura de que ellas también sentían como el ambiente ligero de la cocina se convirtió en un aire pesado y tenso.

Mi padre me daba la espalda. Podía sacar provecho de su postura para soltar la mano de Alonso y actuar como si no hubiera nada que decir. Pero no lo hice. Seguir ocultando nuestro noviazgo provocará que esté en problemas más intensos. No sería por haber mentido, sino por el tiempo que me tome en decirlo.

Así que, pase lo que pase, lo diré.

Cuando mi papá se percató de las miradas de Columba y mi mamá sobre su hombro. Se giró hacia nosotros.

Tuve que pasar saliva repetidamente para que mi garganta no estuviera seca al momento de hablar.

Nos sonrió a ambos. Luego bajó su mirada a nuestras manos conectadas y su sonrisa fue desvaneciendo hasta que su rostro quedó completamente en blanco. Sin ninguna señal de su estado de ánimo. La misma expresión interrogante que tuvo mamá cuando nos encontró.

Pero no por eso tenía que sentirme tranquila. El carácter de mi papá es mil veces diferente al de mamá.

Frunciendo el ceño,  levantó la vista. Su mirada pasó de mí a Alonso con confusión.

—¿De qué me estoy perdiendo? —preguntó en tono molestó.

Diablos.

Le dio un sorbo a su café y se puso de pie, quedando frente a nosotros. Alonso iba a comenzar a hablar cuando lo interrumpí. Habíamos quedado que yo le diría.

—Estoy saliendo con Alonso —dije lentamente mientras observaba su reacción.

Su ceño se profundizó y volvió a mirar nuestras manos. Juro que su mirada hacia que la palma de mi mano comenzar a sudar. Intenté alejarla pero Alonso la apretó.

Respiró hondo y se volvió hacia mamá.

—¿Ya lo sabías? —cuestionó al ver que no decía nada al respecto.

Asintió y lo miró.

—Apenas ayer por la tarde me enteré —hizo una pausa—. Columba lo sabe desde hace unos días.

El Huésped -Alonso Villalpando-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora