33: Imprevisto

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Sin editar

— ※ —

—¿Qué haces aquí? —pregunté al ver a Alan en el umbral de la puerta con sus manos escondidas en su espalda y mirándome con inociencia.

Había convencido a Alonso que me dejara manejar esto. Él no estuvo muy satisfecho con la idea. Cuando supo que era Alan que interrumpió, inmediatamente quiso ir a partirle la cara sin importarle las condiciones en las que se encontraba.

Le imploré que no causara más problemas. Y a pesar de que dudó una eternidad terminó aceptando sin dejar de maldecir. Sin embargo, me dijo que se quedaría en la sala para escuchar la conversación. Pero la verdad, no estaba de humor como para mantener una charla amigable con él.

Y bueno, así fue como logré enfrentándome a Alan sin que Alonso se interpusiera. Cuando observé los golpes en su cara, confirme mis sospechas. Es obvio que estaba involucrado.

—Necesitamos hablar —dijo mirándome con tristeza.

Detrás de mí, escuché como Alonso gruñía con impotencia.

—No tengo nada de qué hablar contigo —respondí decidida.

Y era la verdad. ¿Qué caso tenía hablar con alguien que te mintió? Sería demasiado estúpida si lo perdonaba.

—Vamos, Julie, dame una segunda oportunidad —suplicó.

–Las personas como tú no merecen segundas ni terceras oportunidades, lo que hiciste no tiene justificación —expresé molesta.

—Sólo déjame explicarte...

—No tienes qué darme explicaciones —interrumpí, descaradamente—. Ya las diste el día que te encontré con Daniela.

Pasó sus dedos sobre su cabello castaño con frustración y soltó un suspiro.

—Fue un estúpido error. Estaba ebrio, no sabía lo que hacía —se justificó.

Las inmensas ganas de estampar la puerta en la cara no me faltaban, pero no quiero recurrir a la violencia... todavía. Así que sólo me contuve manteniéndome una postura firme.

—¿Ebrio? ¿Estabas tan ebrio que lograste llegar a tu casa, bajar del auto, subir al ascensor y entrar a tu departamento para luego desgarrar el vestido de Daniela? Que patético eres —solté las palabras sin titubear.

Juro que trataba de contenerme pero recordar esa escena fue decepcionante. El hecho de que me engañara de esa manera tan cobarde me seguía doliendo. No es como si de un día para otro olvidará lo sucedido.

Pero de lo que estoy segura es que nunca volveré a creer en sus palabras ni mucho menos volver a su lado. El tiempo cura las heridas, y sé que lo superaré.

Ahora, lo que siento por Alonso es aún más fuerte que esto y no permitiré que unas cuantas palabras de arrepentimiento de Alan intenten confundirme. Porque ya no hay nada que pensar, lo quiero a él y punto.

—No lo entiendes, ella se me insinúo —replicó desesperado.

Estaba por responderle cuando Alonso se posicionó a mi lado fulminando con la mirada a Alan.

—No vengas aquí con mierdas como esas. Mejor lárgate y déjala en paz —dijo furioso mientras su brazo rodeó mi cintura atrayéndome hacia él.

Alan lo observó de arriba abajo. Recordé que Alonso estaba vestido únicamente con un pantalón de franela. Lo que hizo que la mandíbula de Alan se tensara al verlo con su pecho desnudo.

El Huésped -Alonso Villalpando-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora