Sin editar
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Veinte minutos después, me cambié y elegí usar unos jeans ajustados, una blusa color perla y unas zapatillas a juego. No tenía mucha imaginación a la hora de peinarme, así que sólo opté por dejarlo suelto. Tomé unas cuantas cosas, entre ellas mi celular, y los puse en mi bolso. Llegué a la sala y encontré a Alonso sentado en el sofá, esperando impaciente. Llevaba unos vaqueros azul claro, una camiseta de los Rollings Stones, vans negros y una gorra roja con la visera hacia atrás.
-Y luego dices que no me estás mirando -dijo, lavantando una ceja. Diablos, se dio cuenta que lo estaba observando más de la cuenta.
-Me gusta tu camiseta -dije con suma indiferencia, ignorando a las hormonas que gritaban sexy, sexy, sexy.
(...)
Durante el camino, le platiqué sobre lo molesta que llegaba a ser la tía Helen. Estuve contando algunas anécdotas embarazosas y sentía calambres en mi estómago, cada vez que escuchaba el sonido profundo de su risa. Él, en cambio, me contó sobre lo mal que lo había pasado en el verano anterior. Tuvo que hacerse cargo de sus hermanastros y que no había sido una tarea fácil. Reí a carcajadas cuando me dijo las travesuras que le hicieron; una de ellas fue llenarle el cabello con pegamento, en donde permaneció horas bajo el agua, intentando retirar los residuos.
-No es gracioso -frunció el ceño, mirándome de reojo.
-Si, lo es -dije, controlando las carcajadas. Se digno a acompañarme en las risas y una oleada de felicidad se creó en nuestro entorno. ¿Por qué nos empeñábanos en llevarnos mal si podíamos disfrutar momentos como éste?
Una vez en el centro comercial, me ayudó a buscar todo lo necesario mientras yo sostenía la lista de comprás y él manejaba el carrito del súper. Varias chicas que pasaban a nuestro lado, le coqueteaban lanzando miradas y risitas irritables. Afortunadamente, él las ignoró y se concentró en elegir todo lo que necesitábamos. Alonso se fue al pasillo en busca de las sopas instantáneas y bocados caseros, mientras yo me dirigía a ala zona de frutas.
Las escogi libremente y a mi gusto; manzanas, plátanos, naranjas, fresas, mangos, etc. Estaba poniendo las bolsas cristalinas de frutas sobre el carrito cuando una chica se acercó y al verla, recordé que era una que le coqueteaba a Alonso.
-Hola, ¿podrías entregarle esto a tú amigo, por favor? -asentí, no muy convencida y tomé la nota.
-Gracias -se fue con una sonrisa, reuniéndose con su grupo de amigas. Sintiendo curiosidad, desdoblé el papel y me encontré con lo típico.
"Hola, este es mi número por si te interesa (462 389 1424) Daniela :)".
Rodeé los ojos, mientras lo doblaba de nuevo. Más necesitada no pudo ser ¿Qué pasa con las chicas de hoy que daban su número, como si fueran unas cualquieras? Suspiré y me mordí la mejilla interna, viendo la nota entre mis dedos ¿Debería dárselo? Era más que obvio que la llamaría ¿Se lo daré o no? No estaba segura de qué hacer.
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El Huésped -Alonso Villalpando-
FanfictionUn intruso llegó a mi vida causando problemas y despertando emociones. #566 en Fanfin Julio/05/17 #585 en Fanfic Julio/09/17 #430 en Fanfic Julio/12/17 #359 en Fanfic Julio/16/17 #136 en Fanfic Agosto/26/17 #298 en Fanfic Agosto/28/17 # 32 en Cd9fan...