31: Dulces heridas

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—¿Quién te hizo esto? —la voz preocupada de Columba se escuchaba por toda la casa. Yo aún estaba paralizada al ver a Alonso tan golpeado y débil. No podía razonar en como terminó de esta manera.

Mis padres se reunieron en la sala con la misma expresión de sorpresa. Alonso decía que no era para tanto pero las muecas de dolor lo delataban.

No sé qué diablos me pasa por la mente. Pero hasta haciendo gestos de dolor no deja de verse sexy. Lo sé, es demasiado cruel de mi parte pensar cosas como esas. No me juzguen por encontrarlo atractivo a pesar de los golpes. 

Regresando a la realidad Columba caminó hasta Alonso para revisarle de cerca pero el muy orgulloso se alejó diciendo que se encontraba bien.

Mis padres insistía en ir al hospital para estar seguros que ninguna costilla estuviera rota. Pero como dije, Alonso es tan terco que no hay manera que alguien lo haga cambiar de parecer, incluso yo que soy su novia.

Quería saber cada detalle de lo ocurrido. Las ganas de gritarle en este momento se convertían en una opción. Tenía tantas cosas que preguntarle. Cosas como ¿Por qué no contestaba mis llamadas? ¿Qué fue lo que le dijo Freddy? ¿Quién lo había golpeado de esa manera y porque? Aunque tenía mis sospechas.

Pero decidí esperar a que se calmaran las cosas. Columba ya estaba muy alterada como para que yo también me pusiera igual que ella.

Otra cosa que me impidió actuar como una novia preocupona fue la presencia de mis padres. Si suelto las pregunta de golpe comenzarán a sospechar sobre nosotros. Y lo menos que necesitamos en este momento es que las cosas se pongan peor de lo que ya están.

Freddy subió las escaleras con Alonso a su lado. Al parecer su amigo tatuado tenía la fuerza y la paciencia suficiente para llevarlo a su habitación.

-Tranquila lo importante es que ya está en casa -las palabras suaves de mi mamá lograban calmar a Columba.

-¿Quién tuvo la cobardía de golpearlo de esa forma tan brutal? -se seguía preguntando Colomba mientras se sentaba en el sofá.

Por otro lado, mi padre estaba a mi lado, no dejaba de ver hacia las escaleras. Estoy más que segura que el aspecto de Freddy no le ha brindó mucha confianza.

¿Y a quién le inspiraria confianza un chico alto, moreno, tatuado, musculoso y con una cara digna de meterse en problemas?

Me sentía como un adorno en medio de la sala. Quería correr hasta la recámara de Alonso para asegurarme que realmente estuviera bien pero con la fuerza de voluntad requerida, pude contenerme.

Minutos después Freddy apareció bajando las escaleras mientras se retiraba el celular de su oreja.

-¿Qué fue lo qué pasó? -le pregunté en voz baja 

-Es mejor que él te lo diga.

Freddy no se veía tan golpeado como Alonso. De hecho no tenía ni un solo rasguño o señas de enfrentamiento con otra persona. Lo que me pone a pensar que él no estaba con Alonso en el momento del ataque.

-Gracias por traerlo -susurré mientras lo acompañaba a la puerta de la casa.

-No hay problema -sonrió entregandome las llaves de la suburban.

-¿En qué te irás a casa? -quise saber.

-Acabo de llamar a uno de mis amigos para que venga por mí -comentó despreocupado.

El Huésped -Alonso Villalpando-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora