Capítulo 6 -Sin editar-

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Eran las ocho y medía de la noche, mis padres todavía no daban señales de regresar. Me calmé cuando recordé que tenía el permiso de salir. Le hubiera agradecido a Alonso sino fuera por su actitud despectiva. Debido a que no era un evento formal, decidí ponerme un vestido azul cielo de tirantes que llegaba de largo un poco arriba de las rodillas. Me ondule el cabello, dejándolo suelto y lo combiné con maquillaje moderado, unas cuantas capas de rímel, un gloss rojizo y listo. Tomé el bolso de mi mano y fui a la sala en donde Alonso estaba esperándome.

Llevaba un pantalón de mezclilla azul fuerte y vans negros, su camisa roja se ajustaba en sus brazos y hombros. Tenía el cabello rubio y lo llevaba despeinado salvajemente. Nuestras miradas se conectaron y me encogí. Se tomó su tiempo para inspeccionarme de arriba a abajo.

-Te ves muy bien, Julie -entendía su asombro; desde que ha estado aquí, sólo me ha visto en pijama, jeans y blusas normales. Para no extender los halagos y evitar decir en respuesta "Tú te ves extremadamente sexy", salimos de la casa.

(...)

Cuando entramos al club, ignore su presencia al instante en que vi a Alan y Yesenia. Él lucía impecablemente masculino. El cabello negro y sus ojos cafés oscuros me hipnotizaban más de lo usual. Yesenia, por otro lado, llevaba un vestido corto en color rojo que se ajustaba a su cuerpo. Ella tenía una personalidad atrevida y extrovertida, admiraba su valentía en usar algo tan provocativo.

-Por dios, ¿Él es la persona que está quedándose en tu casa? -cuestionó Yesenia, señalando a Alonso quien observaba a su alrededor despreocupadamente.

-Si, es un arrogante -respondí, arrugando la nariz.

-Es un arrogante muy sexy -comentó asintiendo hacia él. Sacudi la cabeza y cambié el tema. No quería pasar la noche convenciendo a mi amiga que era un idiota andante.

Conseguimos una mesa, y Alan se sentó a mi lado. Yesenia no perdió el tiempo y se fue con un chico que la invitó a bailar. Alan me comentaba que estaba ansioso en que iniciarán las clases para poder vernos como antes. Lo malo de esto era que odiaba la universidad, ¿y quién no iba a detestarla cuando te encargaban kilos de proyectos, sumado con tediosos exámenes? Al fin de cuentas, todo ese sacrificio era para obtener mi título y no qudar desamparada el resto de mi vida.

Cuando Yesenia volvió, comenzó a hacer preguntás sobre Alonso. Fastidiada, le conté un resumen sobre las últimas dos semanas de su estancia. Y como la típica amiga, decía que era mi oportunidad de tratar algo amoroso con él, pero me negué a pensar en eso. Mi objetivo era totalmente lo contrario.

La noche se fue prolongando. Baile como nunca. Extrañaba la sensación de estar riendo y gritando cuando sonaba alguna canción del momento. Una vez que la música pasó a un ritmo lento, regresamos a nuestras respectivas mesas a descansar. El mismo chico que había bailado con Yesenia, quien se presentó con el nombre de José, se sentó a su lado y comenzaron a conversar.

Miraba a mi alrededor, esperando a que Alan volviera con las bebidas, cuando localice a Alonso en una de las mesas que se encontraban en el rincón del lugar. Un ligero enojo se apoderó de mi al notar que estaba acompañado. Una chica rubia estaba apegada a él, con sus brazos en su cuello.

¿Qué diablos me sucedía? ¿Por qué de repente sentía cómo la sangre comenzaba a hervir? No podía estar celosa de un egocéntrico como él. No tenía que tener envidia por ver como le sonreía y le susurraba a la chica. No y no. Debía ser un estúpido truco de mis hormonas para que me confudiera. Si, debía ser eso.

Por lo menos tenía buen gusto, la chica era bonita, pero la exageración de maquillaje decepcionaba. Y sobre su atuendo, bueno, estaba cerca de la estar desnuda. Su diminuto vestido era aún más corto que el de Yesenia, así que ya se imaginarán. Se veía tan empalagosa. Reía falsamente como una réplica de barbie, mientras jugueteaba con la camisa de Alonso. En ese instante, su mirada se encontró con la mia y nos quedamos viendo por unos momentos, apesar de las personas que cruzaban.

Una sombra apareció frente a mi, interrumpiendo el contacto visual. Visualice a Alan, dejando lad bebidas en nuestra mesa y por un momento, quise hacerlo a un lado.

-¿Quieres bailar conmigo? -dijo él, regalándome una de sus mejores sonrisas. Asentí y tomé su mano, sin protestar. Llegamos a la pista, parejas parejas estaban moviéndose de un lado a otro, siguiendo el ritmo lento y suave de la música.

Mis brazos rodearon su cuello, mientras que Alan colocaba sus manos en los costados de mis caderas y acortó la distancia, atrayendome a él. Seguimos el compás de la canción, imitando los movimientos de lod demás. Miré sobre su hombre y accidentalmente, la vista se fue hacia donde estaba Alonso. Frunci ligeramente el ceño cuando me di cuenta que la rubia estaba sola. Supuse que se había aburrido de ella y ahora estaba con otra.

El pensamiento fue descartado cuando lo encontré en otra mesa, conversando con varios chicos. Reconocí a uno de ellos, era el que aveces venía por Alonso cuando Columba usaba su camioneta. Recordé que ella mencionó su nombre, y ese era Freddy. Sin perder el ritmo de la melodía, noté que Freddy se inclinó hacia él, diciéndole algo que mi percepción no logró comprender pero que fue fácil descifrarlo. Alonso volteó a mi dirección y aquella sonrisa que tenía en su rostro, fue desapareciendo mientras nos miraba.

-¿Ese es Alonso? -aparté la vista miré a Alan.

-Si -me límite a decir, y pude observar la frialdad en sus ojos.

Alterne la vista entré ellos y me percaté que se estaban fulminando con la mirada. Conocía a Alan y en cualquier momento se acercaría a Alonso, preguntándole si tenía algún problema y eso no daría una buena impresión. La canción terminó y tomé esa excusa para llevarlo de vuelta a la mesa, rompiendo las dagas asesinas que se enviaban el uno al otro.

-No sabía que se llamaba Alonso -murmuró así mismo, tomando asiento a mi lado.

-¿Lo conoces? -me miró, dudando y luego sonrió sin mostrar los dientes.

-Lo he visto un par de veces, eso es todo -finalizó, encogiéndose de hombros.

Las preguntas curiosas comenzaron a invadir mi mente ¿En qué lugar lo había visto? ¿Qué sabía de Alonso? ¿Por qué su voz se tornó amargo al hablar de él? ¿Por qué ambos se miraban con tanto odio como si hubiera algo personal entre ellos? No tenía respuestas, pero por alguna razón, quería averiguarlo.

El Huésped -Alonso Villalpando-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora