O2: Primera conversación

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Una noche estuve despierta hasta las dos de la mañana, se sentía un silencio profundo, a excepción de aquél grillo que se lograba escuchar a lo lejos. Me parecía extraño que no pudiera conciliar el sueño, comúnmente, dormía de largo sin ningún problema. Para matar el tiempo me entretuve con el celular. No fue hasta que llegó un mensaje de Alan. Con cierta emoción, me senté en la cama y leí el contenido:

"Julie, ¿Cómo estas? Hace tiempo que no hablamos"

Alan fue mi novio por algunos meses. Lo había conocido el primer día de universidad y me fue imposible no caer en sus encantos. Era carismático y divertido. El problema era que mis padres, en especial papá, no estaba de acuerdo con que tuviera un noviazgo a pesar de que tenia suficiente edad para hacerlo. Pero a papá no le importaba que tuviera dieciocho años, él siempre me sobreprotegia con respecto a las relaciones amorosas. Pensaba que cuando salías con una persona, ibas directo a la cama con otras intenciones. Rompí con Alan por esas y muchas razones que nos impedían continuar como pareja, pero no podía negar que aún seguia sintiendo algunas emociones por él.

Me quedé contemplando el mensaje, no sabía si contestar o simplemente tratar de dormir. Estaba debatiendome conmigo misma, cuando el celular comenzó a vibrar. Era una llamada entrante de él y de ninguna manera iba a rechazarlo. Retiré las sábanas, encendí la lámpara y me levanté, atendiendo la llamada.

—¿Hola? —el tono de mi voz era bajo y discreto.

Julie, ¿Estás en casa? —cuestionó con interés. Su pregunta me confundió un poco, quiero decir, ¿En dónde estaría a las dos de la madrugada? No había hecho planes con Yesenia, mi mejor amiga. Además, tenía que quedarme y atender educadamente a las dos personas que estaban viviendo con nosotros. No me molestaba en estar pendiente de Columba, pero sí me irritaba tener que ser amable con Alonso.

—Sí, ¿Por qué? —dije, finalmente.

Estaba paseando por ahí y se me ocurrió llegar a tu casa, tengo muchas ganas de vertesorprendida por su respuesta, salí de la habitación teniendo cuidado a que la puerta no ocasionará ruido.

Aún manteniendo a Alan en la línea telefónica bajé las escaleras y me dirigí a la sala. Observé a través de la ventana y logré ver su auto al otro lado de la calle. También tenía ganas de verlo. Había pasado varias semanas desde que lo vi por última vez, había sido exactamente después de que comenzaron las vacaciones.

—Si mis padres se dan cuenta de lo que voy a hacer, me castigarán—murmure, poniendo en riesgo la confianza que me tenían. Salir en medio de la noche solamente para ver mi ex-novio no sería una excusa suficiente para salvarme de cualquier castigo, pero aún así, me iba a arriesgar.

Me contestó con palabras que no logré entender, o más bien, porque no estaba poniendo atención. Me volvi y mis labios se entreabrieron con asombro cuando vi al intruso bajar por las escaleras. La poca luz que había en nuestro entorno, me permitió observar que sólo llevaba un par de boxers negros y me fue difícil pasar por desapercibido la calidad y firmeza de los músculos que adornaban sus bíceps, sus pectorales y su abdomen.

Cuando nuestros ojos se encontraron, me di cuenta que me miraba con cierta intriga y curiosidad. Rápidamente, colgué la llamada y solté el aire que estaba conteniendo.

—¿Se te ofrece algo? —pregunté amablemente, ocultando el nerviosismo que sentía.

—¿Qué haces despierta a estas horas?—inquirió con autoridad, como si tuviera todo el derecho de hacerlo. Eso me molestó y perdi la poca paciencia que tenía hacía él.

—Que te importa —lo esquive, dispuesta a volver a mi habitación. Desgraciadamente, no iba a ver a Alan.

—¿Tus padres saben que un auto te está esperando afuera? —me giré hacía él, con la intención de mentir. Podía aparentar indiferencia, pero me percaté que estaba viendo a travéz de la ventana.

—No sé de que me hablas —repliqué, pasando saliva. Esperaba que no continuará con el tema, pero en ese instante, el celular volvió a vibrar. Deseaba que no se diera cuenta de ello, pero la luz de la pantalla me delataba. Sería demasiado estúpido tratar de disimular.

—El chico del auto te esta llamando—dijo, con tono de burla. No tenía que aclararlo. Ignorando su comentario, contesté la llamada y le di la espalda a Alonso para que no escuchara lo que diría.

—Hablamos mañana, ¿De acuerdo? —susurré y esperé su respuesta, pero nunca llegó. En cuestión de segundos, la mano de Alonso apareció en mi visión y me arrebató el celular, haciéndose cargo él mismo mientras yo asimilaba lo que acababa de hacer.

—Si, por ahora no puede atender. Sera mejor que no la molestes —cortó la llamada y pacientemente, me entregó el celular. Sonrió ligeramente, mostrando satisfacción por mi reacción y subió por las escaleras.

—¿Cuál es tu problema? —reclamé manteniendo mi voz baja, mientras lo seguía. Mis palabras fueron ignoradas ya que cuando estuvimos en la segunda planta, cerró la puerta de su habitación. Por poco y me golpeaba el rostro.

¿Qué diablos le sucedía? ¿Quién se creia para tomar deciciones por mi e ignorarme de tal forma? Con el enojó fluyendo por mis venas, regresé a mi cuarto e intenté dormir, porque si me quedaba despierta, haría un alborotó para exigirle a Alonso una explicación, y hacer eso despertaría a mis padres y por lo tanto, sería descubierta.

El Huésped -Alonso Villalpando-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora