34: Niñeros

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Sin editar

— ※ —

Ese mismo día después de que Alonso desayunara, decidimos no hablar sobre Alan. En vez de eso, nos pusimos a jugar videojuegos. Empezamos jugando en su habitación muy tranquilamente.

Estuvimos discutiendo por un momento cuando Alonso hizo trampa en llegar a la meta. Pero eso pasó a segundo plano cuando se disculpó dándome un beso sin importarle que su jugador perdiera.

No fue hasta que Columba llegó a la habitación y nos descubrió en medio del romance. Fue entonces cuando me dijo que alguien me buscaba en la puerta.

Ambos nos levantamos del suelo con rapidez pensando que sería Alan. Pero si hubiera sido, Columba se hubiera encargado de él. Así que esa opción queda destacada.

En la puerta se encontrar mi vecina. No fue muy amable con nosotros al principio. A decir verdad no era amable con nadie. Es ese tipo de vecina amargada que te odia con tan sólo mirarla. Es por eso que me sorprende su presencia.

-Hola, Julie ¿Estás ocupada? -preguntó con una sonrisa forzada.

Si estar con Alonso dándonos besos por cada vez que hace trampa me hace estar ocupada, bueno, lo estoy.

-Un poco ¿Por qué? -dije sin rodeos.

Dudó por unos momentos como si no estuviera del todo feliz pedir un favor. Ella no le gusta pedir ayuda de los demás.

-Es que tengo que asistir a una reunión de último minuto y dado que estamos de vacaciones, no tengo dónde dejar a mis niños -hizo una pausa y continuó-. Me preguntaba si pudieras hacerme el favor de cuidarlos solo hasta las 7.

Y por primera vez, vi su rostro suplicándome que aceptara. No soy buena haciendo de niñera pero no pierdo nada con intentarlo. Además recibiré dinero a cambio. Es una buena oferta.

Cuando acepté se alegró como nunca antes la había visto. Ahora me sentía halagada por haber recurrido a mí en vez de las otras chicas que viven más adelante. Soy la mejor.

Cuando la Sra. Rusell se fue diciendo que en media hora traería a sus encantadores hijos, Alonso apareció con una mirada interrogante.

-¿Quién era? -se acercó hasta la ventana para ver a través de ella.

-¿No estuvistes espiando? -pregunté divertida.

-Lo hubiera hecho pero me quedé arriba escuchando los regaños de Columba.

-¿Por qué te regañó?

-Dijo que tuviera más respeto y que no hiciera cosas inapropiadas en una casa que no es mía -se encogió de hombros.

-¿Fue porque nos encontró besándonos? -dije como afirmación más que una pregunta.

-Por eso y por las veces en la que nos ha visto -señaló la cocina con la cabeza.

Sentí el calor subir por mis mejillas. Olvidé aquel día en el que no se encontró casi devorandonos como si no hubiera mañana.

Asentí avergonzada sentándome en el sofá. Si fuera otra persona no me importaría pero estamos hablando de Columba, la casi mamá de Alonso y es algo incómodo que te haya encontrado varias ocasiones en situaciones no muy favorecedoras.

Alonso se movió y se agachó enfrente de mí colocando sus manos en mi rodilla.

-Pero cuando te lleve a mi departamento, podremos hacer lo que quieras -guiñó el ojo y sonrío.

El Huésped -Alonso Villalpando-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora