El Huésped -Alonso Villalpando-

21: Cita doble, mala idea. Parte O2.

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-Pensé que eras hermana de Alonso -comentó, cruzando las piernas.

La miré y fruncí el ceño, asimilando sus palabras. Quería explicarle dos cosas: Uno, si fuera la hermana de Alonso, ya estaría cometiendo el pecado de sentirme atraída por él y dos, no había manera de que mi hermano fuera tan estúpido.

-Pensaste mal -respondí, mostrando una sonrisa "amigable" .

-¿Eres hija única? -preguntó, curiosa.

-Sí -me límite a contestar.

-Eso debe ser triste -contestó, mirándome con compasión.

¿Triste? Agradecida ser hija única porque no tenía las típicas discusiones que había entre hermanos, además, desde pequeña me consentían, y todos los regalos de navidad eran sólo para mí.

-¿Qué opinas de Alonso? -cambió el tema de repente.

-¿Qué quieres decir? -pregunté, confusa.

-Bueno, él está básicamente aquí todos los días, ¿No han dormido juntos? -su cuestionamiento me confirmó lo desesperada que estaba.

-No -murmuré preguntándome porqué estaba continuando la conversación.

-¿No lo han hecho? Y yo que quería preguntarte cómo lo hacía -abrir los labios, parpadeando incredulamente.

-Uh... -las palabras no salían de mi boca.

-Espero que tengamos relaciones esta noche -comentó, enrollando un mechón de cabello entre sus dedos.

El punto de todo esto era, ¿A mí qué diablos me importaba los planes que ella tenía con Alonso? La bilis fluyó por mi garganta, sintiendo un ardor que me indignaba con tan sólo pensar en la escena de él y Daniela juntos.

Los pensamientos se dividieron al escuchar el ruido de un motor familiar desde el exterior, caminé a la ventana y recorrí levemente la cortina. Alan venía saliendo del Mustang blanco con mucha seguridad, mientras Alonso bajaba de la camioneta.

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Narra Alonso

Mientras me aproximaba a la acera de la casa, me percaté que Alan recién había llegado. Me estacioné detras de su vehículo, conteniendome de rayar su repugnante mustang.

-¿Dónde está la chica con la que ibas a venir? -preguntó, cuando caminaba hacia la puerta de la casa.

-Qué te importa -lo esquivé, golpeando su hombro con el mío y en eso, la puerta se abrió.

-Hola, Alan -dijo, con una dulce sonrisa.

-Te vez hermosa -tartamudeó, mirándola con deseo.

-Ya deja de mirarla -espeté, uniendo los dedos en un puño.

Daniela apareció y su mirada rápidamente se deslizó hacia Alan, quien también la veía con gesto de asombro.

-¿Daniela? -expresó Alan, sorprendido.

-¿Se conocen? -pregunto Julie, alternando la mirada.

-Es una conocida -contestó Alan, mientras Daniela escondía una sonrisa.

Estaba que seguro que era más que una conocida.

-¿Nos vamos? -rompió el silencio.

-¿A dónde vamos a ir? -pregunte,mirando como el brazo de Alan rodeaba la cintura de Julie.

-Teniamos planeando ir a cenar tacos -dijo Julie.

-Si quieres, ustedes pueden irse a otro lugar -propuso los ojos de moco.

-Iremos a donde ustedes vayan -lo dejé sin opciones, mientras Alan apretaba la mandíbula.

-Bien, vámonos -bufó Julie, caminando hacia el auto del idiota y gruñi cuando empecé a conducir con Daniela a mi lado, sintiéndome impotente por permitir que ella se fuera con él.