42. Enfrentando el dolor

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No sabía Cómo describir el dolor que se atravesó en mi cuerpo. Tuve que ignorar todo a mi alrededor para poder procesar sus palabras y el significado de estas. ¿Se iba? ¿Para siempre o sólo temporalmente?

Sorprendida y confundida, di un paso hacia atrás. El aire que respiraba no me era suficiente para que el oxígeno viajar hasta mis pulmones.

—No puedes irte —susurré abrazándome a mí misma intentando desaparecer el vacío que me rodeaba.

Escuche a Alonso suspirar. Lo miré y su rostro estaba lleno de frustración y tristeza. Pasó sus manos sobre su cara y luego se acercó a mí. Me abrazó cubriéndome con sus fuertes brazos. Cuando recargué mi mejilla en su pecho, las lágrimas comenzaron a brotar en mis ojos. Parpadeé y estas cayeron por mi rostro. No podía irse, tardamos tanto en darnos cuenta lo que sentimos el uno por el otro y ahora sucede esto. Es totalmente injusto.

Las manos de Alonso que subía y bajaba por mi espalda lograba tranquilizar mis sollozos, pero sus palabras aún seguían clavadas en mi mente como espinas. Tenía hablar con mi papá, hacerle entender que estoy enamorada de Alonso y que no permitiré que lo aleje de mí lado, no después de todo por lo que hemos pasado. Tuve suficiente con tener que haber lidiado con los problemas que Daniela y Alan causaron para separarnos como para que mi papá se vuelva  en una nueva amenaza.

Cerrando mis ojos, me concentré en el calor que me proporcionaba su cuerpo. La calidez y la dulzura que me regalaba con su tacto. Estar a su lado es lo único que necesitaba.

—No puedo hacer esto —la voz de Alonso despertó mis sentidos.

Retiré mi mejilla de su pecho y lo miré alarmada.

La seguridad de sus palabras punzaron en lo más hondo de mi alma. No podía darse por vencido. ¿Se alejaría tan fácilmente y me dejaría con este dolor sin intentar luchar por lo nuestro?

Él se percató de mi preocupación y rápidamente sujeto mi cara con suavidad, mirándome como si fuera su todo.

—Le dije a tu padre que me iría —hizo una pausa para dejar salir un suspiro—. Pero no puedo, no puedo separarme de ti.

Un inmenso alivio apareció en mi sistema dejándome claro que no me había equivocado. Alonso me quería más o igual que yo a él. Comprobé que no era igual a los demás que he conocido. Estos fuertes sentimientos pueden enfrentarse a cualquier persona que intente interponerse entre nosotros. Sin importar que esa persona sea mi familia.

—Y si tengo que secuestrarte para estar juntos, lo haré añadió —añadió muy seguro de sí mismo.

Sonreí levemente. No me importaría en absoluto que me raptara y nos fuéramos lejos, siempre y cuando estemos juntos. Lo abracé con fuerza demostrándole que nada ni nadie nos podrá separar. Sentí cuando colocaba su barbilla en mi cabeza mientras me apretaba a su cuerpo.

El Huésped -Alonso Villalpando-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora