Alguien está frente a mi.

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Los días aquí no van muy mal a como creí que serían cuando la noticia de que era necesario mudarme, me dieron. Los deberes de la escuela son muy complejos y difíciles de entender muchas de la veces, pero con la ayuda de Danielle, quien es una maldito cerebro en todas las materias me hes más sencillo entender los temas, al menos temas que tengan que ver con las ciencias naturales o exactas, las sociales son lo mío y en eso no es tan necesaria su ayuda. Sé que suena a que soy una chica con intereses sobre Danielle, pero la verdad es que su ayuda conmigo es lo menos que puede hacer, la maldita bruja roja se la vive hablándome en cada clase que resulta difícil poner atención cuando la tengo hablando exactamente en mi odio sobre lo que estará de moda este mes o lo que no. Sobre todo cuando tengo dificultad para concentrarme.

Aún sigo extrañando mi escuela, mi amigo y algunos compañeros, a mi familia, mi vecindario y algunos vecinos. Extraño en general mi antigua vida, todo y eso no lo podía negar. Pero conforme las semanas transcurrían por acá, cada vez, cada día me resulta más fácil olvidar y extrañar. 

Mi teléfono sonó haciendo que mi cabeza se girara hacia un costado de la cama para ver quién era el que llamaba. Me llevé una  grata sorpresa al saber quién era con tan sólo mirar la fotografía que nos había tomado Donal cuando fuimos a la playa para celebrar su doceavo aniversario. 

- Madre.- Articule la palabra lo más seria posible que pudiese. Se supone que finjo estar enojada con la doña, así que eso es precisamente lo que tiene que entender. 

- Oh, amor, lo lamento tanto. De verdad lo siento....- Sonreí con malicia, sonreí como psicótica porque la tengo en la palma de mi mano.- No, Jordan...- Su advertencia hizo desaparecer esa sonrisa malévola. Me reprimió sin verme, sin necesidad de estar aquí y ver mi plan a futuro.- Quita esa sonrisa porque te estoy pidiendo disculpas.

- Oh, no Loren. No me voltees la tortilla así como le haces a Donal por ser hombre, yo no lo soy y eso no sirve conmigo.

- Soy tu madre, Jordan, y a mí me respetas y me dejas ganar siempre.- Afirmó con un pequeño tono burlón. Chisté con mi boca para dirigirme a la ventana de mi cuarto y abrir la cortina que cubría toda.- ¿Cómo están mi amor? 

Su calidez me hacia falta ahora, el abrazarla y besar su cachetes, acariciar su cabello y desquiciarla, porque eso era algo que le purgaba, era algo que necesitaba. Oler su perfume tan freso, de rosas, de lavanda o cualquier perfume que alguien le regalara, ella lo disfrutaba como si fuera el más cara del mundo. 

- Bien, mamá. Estamos bien.

- No te creo... Tu voz me dice lo contrario.

- Si bueno, la tarea es mucha, las materias son muy complicadas y los profesores son algo... bastante fastidiosos.

- Me supongo y más sin tener a Jerry contigo.

- No me recuerdes a ese infeliz que se ha olvidado de mi. 

- No lo culpes, cariño... Pero entiende que su amiga se fue sin despedirse...- Ésa es Loren Brown, la mujer justa que veía cada lado de la moneda para poder dar su punto de vista, siempre.- Debe de sentirse herido.

- Sí, también me odio. No fui buena en despedirme de mi mejor amigo, eso no me hace buena persona. - No con él,  con Jerry quien siempre a estado para mí, en las situaciones complicadas, extra complicadas, difíciles, mega difíciles, extrañas, buenas, mejores, maravillosas y etc. Desde que llegamos a Sulánt hace 14 años, Jerry y yo nos conocimos, bueno, nuestras madres en preescolar. Como ellas se volvieron buenas amigas, pues él, Lance y yo  comenzamos a vivir como hermanos, más teniendo a Jerry viviendo a unas cuantas calles de mi casa, o lo que antes era mi casa. 

Ocultos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora