El destino no es nada. Somos nosotros.

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- ¿Qué? Pero, pero ¿por qué?

- Hoy será así, niña. No es por mi el querer dejar solo mi lugar.

- Pero yo no puedo quedarme. No hasta tarde, de verdad no puedo.

Realmente no podía, y no por no querer porque eso sí lo podría hacer para leer los libros exclusivos donde sólo tienen acceso los profesores con licencia, sin embargo no creo que sea una buena idea porque Lance no sabe de ello, ni siquiera yo supe y la vieja no me ha dado tiempo de siquiera procesarlo para pensar en solucionarlo.

- Sí y necesito que me ayudes. 

- ¿A qué?

- Bueno ya que están los dos, necesito que me ayuden a pasar esas cajas a la bodega y los coloquen conforme los otros...

- ¿Por qué tenemos que quedarnos hasta más tarde? - Eso respondió a Jannice. El chico rudo con aires de guapo, pasó pegándome con su hombro al mío causando un tambaleo de mi parte así como un diminuto susto. Éste hombre no puede llevar la fiesta en paz. de verdad.

- Oh, Dorian...- O sea que ese si es Dorian y yo niña, ja.- Lo que pasa es que el director ha pedido reportes a las áreas de estudio y tenemos que ir...- Ah, o sea que a ese sí le dice el por qué y a mi nada.- Ya sabes, lo de siempre, los ingresos los egreso y esas cosas.

- Sí, ya escucho.- Su sonrisa forzada aún así fue bella. Al parecer a él no es al único que ésto le causa una mala digestión. 

- Dejen allí sus cosas y ayúdenme con esto.- Dijo la vieja mandóna señalando el lugar fuera de su intento de recepción. Aventé mi mochila de mala gana lejos de la del bad boy fracasado, para ir tras los otros dos que ya estaban encaminados hacia un cuarto del que no tenía conocimiento de su existencia. 

- Esa, Dorian querido.- ¿querido?, ¿en qué año vive la vieja? Iba a reírme, no de lo que dijo Jannice sino de la cara de fastidio que Dorian puso ante, o el apodo o su sonrisa con guiño pícaro de ella para él.- Tú, toma aquella.- Señaló una caja más pequeña a comparación de la que iba a cargar Dorian. Con esfuerzo levanté lo que me indicó, porque para ser honesta está pesada, la caja que contiene libros y eso es lógico libros, caja, juntos igual a una masa muy pesada. Lo que no es lógico, es lo que Dorian hace; tomarla como si la maldita pesara un kilogramo. Si la mía que es entre comillas una pluma a comparación suyo, cómo es que hace que parezca tan fácil, no lo entiendo. La única respuesta que le doy a ello es que hace pesas el muchacho. 

- ¿A la bodega, cierto?

- Sí, querido, ahí... Limpienlos y ordenenlos... Yo tengo que irme.

Y si, se fue.

 La mujer de canas se abrió paso entre nosotros para abrir la puerta nuevamente y dejar salir a Dorian mientras que a mi también, no con la sonrisa de oreja a oreja, pero sí me dejó salir.- Recuerden que la biblioteca hoy se cierra temprano gracias a la junta de consejo. Las llaves están mi escritorio, a un lado del florero amarillo. Conforme caminaba hacia la puerta y arreglaba su peinado, decía eso y la verdad es que yo quería que se callara para que el imbécil de enfrente mío avanzara con rapidez, sin embargo, tal parece que lo hace adrede sólo para hacerme sudar la gota gorda por la caja tan pesada que cargo conmigo. 

  - Esto pesa mucho, pedazo de imbécil, ¿puedes avanzar?

- ¿Eso es todo, Jannice? - Con una sonrisa ladeada, sólo para que pudiera verlo estoy segura, se paró en paso corto. Iba, estuve a punto de chocar, pero fui veloz y no lo roce siquiera. 

- Eso es todo cariño.- Sonrió hacia él por última vez cuando se fue por la puerta trasera sin dejar de tocarse el peinado y acomodar sus ropas, lo que me hizo suponer que no sólo irá de visita con el director por motivos de trabajo. Creo que ni siquiera hay un motivo. 

Ocultos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora