Dentro de un inmenso laberinto

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¿Quieres tu regalo?... Ven por él

Esas siete palabras las leía y leía sin dejar de pensar en cómo, para qué o con qué propósito me llagaba el mensaje de un número desconocido hace no más de una hora. En un principio lo tomé como algo sin relevancia, pensando que quizá alguien se ha equivocado o que está jugando. Pero después de que a mi mente le llegó la grandiosa idea de revelar lo que la caja de Máx tenía, me di cuenta que sí era para mí el mensaje y que nadie se había equivocado y que sí, alguien está jugando conmigo.

Fue escalofriante pesar en que algo malo puede haber detrás de estos mensajes tan acosantes, pero recordando la última vez que vi la caja, supe que ese detrás no era más que un niño idiota que pretende jugar sucio.

¿Qué edad tiene? ¿Diez?...
Es idiota. Tanto él como su comportamiento, como su maldito humor cíclico y como todo en su persona para resumir.

No quiero creer que sí es él. Pero nada de lo que pienso me lleva a la acusación de alguien más que haya tomado esa caja.

¿Qué es lo que quieres, Dorian?

Envíe las palabras hechas pregunta para esperar un mensaje que quizá nunca llegaría. La verdad para ser conmigo misma honesta no sé qué finalidad está haciendo esto. No entiendo su actitud y no entiendo la mía. Pero se habla de algo que a mi me dieron, que sí me interesa y por tanto me corresponde. 

Hacer esto no es solo por saber qué hay dentro de la caja. No es por ambición, sino por preocupación y un sentimiento de culpa por no luchar un poco por un regalo que Máx me obsequió. Si él llega a preguntarme un día si el regalo me gustó, ¿que le diré?...

¿Sabes, Max? lo que pasa es que no se qué es lo que me regalaste porque fui muy torpe de dejarlo en un lugar que nunca recordé, hasta tres horas después de haber estado en casa.

No, eso no suena bien. No quiero que crea que soy una malagradecida ni nada de ello

Vaya, te creí más idiota, Pecas.

Leí el nuevo texto guardándome las ganas de aventarlo con tal de no saber más.

Pero, necesito saber una cosa antes...
¿Vendrás o no?

Levanté mi cabeza, lejos de la luz de la pantalla del celular. Pensé en aceptar o esperar hasta el día de mañana y romperle la cara por quererse pasar de listo y así muchas posibilidades de hacer con su persona por entrometida y abusiva, pero no pasaban de ser cosas insignificantes para una persona que comienza a jugar de la peor manera.

Iré.

Lo envíe.

Me arrepentiré de eso estoy segura. Pero sí necesito la caja conmigo.

Bien. 

Mañana después del almuerzo en el estacionamiento.

PD: No habrá castigo, ;).

¿No habrá castigo?... ¿Se refiere a que no entraremos otra vez?

Maldita sea. Al parecer mis días de tortura sólo se alargan más por culpa de una sola persona totalmente idiota.

Me eché hacia tras, dejando caer mi peso en la cama delisiosa de mi cuarto, mientras veía el techo para intentar formar figuras con la mente, como en las películas que lo hacen ver tan fácil. No lo lo logré.  Lo que sí conseguí fue hacerme dos preguntas más que intrigantes...

¿Cómo consiguió mi numero?

Y esa no era toda, dado que hay una más relevante...

¿Qué voy a decirle a Lance?...

Ocultos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora