Un propósito en mente.

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- ¿Me puedes explicar por qué mierda me dejaste esperándote? ¿Me puedes explicar por qué mierda llegaste sola? ¿Por qué mierda no me esperaste?, ¿Por qué mierda estás en casa? y  ¿por qué mierda siegues riéndote? - Paró el intento de risa que he retenido para que Lance pensara que estoy tomando las cosas con seriedad, pero eso no fue todo lo que me hizo hacer eso, sino la penúltima pregunta; ¿cómo qué por qué estoy en casa?

- ¿Cómo que por qué estoy en casa?

- ¿Sabes qué tan lejos está el instituto, Jordan? - Levantó su ceja para después tomar su cara con sus manos para jalar la misma con frustración. Sí sé que tan lejos está, digo, no es para tanto. Pero a pie te tardarías como un dos horas  para llegar.- ¿Si te has dado cuenta que vivimos en medio del bosque cierto?, ¿que es muy peligroso ¡QUE UNA NIÑA ANDE POR ALLÁ FUERA SOLA?!

Piénsalo bien Jordan... 

Técnicamente tú tampoco sabes cómo es que una chica como tú; tonta; bruta para correr o para aprenderte alguna dirección; una chica despistada que no sabe ni desbloquear su celular cuando ha olvidado su patrón; una idiota y fea muje...

Bien, basta, ya entendí. Paré mis pensamientos sinceros que suelen salir cuando verdaderamente me pongo a cuestionarme acerca de hechos que me traen problemas, son honestos, algunas veces exagerados, pero honestos

Pero retomando el tema principal, no tengo idea de cómo llegué a casa y la verdad que sólo me quedo callada para pensar en qué inventarle a Lance para que se quede tranquilo, al menos por unos días.

Lo que recuerdo, o lo que mi cerebro logra recordar y asimilar, es haber estado en el cuarto de recuperación de los libros en mal estado junto con  Dorian y si no mal recuerdo, los caramelo llegaron con él y le dijeron o hicieron algunas cosas, sinceramente eso me provoca jaqueca y escasas ganas de volverlo a retomar. 

Es horrible no poder recordar qué hice hoy en la mañana, ¿por qué si fue hoy en la mañana, no?... ¡Diablos! Es tonto no recordar cómo es que llegue a mi casa. O cómo me metí en mis cobijas y me quedé dormida para que luego el idiota de Lance llegara gritando a mi habitación buscándome por todos lados como demente hasta que logró despertarme y con voz ronca y adormilada le pregunté que qué demonios le sucedía. Él se echó a correr hacia mi y me abrazo para darme beso tras beso en la cabeza para que luego el maldito bipolar se levantara y me preguntara todo lo que me preguntó.

- Danielle me trajo.

- ¿Qué? 

- Sí, ella me esperó porque tenía que contarme algo sobre... Un chico. 

- ¿Qué chico?

¡¿QUÉ?!. 

¡¿CÓMO QUE QUÉ CHICO?¡, ¡¿QUÉ NO SE SUPONE QUE ESTAMOS HABLANDO DE MI?!... No, no, bueno, es mejor así. 

- Ay, Lance, son cosas que no te importan.- Me levanté de la cama y caminé hacia fuera del cuarto. 

- Pero, ¿no sabes qué chico?

Giré los ojos, pero seguí caminado hacia la cocina ahora. Tengo mucha hambre y el que me griten provoca más. Entré y él hizo lo mismo. Tomé una rebanada de pizza que estaba en la encima de la barra, ya estaba fría pero eso es lo de menos cuando te mueres por probar algo tan delicioso como lo es esto.

- No te voy a decir y además ¿eso a ti que te importa?

Lance, cerró su boca por donde pensaba hablar y se giró para luego volver a mi, con esa mirada reprobante. Mientras hace un par de segundos estaba con un interés bueno por las cosas que él pudiera sacar de mis conversaciones con Danielle respecto a un chico, un chico inexistente que es sólo un invención mediata por las circunstancias en las que me encuentro, él ahora parecer olvidar por qué estuvo así y por qué me siguió olvidando su propósito principal.  

Ocultos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora