El dolor emocional, sentimental y mental no era lo único que me está matando. El cuerpo no ha dejado de doler, la cabeza está explotando y no deja de dar punzada y punzada cada que respiro. Me taladra el cerebro, incluso por el más mínimo movimiento que haga, ésta no tarda en responderme con dolor. Mis ojos, esos ya ni son ojos normales, están tan inflamados por el llanto, por el dolor interior que siento en las cuencas, que de ojos sólo tienen el nombre. Ni siquiera la luz me gusta ahora. Ni siquiera yo me gusto.
Mis brazos llevan más de cuatro días vendados, y a tales horas son necesitados por fomentos de agua verde que mi madre dice que ayudará a mejorar el ardor porque las cicatrices están volviendo a abrirse, y duele hasta la puta madre. No sólo esa cicatriz estaban abierta, y no sólo ese era el dolor más fuerte. Loren ha ido y venido junto con Donal a Copa con India por esos mismo tes, esas ramas que tienen que hervir para que funcionen mejor. He comido de la mejor manera porque la sopa, o algunos otros alimentos que mandan desde allí, ya sea la madre de Jack, Andrew o las personas que no conozco preparan para mí. Extrañamente lo han hecho y aunque en un principio eso me era incomodo, con el tiempo he sido sólo agradecida mandando palabras de agradecimiento, unos que mi familia tiene que interpretar con mi sonrisa porque hablar no quiero, no sé ni qué quiero ahora. Hablar me resulta cansado, me cansa el cuerpo el más mínimo esfuerzo, es por ello que he dormido y la mayoría del tiempo, por eso y por los sedantes que Donal, Lance o mamá me dan cuando escuchan mis gritos de dolor. Y es triste. Verlos alterados por mi, por algo que no iba más allá de dolores y si bien fueron fuertes, no pasaban de cierto grado para ya hasta estar sedada prácticamente. Preocupar a mis padres y a mi hermano hacen que me odie por no poder sufrir en silencio sin que tengan ellos que intervenir en verme así.
Toda mi habitación está en plena oscuridad. Toda yo me encuentro ahí y me es tan agradable ahora tener la soledad tan presente, que no quiero salir de aquí nunca. No me canso de estar en cama, sin hacer nada, sin ver a la nada. Me es fácil estar escondida que enfrentar un mar de problemas... Y eso a veces me mataba porque va contra mi personalidad. Yo no suelo esconderme de nada, al menos de los problemas, pero realmente este problema me consume, me acaba y me destruye con el simple recuerdo. No puedo, él estaba consumiéndome y aunque yo lo sé, no pretendo salir de aquí... No, sí quiero. Deseo salir ya de todo ésto, incluso irme lejos sin mi madre y Donal porque estar aquí, en éste pueblo de porquería es algo que ya no deseo más. Anhelo irme sola. Perderme de todos y hasta de mi.
Y aunque muchos se han opuesto a la idea que he mencionado desde hace ya vario tiempo, nadie puede quitarme de la cabeza ese plan que ya marcha porque es cuestión diminuta de tiempo que me queda aquí.
Mis chicos han hablado conmigo y han intentado hacerme ver las cosas, dicen que por más que rehuya de mi problema con nombre y apellido, no podré huir de mi mente porque ella siempre será mi peor enemiga haciéndome recordar cada segundo a un hombre que valió mucho para mi y que ahora no vale nada. Y eso era lo irónico, el que no puedo huir de un recuerdo, de mis memorias, de mi pasado, de él.
Jack y Andrew han sido los más insistentes. Me han hecho promesas de todo tipo para que cambie de idea, para que no quiera irme porque según ellos eso los mataría. O a Andrew porque me ha amenazado de muerte. Jack por otro lado ha sido una persona increíble que viene casi todos los días para acompañarme cuando nadie lo hace, porque es lo que he pedido indirectamente, pero su compañía realmente me hacía sentir cómoda, tranquila y segura. Él ha hecho muchas cosas por mi y jamás, jamás sabré cómo pagarlo.
Lance es otra cosa, ese hombre que debería odiarme, porque yo lo hago, se ha encargado de hacerme sentir protegida, no a tal grado como cuando éramos más pequeños, no como me gustaría que le naciera, que lo hiciera por no verme tan mal. Sin embargo, ambos sabemos que lo hace porque mi madre se lo pide, porque ella le insiste en que tiene que velarme aunque sea un mínimo momento.
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Ocultos.
Vampire- Nada de esto es real.- Murmuré muy segura de mi aunque frente a mis ojos tuviera la real y cruda veracidad. Mis manos temblaban, mi ojos comenzaban a nublarse, mi boca a secar, mi corazón a golpear con rudeza mi pecho y mis oídos a taparse para q...