Un encuentro.

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 - ¿Lance? - Soy exagerada, muy dramática lo confieso. Pero él no me ha dirigido la palabra desde el viernes que discutimos, bueno, que a él le dio la loquera de querer que  yo dejara el castigo con el que tampoco estaba de acuerdo, pero el que tenía que cumplir. Es absurdo su comportamiento, siempre lo he dicho y no hace algo para que ese pensamiento cambie y eso es el maldito problema. He puesto de mi parte, le he dado su espacio, he hecho las cosas lo mejor que puedo cuando está cerca, pero nada sirve.- Lance, ¿es en serio? 

Puede que lo "exagerado" sea de herencia. Eso justificaría el maldito mal carácter de él, porque que yo soy un pan de Dios.- Lance, ya me estas casando. Es un simple castigo, lo más probable es que ni nos veamos.

- ¿Cómo en qué te afecta mi comportamiento? 

- ¡En que eres mi hermano, Lance! Que el que me trates como desconocida por algo estúpido me duele.

Paré. Rápido y firme dejé de hablar porque el nudo proveniente del fondo de mi garganta anunciaba en lastimarme. Es muy estúpido pensar en que uno puede verse débil frente a otro, lo juro. Sin esfuerzo mi cabeza giró hacia la ventana para mirar por ella y dejar que mis sentimientos, rotos ahora, se visibilizaran. El cielo como siempre, estaba de color gris, del color que comenzaba a ser mi favorito puesto que era lo único que veía por las mañanas y tardes. 

Apreté mi lengua para que ese sentimiento molesto se alejara de mi, de hacerme saber que uno de los dos en algún momento tenía que rendir ante el otro por las palabras que se han dicho, por las acciones que se han hecho e incluso por las ideas que hemos pensado. Nunca he tenido el problema de pedir perdón cuando sé que la he cagado, sé cuando la he cagado y con base en ello es como ofrezco o no disculpas. En este caso no tengo por qué, pero una cosa llamada remordimiento me hace pensar que no importa quién la ha cagado, el punto es darlas de mi parte en este caso. 

- Perdóname.- Los árboles que se veían a través de la ventana del carro se acercaron, nos acercamos a ellos porque el camino cada vez se hace más estrecho. Lance había frenado y se había estacionado en la orilla que permitía no estar nada separada de los hermosos árboles con un tronco lleno de hongo y musgo que lo hacían ver frío, ver distante a nosotros. Pasó tiempo para que Lance me hablara, pero algo que no logró es que mi vista se posara en él.- Jordan, de verdad lo siento... Nunca he sido bueno ofreciendo disculpas, creo que ninguna persona lo es, pero intento hacer ser lo mejor de mi al menos contigo, siempre eres la excepción. Y tu al contrario de mi eres un ser que ofrece disculpas cuando sabe que ha hecho algo malo. Y ese un cualidad impresionante. Piensas muy probablemente que estoy loco por actuar sin razón, por actuar como lo hice o  como lo hago y.., como lo seguiré haciendo, estoy seguro...- Corrigió.- Pero te pido ahora que me entiendas. Suena muy complicado entender a alguien del que ya no sabes nada, técnicamente. Pero por favor, Jor, perdóname.- Bajé mi cabeza hacia su mano que tomó la mía cubriendo gran parte de esta. Éramos tan diferentes, tanto físicamente como emocional, como sentimental y todo lo que conlleve a un uso individual, que incluso me he planteado si es él adoptado. Mi querido hermano es tan guapo, tan neutro y yo tan extraña y desquiciada, que bueno, en resumen somos muy distintos.- Prometo comportarme como lo que somos.- Lo miré. Consiguió que mi curiosidad por saber qué es lo que somos o en qué podemos ser, me conformo con ser una rumie.

- ¿Qué somos?

- Hermanos. Familia...- Dudó en decirme lo que venía. Su comportamiento tan nervioso, tan no perteneciente a él, me lo hicieron saber.- Amigos, si es que quieres empezar de nuevo.- Su mano abandonó mi mano para estirarla sobre la palanca del auto y extendermela para hacer un tipo de trato con sus palabras dichas.- Si tú me quieres como amigo, otra vez, claro.

Ocultos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora