La nieve caía en pequeñas gotas de agua finamente menos densas... Era tan despacio su caída, con toda la calma del mundo que podían intuir dónde caerían, sin embargo, a ninguna le he atinado en su sitio final. El viento suele llevarlas a otro lugar haciendo que pierda la apuesta que hago conmigo mentalmente.
A pesar de que cada vez que la llevo a mi boca la bebida verde oscuro de temperatura muy alta quema mi boca, creo que ya me he acostumbrado a sentir la sensación. También me he familiarizado con el sabor, porque cabe decir que no es muy bueno, pero ahora ya no me provoca ganas de vomitar tan seguido.
Mis audífonos se caían cada que me movía y eso es un fastidio, sobre todo porque la canción que escucho, una raramente romántica y despechada me va muy bien pero llega a ser cansado acomodar mis audífonos cada vez que éstos resbalan de mi cabeza. La letra dice tantas cosas que de verdad pasé, que duele oírla, no obstante, es algo normal cuando vas con el corazón roto y eso es gracias a una persona mentirosa que sólo causó daño, alguien a quien creíste sincero y te hizo sinceramente perder tiempo... No, no es verdad. No perdí mi tiempo estando a su lado, por el contrario, fueron momentos que valoro mucho a pesar del final no esperado, o no tanto. Entiendo que fue corto, suficiente para poder decir un te amo, pero ahí entra otra parte de la historia que siempre estuvo presente. Yo no pude lograr correr el riesgo totalmente en entregarme con todo el amor, no en palabras, quizá en hechos, hechos que ya no tiene valor ahora.
El frío, la nieve, el invierno, yo. Juntos, separados, tristes, amargados, enojados, confundidos, llenos de preguntas y de explicaciones coherentes.
Ya no alcanzaba la luz para alumbrar mi camino en el cual fui terriblemente abandonada. Pero se supone que es algo natural que cada ser humano debe vivir, experimentar, ¿no? Supongo que es algo que caracteriza a las personas: enamorarse, escuchar primero la felicidad de tu enamorado o enamorada antes que la tuya, ¿no? Creo que es algo de lo que tenía que vivir para aprender que el amor no es ni todo felicidad ni todo dolor. Cincuenta a cincuenta está la división e incluso se divide más y más. Hay que correr riesgos para sufrir, para llorar y para amar...
- ¡Jordan, ponte unos zapatos por el amor de Dios! ¡Por eso luego te enfermas, niña!
Quité mi audífono por la cara que mi madre tiene aquí, frente a mi. Siempre le ha molestado que ande descalza, pero es algo inevitable que a mi me gusta hacer.
- Estoy bien así, ma, gracias.
- Te estoy dando una orden, jovencita. Ahora hazlo.
- ¡Ash!
Me paré del sofá tirando mi móvil en el mismo cual rebotó y estuvo a punto de caerse, pero no fue así. Mi corazón volvió a palpitar con tranquilidad al ver esa cosa estar bien. De lado derecho abajo del sillón, saqué mis botas, o pantuflas, o lo que sea que son porque ni yo entiendo qué forma tiene.
- Mamá, ya tengo hambre.
- Ya está la comida, sube a avisar que bajen.
- ¡Ya está la comida, pueden bajar!
- Te dije que subieras, Jordan.
- Ya escucharon, para qué subir.
Sonreí a la mujer con grandes ojeras. La sonrisa rápidamente se borró porque esas cosas debajo de sus ojos que la hacen ver cansada, son por mi culpa. No la he dejado dormir, aunque estas últimas noches creo que he mejorado con mis dormidos. Las pesadillas no han estado, la última fue aquella que me dejó ese moretón que fue un chupetón por Jack. Torcí la boca por mi estupidez de siempre sacar a relucir a un tipo que no quiero tener en mi pensamientos.
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Ocultos.
Vampire- Nada de esto es real.- Murmuré muy segura de mi aunque frente a mis ojos tuviera la real y cruda veracidad. Mis manos temblaban, mi ojos comenzaban a nublarse, mi boca a secar, mi corazón a golpear con rudeza mi pecho y mis oídos a taparse para q...