- Se supone que tienes que regañarla, Lance.
- Es... es que... Eres una...
- ¿Desastre? ¿Mensa? ¿Manos de fuego?
- Tu y tu maldita bocota, Andrew.
El amiguito de mi hermano sonrió estando detrás de mi hermano quien sostenía aún su barriga. Eso ya era preocupante, él no suele dejar pasar mis malos comportamientos por alto. De niños y ahora de jóvenes jamás lo hace, no entiendo cómo es que ahora no está matándome o advirtiéndome con que mamá se enterara de esto.
- Una niña con un gran talento de crear desastres y con ello de provocar los accidentes más tontos a los que estén a su alrededor...
- Mira tarado, técnicamente eso ni sería talento, y si lo es, pues entonces soy una niña que sufrirá consecuencias extremas por algo tan estúpido. Por algo idiota de lo que no tuve la culpa.
No del todo. E insisto en que ese maldito coordinador gordinflón, calvo y gruñón, exageró las cosas. Bueno, el profesor Fisherman también exageró todo al contar lo que sucedió dentro de aula. Según él, el idiota de mi compañero y yo estebamos jugando, que durante la clase nuestra atención, he de suponer que en esa parte se refirió a mi, no era la mejor de todas (y creo eso porque me miró sólo a mi cuando estuvimos en al oficina de coordinación).
Pero regresando a lo que importa, con lo del juego y el no poner atención a alguien que no se la merece, ya teníamos días de suspensión, algo que no me molestaba, no, no, en lo absoluta no me molestaba. Pero llegando con olor a químicos impregnados por todo las ropas, con la sustancia manchandono no sólo la bata sino la ropa, la cara y parte del pelo, en éste caso mi cabello lleno de esa sustancia mal preparada, es una cosa que no requirió de una suspensión,
Dijo el desgraciado coordinador que no venir no sería castigo porque según él había sido un adolescente también hace mucho tiempo. Con el simple gesto del maestro que exigía un castigo mayor, bastó, pues George con esa mirada de desesperación, supo que no era suficiente ni siquiera llamar a nuestros padres. Además nos insultó, bueno, dijo que no podía tomarse la libertad de llamar a su padre porque siempre está trabajando fuera de la ciudad y los días desocupados que puede atenderlo son los domingos y ese día George no trabaja. Y por mi parte mucho menos, supuestamente porque mi madre no tomaría el primer avión para venir hasta acá sólo para tratar un asunto sin mucha importancia. Así que prácticamente somos dos personas al borde de un problema que andan huérfanos por la vida.
En un inicio el coordinador George pretendió hacerlo, pero el director Mendez faltó por causas de salud y supuestamente eso fue la circunstancia que nos salvó para no hacer ningún llamado a nuestros tutores. Lo agradecí, pero no por mucho tiempo porque lo que se venía después de esto, era una una segunda bomba que explotó enseguida de haber caído en mi mente.
No sé qué tan mala he sido en la vida, pero juro que no lo suficiente para merecer el castigo más cruel de la vida...
¡Tener que limpiar la biblioteca por las tardes!
Pero eso no es lo peor, sino que encima, como si no fuera suficiente, tenía que hacerlo con el idiota del hermano de Danielle.
¡Eso sí es un puto castigo del demonio!
- Tú tienes la culpa por no hacer lo que se te indica... Como siempre haciendo lo que quieres.
- No fue mi culpa, ese idiota lo hizo todo mal.- Ambos dejaron de sonreír y de reír. Se miraron entre ellos para fijar su vista con una profundidad bárbara.
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Ocultos.
Vampire- Nada de esto es real.- Murmuré muy segura de mi aunque frente a mis ojos tuviera la real y cruda veracidad. Mis manos temblaban, mi ojos comenzaban a nublarse, mi boca a secar, mi corazón a golpear con rudeza mi pecho y mis oídos a taparse para q...