- Bueno, señores, eso sería todo por mi parte. Espero que todo lo que vimos durante el periodo semestral les sirva y lo ejerzan correctamente. Fue un gusto haberlos conocido y les deseo felices vacaciones.
Los aplausos y los agradecimientos de vuelta hacia el profesor Antonio fueron hechos por los estudiantes que se despedían también de él con gran entusiasmo. Él sí vale los aplausos, fue un excelente maestro, de eso no tengo duda.
- Una menos.- Susurró Dan en mi oído con alegría y melancolía por el discurso corto del maestro para con nosotros quienes le aplaudimos con alegría, pero el cual a la vez escondía felicidad por ya no deber una materia, por comenzar a tener libre unas pocas horas de dedicación a su clase y a sus tareas o ninguna de las dos.
Falta poco para las demás, pero si le restamos a la siete materias con las que iniciamos, cuatro que ya nos han dado pase de salida es un descanso y respiro.
- ¡A la mierda el semestre! - Troy gritó cuando el profesor se fue y aventó las hojas que seguramente ocupará para el siguiente semestre, pero poco de eso se acordó cuando eufórico por haber cubierto la materia que creía perdida, los aventó. Sus amigos lo rodearon emocionados y palmeando su cuerpo.
- Ya vámonos.- Me levanté tomando mi mochila y colocándola en los hombros. Danielle como siempre, con lo rápida que es, estaba ya parada en la puerta mirando sus hermosas uñas largas, finamente limadas, pintadas de la punta de color blanco y con una estrella al final.
- Tenemos que ir hoy al centro comercial.
- ¿Por qué? - Con torpeza, pasé a los alumnos que estaban parados cerca de la puerta de mi aula, los mismo que esperaban al imbécil de su amigo y dueño de los chistes baratos que hacen hacia quien se los permite, Troy.- ¡Daniel, carajo! - Tomé con cuidado mi cabeza porque el chocar con su cuerpo me hizo rebotar hacia atrás.
- No es verdad lo que acabas de decir
- Es verdad.
- ¡No lo puedo creer!
Entre empujones y entre quejas por mi imprudencia de empujar, iba andando en dirección de la ágil mujer pelirroja que pasa sin molestias por el pasillo.
- ¡Danielle!- Más que gritarle como suplica, lo hice como mujer loca enojada y furiosa.- ¡Vamos, no seas una niña! - Ya estando un poco más libre de tantas personas energéticas, logré caminar más cerca suyo. Alcancé a tomar la puerta de la cafetería para antes de que se cerrara. Por esta razón ya no había tantos alumnos fuera, la mayoría estaban aquí. Siguiendo a mi bruja favorita, pero a buena distancia porque ya no me preocupa que se vaya, caminamos hasta la barra de comida. - Danielle...
Susurré y me dí cuenta que fue mala idea. Dos tipos que estaban frente a mí, detrás de Danielle, me miraron con una sonrisa. Me pareció absurdo tener que hacerles algún gesto de mala educación porque al fin de cuentas a mi no me molestan. Los ignoré y decidí esperar a que llegáramos a nuestra mesa para poder encarar a la infantil de Danielle. Cogí lo que necesitaba del servidor arrastrando mi charola por la barra de metal. Al salir de la fila que cada vez se extendía más la cola larga por los estudiantes retrasados, empecé a buscar de nuevo a la girafa roja. Busqué de nuevo con la vista a una alta zanahoria y al dar con ella, supe que se dirigía a nuestra mesa y decidí ir tras ella... Nuevamente. - ¿Puedes decirme qué mierda te sucede?
- Piérdete.
- Vete a la mierda, Danielle.- Le aventé la envoltura de mi hamburguesa, yo con juego, pero al parecer a ella sí le molestó ésta vez.- Ya, relájate. Sólo dime qué pasa, te pones toda punk y no me das una explicación.
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Ocultos.
Vampire- Nada de esto es real.- Murmuré muy segura de mi aunque frente a mis ojos tuviera la real y cruda veracidad. Mis manos temblaban, mi ojos comenzaban a nublarse, mi boca a secar, mi corazón a golpear con rudeza mi pecho y mis oídos a taparse para q...