- Entonces, primor ,¿Iras? - Volteé a hacia la puerta de mi habitación para ver a Andrew parado mirándose las manos y revisando sus uñas que están perfectas, más que las mías. Incluso su manos son más lindas que las mías.
- No, tengo mucha tarea y no quiero salir.
- ¡Tú nunca quieres salir conmigo! - Saltó en su lugar haciendo un berrinche de más que me causa risa. Ignorando sus pucheros, decidí continuar con mi labor de seguir escribiendo un texto argumentativo.- Vamos, ándale.
- No, Andrew. No quiero ir a ningún lado.
- A pero no fuera el flaco pálido el que te invita, ¿verdad? - Levanté ambas cejas cuando dijo eso.- Ahí si vas.- Terminó por aventarse sobre mi cama destendida que le facilitó el trabajo de cubrirse con mi cobijas en cuanto cayó.
- No exageres. Pero hoy no quiero ir, sólo es...
- ¿Por qué huela a otro aroma que no es el tuyo? - Dejé de escribir y me giré junto con mi silla de ruedas para verlo olfateando mi cama. Pudo eso haberme sacado de mi zona de confort y hacer muchas preguntas con posibles respuestas porque eso que hace es asqueroso y morboso, pero no pudo acaparar mis pensamientos cuando sé, que también no sé cómo diablos se da una idea de que alguien estuvo aquí en mi cuarto, en mi cama.
- ¿De qué hablas?
- Aquí huele diferente a ti.
- No seas loco, bueno sí lo eres. Pero deja de ser tan extraño, ¿quien pudo haber estado aquí?, ¡por favor! - Bufé mientras me iba hacia la ventana que abierta está, pero de la que me encargo de cerrar ahora, bajando las cortinas y bajando la ventana. Al bajar mi cortina blanca, algo me animo a asomarme por allí, pero no estaba nadie. No estuvo la persona que quería ver, el que me dejó una mañana sin decir adiós.
- A mi no me engañas...- Volteé.
- No te estoy engañando. Es la verdad.
- Tu verdad, ¿no? - Enarcó una ceja. Su cara de amargado no se hizo esperar y con ella, se levantó de mi cama para acercarse a mi.
- ¿A dónde iremos?
- Tenemos que ir a comentar asuntos del trabajo con el papá de Ryan, no es nada del otro mundo. Pero que quede claro que de ésto me tienes que dar explicaciones.- Señaló hacia mi cama cuando iba de camino a la salida.- Hablo en serio, mujer.- Gritó fuera de mi cuarto cuando estuvo lejos.- E iremos a Copa.- Pero regresó para asomarse por mi puerta, sonreírme e irse.
- Bien. A Copa.- Susurré de mal humor porque ir allí no es algo que me guste hacer. Bueno, tampoco es como si fuera cada día, sin embargo, no me siento en confianza con la gente de su pueblo, menos cuando voy con gente que no me quiere cerca.
Fui a sentarme en mi cama y sacar de abajo mis botas negras que son calentitas por dentro y resistentes para pisar charcos de lodo por fuera, para colocarmelas, no sin antes haberme puesto mis calcetines que llevo usando dos días.
Me levanté y caminé hacia mi escritorio para cerrar mi computadora y de paso cepillarme mi esponjado cabello. Lo eché hacia atrás y así quedo mejor, más esponjado y rebelde, pero brilloso.
- Al cabo que no es nada del otro mundo.- Subí mis hombros y con esa acción, tomé mi celular y mi chamarra negra que colgaba en el respaldo de mi silla. Me lo coloqué todo y antes de salir, de ahí de mi estantería tomé billetes por cualquier cosa que necesitara.
Cerré mi cuarto y bajé las escalera lentamente con ganas de no hacerlo y quedarme en mi habitación como oso en inervación. Pero ya voy abajo así que no me queda de otra...
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Ocultos.
Vampire- Nada de esto es real.- Murmuré muy segura de mi aunque frente a mis ojos tuviera la real y cruda veracidad. Mis manos temblaban, mi ojos comenzaban a nublarse, mi boca a secar, mi corazón a golpear con rudeza mi pecho y mis oídos a taparse para q...