Guerra.

627 33 1
                                    

El mundo es muy injusto, un día puedes estar siendo la persona más feliz del mundo y al siguiente puedes estar llorando por la pérdida de alguien importante para ti.

Ambas chicas sabían que lo suyo no podía funcionar en este mundo regido por leyes, ellas habían intentado reprimir sus sentimientos pero no funciono, sus sentimientos por ambas eran fuertes y no podían morir con nada. Eli y Umi sabían lo que sucedía con sus dos hijas, Erika y Mitsune, quienes desde una edad temprana vivían juntas, al punto de dormir juntas. Pero la gota que derramo el vaso entre ambas fue el saber que ambas tenían sentimientos entre ellas, Umi y Eli trataron de convencer a sus hijas de que eso no era normal.

Erika consideraba que el mundo era malo con ellas, pero un día su madre le abrió los ojos acerca de su "locura".

-Yo sé que es difícil, pero es la dura realidad mi pequeña.
Hablaba Eli.

-Pero es aquí cuando vuelvo a preguntar, ¿Qué harán cuando se quieran casar? ¿Qué sucederá cuando quieran adoptar y descubran que ambas tienen la misma sangre fluyendo por su ser?

-¡Cállate!

Erika escapo a su cuarto, ella no podía creer que su madre, la mujer que luchaba por sus ideales se estaba rindiendo ante la sociedad.

Más tarde ese día Mitsune llego a casa, hablo animada mente con sus madres pero noto como estas tenían un semblante serio, esto era raro y ella lo sabía.

-¿Qué sucede?
Pregunto nerviosa.

-Hija creo que es hora de que abras los ojos.
Dijo Umi quien tenía una maleta a su lado.

-¿De qué hablan? Me están asustando.
Eli se acercó a su hija y le revelo la terrible noticia.

-Lo lamento mucho mi pequeña Mitsune, pero tendrás que vivir con tu abuela en Rusia.

Mitsune se sorprendió mucho por la noticia e inmediatamente trato de pensar que todo era una pesadilla y que pronto despertaría.

-¿Por qué? ¿Qué tiene de malo amar a mi hermana?
Exclamaba ella a la vez que sus ojos expulsaban lágrimas.

Ella quería correr pero sus madres la habían atrapado, y de inmediato la escoltaron a una central de buses.

-¡No quiero ir! ¡Déjenme!
Exclamaba ella pero eso no detuvo a sus madres quienes tuvieron que llevarla a la fuerza.

Ambas mujeres estaban destrozadas por el interior, pero sabían que sus hijas no debían pasar por tanto dolor por lo que esto sería mejor.

-Mitsune, lo siento.

Pensaba Erika quien había asimilado que la decisión de sus madres fue la mejor, aunque eso la hiciera infeliz a ella.

Al final la sociedad puede ser terrible y hacer que una persona cambie hasta un punto irreconocible.

One-Shoots Love LiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora