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Bajé del auto de YoonGi, moví mi mano de lado a lado mientras sonreía, el hizo lo mismo y se marchó. Caminé a paso lento a mi casa, estaba cansada, ha sido un día bastante largo. Puse las cosas que había comprado con YoonGi en el suelo frente a mi puerta, me detuve a observar el cielo adornado por millares de estrellas, sonreí de lado. Una suave brisa acarició mi rostro e inhalé el oxígeno que trajo con ella y lo solté de a poco. Definitivamente necesito un buen descanso.

Luego de unos segundos de contemplar el hermoso cielo entré a casa con las cosas en mano. Las acomodé en la sala, ya mañana las pondré en su lugar correspondiente.

Me dirigí a mi habitación mientras masajeaba mi cuello. Al abrir la puerta de esta me llevé una gran sorpresa. El hombre del que había huido hace unas horas atrás se encontraba acostado en mi cama con un ramo de flores y una carta a su lado. Mi corazón sintió ternura por la escena que mis ojos veían, pero recordé lo que había pasado y volví a sentir el enojo y tristeza de antes.

Me acerqué a él, sus ojos cerrados, su pecho subía y bajaba calmadamente, sus labios entre abiertos. Este hombre hasta durmiendo se veía bien.

Toqué su hombro y lo moví suave,

— HoSeok... — le llamé suave, no quería asustarlo. — Despierta, HoSeok. — sus ojos comenzaron a abrirse, en cuanto notó quién era, sonrió.

– ¡HaNeul! — con sus brazos me atrajo hacia él, abrazándome. — ¿Dónde estabas? ¡Dios! No sabes lo preocupado que estaba. — me alejó para examinar lo rostro.

— HoSeok, yo... — iba a hablar pero el puso su dedo índice sobre mis labios, haciéndome callar.

— Calla, HaNeul. Lo importante es que has llegado. — se sentó y me hizo sentar a su lado.

Su mirada clavada en mis ojos, mis mejillas se tornaron rosas, me avergonzaba que me mirara de esa manera. Como ninguno hablaba, el silencio reinó, haciendo el ambiente algo incómodo.

— HoSeok — decidí hablar para hacer las cosas menos incómodas.

— ¿Si? — HoSeok acarició mi mano.

— ¿Qué es esto que tenemos?

— ¿A qué te refieres? — frunció el ceño.

— ¿Qué somos? O sea, ¡que diablos es esto! — con mis manos, le señalé y luego a mi repetidas veces.

HoSeok solo se mantuvo en silencio, mirándome detenidamente.

— Bueno, eres la madre de mi hijo.

— ¿Y solo eso? ¿La madre de tu hijo? — suspiré — Así que eso es todo... — sonreí falsamente.

— No solo eres eso, HaNeul. — puso sus manos en mi cuello y me acercó a su rostro, mis mejillas se calentaron por el acercamiento improvisto — Eres la dueña de mis pensamientos — sonrió de lado — y la persona que quiero a mi lado. — sus labios rozaron los míos.

Cerré mis ojos, esperando a que sus deliciosos labios se juntaran con los míos. Sin más, por fin sus labios y los míos se juntaron. Un beso lento, mariposas apoderándose de mi estómago, estaba disfrutándolo. Su lengua pidiendo entrar en mi boca y yo dejándole pasar.

Una lucha de lenguas se formó. HoSeok me tomó de la cintura y me sentó sobre su regazo, sin romper el beso. Empujó las flores y carta fuera de la cama. Mis manos se enredaron en su cabello. Sus manos acariciando mi cuerpo, metió sus manos debajo de la tela de mi camisa y me la quitó. Mis pechos quedaban a la altura de su cara, el sonrió y comenzó a besarlos. Las manos de HoSeok se metieron en la parte trasera de mis pantalones, masajeando el área. Labios besando y mordisqueando mis pechos y manos en mi trasero.

HoSeok se giró, haciendo que yo quedara debajo de él. Besó mi cuello, como solo él sabe hacerlo.

Me quité el sostén, el mordió sus labios y metió uno de ellos en su boca. Yo gimoteé su nombre y el deslizó su mano dentro de mi pantalón. Tocando mi, ya mojada, feminidad.

— Mírate, ya estás tan mojada. — sonrió orgulloso de lograr esto en mi.

— No sabes cuántas veces, en las que no has estado conmigo, me has puesto así, de tan solo pensar en ti mi cuerpo se calienta. — no sé de donde saqué el atrevimiento para decir eso pero lo hice.

— ¿Así que te has tocado pensando en mí? — alzó una ceja y yo sonreí.

— Más veces de las que crees. — agarré su rostro y volví a juntar nuestros labios. No sé que me pasa.

Me deshice de su camisa, pasé mi dedo índice por todo su pecho hasta llegar al borde de su pantalón, lo desabotoné y metí mi mano, acariciando su, ya erecto, miembro. Lo acariciaba por encima de la tela y le escuchaba gemir.

— Ha-HaNeul... — gimoteó mi nombre, mordí mi labio por lo excitante que se escucha mi nombre cuando HoSeok lo gimotea.

Alejé mi mano y me puse de pie, HoSeok me miró extrañado. Le unas palmadas en la orilla de mi cama, él rápidamente entendió y se sentó. Bajé sus pantalones y bóxer hasta sus rodillas, liberando a su miembro de la jaula de la que quería ser liberado hacen minutos atrás.

Di algunos lametazos a la punta y luego la metí a mi boca, chupándola. El resto de su miembro fue envuelto por mi mano, la cual subía y bajaba.

— Oh, sí. — HoSeok tiró su cabeza hacía atrás — sigue así, HaNeul.

Iba a continuar con lo que hacía pero unos fuertes golpes en la puerta principal me asustaron, incluso por el susto espeté mis dientes en el miembro de HoSeok, haciendo que él soltara un gritito de dolor.

— ¡Lo siento, HoSeok! — hice una mueca.

— Esta bien, — mordió su labio, tratando de apaciguar el dolor. — ve a ver quién diablos es.

Me puse de pie y bajé, pero por alguna razón antes de abrir decidí ver por la ventana y ver quién podría ser.  Mis ojos se abrieron como platos, mi mentón casi llegó al suelo. Mi corazón latía a mil. Comencé a sudar frío. La persona en mi puerta, era nada más y nada menos que...la esposa del hombre en mi habitación.

¿Qué hace aquí y cómo demonios llegó?

R u mine? | HoSeok ; SeokJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora