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Me han dado el alta. No saben lo bien que se siente. Aún así estaré un tiempo más visitando el hospital por mis hijos. Los doctores le han dado una semana más. Una semana y tendré a mis bebés en casa. No se pueden imaginar ni la mitad de emoción que tengo. Mis bebés estarán en casa y estaremos muy bien.

Recogí la poca ropa que le había pedido a Seok Jin un día que me trajera. Me puse unas pantuflas y acomodé mis cosas. Me senté en la orilla de la cama de hospital y peiné mi cabello en una coleta, tratando de arreglarlo un poco. No puedo salir viéndome tan mal. Los días que estuve aquí no hice un esfuerzo por arreglarme.

— ¿Lista para salir de aquí? — escuché preguntar a Seok Jin cuando entró. Asentí sonriente. — Bien, déjame cargar eso por tí. — agarró mi pequeño bulto.

— Puedo llevarlo, Seok Jin. No pesa tanto además — me puse de pie — me siento muy bien, mira — iba a dar un pequeño brinco pero el puso sus manos en mis hombros y me detuvo.

— Ni lo pienses. — me regañó — No puedes hacer eso aún. ¿Quieres lastimar tu vientre? No hace mucho tuviste una cesárea.

— Ah, cierto. Lo olvidé. — reí leve.

— Vamos a que firmes esos papeles del alta para poder ir a casa. — asentí.

Caminaba por el pasillo junto a Seok Jin. Llegamos al mostrador y le pedí a la enfermera allí los papeles del alta para firmarlos. Llené la información necesaria y firmé al final de la hoja. Cuando todo estaba listo le brindé una cálida sonrisa a la enfermera y salí del hospital. Una suave brisa golpeó mi rostro. Inhalé y exhalé. Vi a Seok Jin comenzar a caminar y le seguí detrás. Cuando llegamos a su auto me quedé algo sorprendida, no sabía que tendría un auto tan bonito, ¡es el modelo más nuevo!

— ¡Vaya, Seok Jin! Tienes un auto muy bonito. — dije claramente sorprendida.

— ¿Esta cosa vieja te gusta? — alzó una ceja.

— Disculpa, ¿"Cosa vieja"? ¡Es el último modelo del Ferrari! Y mira — señalé la parte trasera — ¡de cuatro asientos! ¿Sabes cuánto dinero debes haber gastado en él? — puse una mano en mi pecho como si estuviera ofendida. Él solo se encogió de hombros.

Nos subimos al auto y Seok Jin encendió el auto, quedé fascinada con el. El interior era hermosísimo. Nunca pensé que me subiría en un Ferrari.

— ¿Tanto te gustó el auto que no has podido cerrar la boca? — reaccioné, no había notado que ya habíamos salido del hospital.

— La verdad es que sí, siempre me han gustado los autos. Y este es uno de mis favoritos. — me encogí de hombros.

— Bien, pues es tuyo. — lo miré con los ojos realmente abiertos, las palabras se quedaron atrapadas en mi garganta.

— ¿Q-qué dices?

— Lo que has oído. Este auto ya no me gusta demasiado y estaba pensando deshacerme de el y comprar otro de todas formas. — dijo como si gastar dinero en un auto fuera lo más sencillo del mundo.

— No, no. — me negué.

— Vas a aceptarlo. También como vas aceptar todo eso. — se detuvo. Miré hacia donde señalaba. Mi casa estaba abierta, hombres entraban con cajas en sus manos.

— ¿Qué es eso, Seok Jin? ¿Qué demonios hacen en mi casa? — me estaba poniendo histérica. Le dejo las llaves de mi casa unos días y ya ha traído gente a ella.

— No preguntes y entra, sé que te gustará. — lo miré confundida pero le obedecí.

Salí del auto y con cuidado de no chocar con nadie entré a casa. Subí las escaleras y vi que ponían cosas en dos habitaciones diferentes. Me adentré a la que queda justamente al lado del baño. Las paredes que antes eran de un calor grisáceo fueron cambiadas por un azul bebé muy lindo. En una de las paredes tenía dibujado muchos animales y el nombre de mi hijo Dae-Hyun grabado justo en el medio. Había una cuna y un pequeño sofá a su lado, algunas cajas alrededor. Una gran sonrisa adornó mi rostro.

Fui a la siguiente habitación. Esta era de color violeta pálido muy bonito. Mariposas y flores dibujadas en algunas partes. Se veía increíble. Y como en el cuarto de mi niño, el nombre de Hee Shin estaba grabado en una de las paredes. Este aún parecía estar en proceso pues las cajas seguían cerradas. Salí de la ahora habitación de Hee Shin y vi a Seok Jin dar unas ordenes a unos hombres.

— Eso allá, por favor, — señaló mi habitación — ¿pueden ocuparse de esa habitación hoy? Necesito que en la noche esa cama comodísima que se ha comprado este lista para HaNeul. Ya saben, una mujer debe aprovechar dormir cuando sus hijos duermen y que mejor que hacerlo en la cama más cómoda.

Me acerqué a él y con solo mirarlo bastó para que me entendiera. Tengo demasiadas preguntas.

— Debes estar muy agradecida conmigo pero todo esto no lo he hecho solo. Me hubiera encantado ser yo del que debas estar totalmente agradecido pero no es así. Parte de ese agradecimiento es para ella.

— ¿Quién es esa "ella"? — él señaló la puerta de mi habitación.

— Allí se encuentra la respuesta que quieres. — sonrió y se alejó.

Di un giro en mis talones y me encaminé hacia mi habitación. Abrí la puerta y vi a absolutamente nadie. Rodé los ojos pensando que todo a sido una broma de Seok Jin pero cuando me iba a girar para irme, la voz de una chica me detuvo.

— ¿HaNeul? — me giré, busqué con mis ojos a la persona responsable de detener mi andar y allí estaba, mis ojos se encontraron con los de HaNi. En sus manos traía una brocha llena de pintura, su pelo en una desordenada coleta, unos shorts llenos de pintura y su camisa igual. No me lo puedo creer.

— ¿Has ayudado a Seok Jin para hacer todo esto? — dije realmente feliz.

— Hee Shin y Dae-Hyun no pueden llegar a casa y no tener una bonita habitación en la que dormir. — sonrió.

Salté de emoción, corrí hacia ella y la abracé.

— Gracias, gracias. — lloraba mientras la abrazaba.

— Ah, olvidé decirte, creo que HoSeok aparecerá en cualquier momento por aquí. Sabe que te han dado el alta, ¿sabes que significa? — la miré y asentí.

Sé perfectamente lo que significa.

R u mine? | HoSeok ; SeokJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora