R u mine? | HoSeok ; SeokJin

51

Me encontraba en la parte baja de la casa junto a Seok Jin. Quería ayudar a HaNi a trabajar en mi cuarto me lo prohibió, así que se encuentra con los hombres que ha contratado para poner todo en su lugar, etc. Estoy tan agradecida con ella y Seok Jin.

Caminé hasta la cocina, Seok Jin venía siguiéndome. Haré algo de comer, tengo hambre y estoy segura de que mis invitados también. Saqué todo lo que iba a utilizar. Haré pasta y albóndigas.

— ¿Vas a cocinar? — preguntó Seok Jin, mirando todo lo que hacía.

— Si, es lo mínimo que puedo hacer. HaNi ni siquiera me ha permitido ayudarle y quiero mostrar que estoy agradecida. — me encogí de hombros y el sonrió.

— Muy buena manera de hacerlo. ¿Te ayudo? — se ofreció y yo negué con la cabeza.

— Ya me has ayudado demasiado. — reí leve.

— Vamos, déjame ayudarte. Me encanta cocinar. — hizo el puchero más adorable que haya visto nunca. No pude resistirme a aceptar.

— Vale, puedes ayudarme. — rodé los ojos mientras sonreía.

Seok Jin sonrió victorioso. Tomó la pasta y la puso a hervir. Mientras él hacía eso yo preparaba la salsa y carne.

Vi a Seok Jin abrir el refrigerador. Una pequeña risita se escapó de sus labios. La miré extrañada y me acerqué a él. Vi que tenía algo blanco en sus manos. Iba a preguntar que rayos hacía pero exactamente cuando abrí mi boca él lanzó aquello que tenía en manos. Harina. Acababa de lanzar harina en mi rostro. Su risa inundó el lugar. Yo me alejé y me reí. Este hombre, ¿qué le ocurre?

Con mis manos limpie la harina en mis ojos y cuando intenté hablar por segunda vez sentí otra vez harina en mi rostro. Limpié de nuevo la harina en mis ojos y me acerqué rápidamente al refrigerador, agarré el bote de salsa de tomate, abrí la pequeña tapa y le disparé. Su boca se abrió en forma de una gran "o". Su camisa blanca ahora cubierta por aquella salsa roja. Yo me carcajeé tan fuerte que por poco caía de rodillas por reír.

— ¡Me las vas a pagar, HaNeul! — de nuevo se acercó al refrigerador y tomó un huevo, el cual rompió justo en el medio de mi cabeza. Yo me sorprendí. Sentí el huevo correr hasta mi frente. Mi mano intentó detener aquel huevo de cubrir mis ojos, pero no lo logré. Ahora mi rostro se sentía asquerosamente pegajosa. La harina de antes y ahora el huevo.

— ¿Acaso quieres convertirme en un delicioso bizcocho? — bromeé — ¡Mira lo que has hecho!

— Yo estaría encantado de comerme un bizcocho así de delicioso. — dijo recostando su cuerpo del mostrador, me mentón casi llegó al suelo, mis ojos se abrieron como platos y sentí un calor apoderarse de mis mejillas, indicando que me he sonrojado.

— ¿Por qué ibas a querer comer un bizcocho que ya ha sido probado por alguien más y hasta dos pastelitos ya tiene? — un escalofrío corrió por mi espalda al escuchar aquella voz, aquellas palabras tan despreciables. Me erguí y miré al personaje detrás de aquellas palabras.

Seok Jin se puso serio al igual que yo. Rodé los ojos y solté un suspiro de fastidio.

— ¿A qué has venido, HoSeok? — me crucé de brazos.

— ¿Qué? ¿No puedo venir a ver cómo está la madre de MIS hijos? — resaltó el "mis" y miró a Seok Jin. Rodé los ojos de nuevo, tal parece que al rededor de él nunca dejaré de hacerlo y sentirme fastidiada por su existencia.

— Vaya padre tienen esos niños. — Seok Jin dijo casi en un susurro.

— ¿Qué has dicho, princesa? — alzó una ceja.

— Déjale en paz, ¿si, HoSeok? — me giré hacia Seok Jin — en el armario en mi habitación debe haber una camisa de tu talla, ya sabes, uso camisas más grandes que yo. Puedes cambiarte esa. — forcé una sonrisa, antes de que se marchara susurré algo en su oído, él asintió y salió de la cocina, dejándome a HoSeok y a mi solos.

— ¿Qué le has susurrado? — preguntó HoSeok luego de asegurarse que Seok Jin no le escucharía.

— ¿Acaso te importa? — giré sobre mis talones y seguí preparando la comida.

De la completa nada sentí una mano en mi cintura, y la punta de su nariz en mi nuca. Traté de alejarme de HoSeok pero él apretó su agarre. Su cuerpo tan presionado al mío, podía sentir su entrepierna. Mordí mi labio, tratando de aguantar mi enojo.

— ¿Crees que ese maldito va a saber tratarte o qué? ¿En qué piensas, HaNeul? — susurró tan cerca a mi oído que sus labios rozaron mi piel.

— Es mejor hombre que tú, HoSeok. Él si sabe tratar a una mujer. — dije bastante enojada.

Él me hizo girar, haciendo que su rostro quedara a escasos centímetros del mío. Sus manos en cada lado de mi cuerpo, no dejándome ir.

— ¿Es mejor que yo? Me pregunto si te hará retorcerte de placer en la cama como lo hice yo en aquella cabaña, ¿recuerdas? Como gemías mi nombre, te fascinaba cuando te tocaba. Debo admitir que has sido la mejor mujer que me he follado en toda mi vida, que he tenido gimiendo debajo de mi. Ni siquiera mi esposa, eh. ¿Puedes creerlo? Me encantó tanto hacerte gemir. Ver como te retorcías con cada embestida que te daba. — una cínica sonrisa en su rostro, subió su mano para pasar su dedo pulgar por mi labio inferior. — Podría follarte aquí mismo.

— Aléjate de mi, HoSeok. — giré mi rostro, mirando a otro lugar.

— ¿Por qué? ¿No te gusta tenerme así de cerca? — acarició mi mejilla con su mano y yo cerré los ojos fuertemente.

— Aléjate. — ordené.

Él hizo caso omiso y la mano que acariciaba mi mejilla comenzó a bajar por mi vientre, se detuvo justo en el botón de mi pantalón para luego este ser abierto por sus dedos. Su mano iba a adentrarse en la zona prohibida pero una voz detuvo el siguiente acto de HoSeok.

— ¡HaNeul, esa comida huele deliciosa! — se escuchó la voz de HaNi.

HoSeok como alma que lleva el diablo se alejó de mi, parándose en la otra esquina de la cocina. Sus ojos abiertos como platos, su mentón casi cae al piso al ver a HaNi entrar.

— ¿HoSeok? ¿Qué haces aquí? — HaNi trató de parecer sorprendida, y bien que lo hacía.

HoSeok trataba de hablar pero ni un solo sonido salió de su garganta.