32

824 117 6
                                    

Corrí de vuelta a mi habitación, estaba histérica, caminaba de lado a lado en la habitación, suspiré frustrada, no sabía ni como formular la simple oración. "Tu esposa está aquí...", eso es lo único que quería decir, pero de mi boca no salía absolutamente ninguna palabra. HoSeok me miró preocupado por la expresión en mi rostro. Se acercó a mi y me tomó por los hombros, y me obligó a mirarlo. Sus ojos color avellana puestos en los míos, esperando a que yo decidiera hablar. Puso una de sus manos en mi nuca y la otra en mi cintura. Él comenzó a hablar,

— HaNeul, ¿qué pasa? Parece que viste a...

— Tu esposa. — fue lo único que logré formular, cortándole.

Él me miró con los ojos bien abiertos, su boca se abrió y se volvió a cerrar.

— ¿M-Mi esposa? ¿Aquí? — tartamudeó, estaba nervioso. Yo asentí en respuesta a su pregunta.

— ¿Qué demonios hace aquí? — coloqué mis manos en mi cabeza — ¡¿Qué hago?! ¿Tu auto está afuera? — le miré y el movió su cabeza de lado a lado, negando.

— He venido en taxi.

— ¿Alguien te ha visto antes de que llegaras aquí?

Él se puso a meditar, recordando, pero luego negó con la cabeza.

— Ella ni siquiera me conoce, ¿cómo es que está aquí? — pregunté.

— No lo sé...

— Debes esconderte, HoSeok. Ella no puede verte aquí.

HoSeok rápidamente se escondió en el armario, trató como pudo hacerse bolita y hacer el menor sonido posible. Esa escena me dio algo de risa, pues sus largas piernas se sobresalían y como pudo las pegó lo más posible a su pecho. Le ayudé a cerrar la puerta de mi pequeño armario y bajé a recibir mi, no esperada, visita.

Me paré en frente de la puerta, dejando salir el aire que llenaban mis pulmones. Puse mi mano en mi pecho, sobre mi corazón, tratando de calmarme. Cerré mis ojos un momento, la chica volvió a tocar la puerta. Ya decidida logré abrir.

— Eh, — mis manos sudaban — ¿Qué se le ofrece, s-señorita? — miré sus bonitos, redondos, ojos color avellana.

— Me preguntaba si en este lugar vive... — miró un pequeño papel en su mano — ¿Park HaNeul?

Mis ojos se abrieron como platos, mi respiración se agitó, ¿cómo sabe mi nombre? ¡¿Cómo es que llegó aquí?!

Las palmas de mi mano llenas de sudor por los nervios, mi corazón corriendo a mil. Me erguí, estabilicé mi respiración. Debo calmarme.

— Soy yo. — traté de sonar tranquila — ¿Qué se te ofrece? — volví a preguntar.

— ¿Puedo pasar? — preguntó, poniendo una de sus manos en sus anchas caderas.

Moví mi cuerpo a un lado para que ella pudiera pasar. Escuché como sus tacones hacían un ruido irritante al caminar. Sus ojos exploraban toda mi casa, viendo cada tonto detalle.

— Venga por aquí, vayamos a la sala. — con mi mano señalé la sala y ella asintió.

Ella tomó asiento en mi largo sofá y yo me senté a su lado, jugando con mis pulgares. Eche un rápido vistazo y la vi mirando alrededor.

— ¿Eres niñera, HaNeul? — preguntó de la nada.

— ¿N-Niñera? — la miré confundida — No, no lo soy.

— Que extraño, me han dado esta dirección. — me mostró un papel en el cual tenía escrito mi nombre y dirección, estoy completamente confundida. ¿Por qué alguien le diría que soy niñera? Miré detenidamente el papel, ese manuscrito era muy parecido al de alguien que conozco.

— ¿Pero por qué busca niñera, acaso tiene un hijo? — la pregunta salió de mis labios, sin darme la oportunidad de retenerla.

Ella carcajeó, y movió su mano en el aire de lado a lado.

— ¡No! Claro que no. — mantuvo la sonrisa por unos segundos — es solo que una amiga necesita de una niñera para unos bebitos muy bonitos pero ella no ha podido venir así que lo he hecho yo. Ya sabes, la mejor amiga siempre ayudando. — rodó los ojos mientras sonreía de lado.

— Oh.

Ella se puso de pie y yo hice lo mismo. Comenzó a hurgar en su bolso. Sacó una pequeña tarjeta de ella y me la entregó.

— Si algún día quisieras ganar dinero por ser la niñera de dos angelitos no dudes en llamarme. — asentí en respuesta.

Sus tacones volvieron hacer aquel sonido irritante cuando caminaba hacia la salida.

"Sun HaNi..." Ese es el nombre de la esposa de HoSeok. Bajo su nombre ponía su número de teléfono. Puse dos dedos en mi puente de la nariz y solté un suspiro. Guardé la tarjeta en el bolsillo trasero de mi pantalón.

Subí de nuevo a la habitación, abrí el armario para encontrar a un HoSeok mirándome con cara de cría asustada. Sus largas piernas pegadas a su pecho, sus manos sobre sus rodillas.

— Ya se ha ido. — anuncié y él soltó el aire que parecía tener retenido en sus pulmones hace mucho.

— ¿A qué ha venido? — preguntó cuando ya había salido del armario y se sentó en la orilla de mi cama.

— Ha venido a preguntar si soy niñera... — rasqué mi nuca.

— ¿Niñera? ¿Por qué ha venido a preguntar algo como eso? Ni siquiera tenemos un bebé.

— Ha dicho que es para su mejor amiga. — me encogí de hombros.

— ¿Te ha dicho que es para su mejor amiga? — alzó una ceja y yo asentí. Parecía confundido.

Me senté a su lado, pensando en aquella nota que, ahora llamada, HaNi tenía en mano. Puedo asegurar que he visto a alguien escribir de la misma forma. Mientras pensaba en dónde la habría visto sentí a HoSeok moverse a mi lado.

HoSeok se puso de pie, yo solo observaba cada y uno de sus movimientos, se acercó a mi y me dio un corto beso en mis labios para luego salir de mi habitación. No me tomé la molestia de preguntar a dónde iba, ya que puedo asegurar que iba a su casa.

Me acosté en mi cama, abrazando una almohada. Pensando en lo que había pasado, estaba cansada, así que poco a poco mis ojos se fueron cerrando. Hasta que quedé profundamente dormida.

Hola, hola. ¿Cómo están? Bueno, quiero agradecer a todos mis lectores. Gracias por leer y votar. Espero que sigan disfrutando esta historia tanto como yo. <3 Mucho lof.

R u mine? | HoSeok ; SeokJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora