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PDV: HoSeok

Este bar, lleno de gente despreciable que alguna vez juré no ser, las lágrimas se hacen presentes al leer el papel en mis manos. Lo doblé y lo guardé en mi bolsillo. No sé por qué me dejé llegar a esto. Debí detenerme, pero esta maldita obsesión por tener un hijo me ha arrastrado muy profundo. Perdí a mi esposa, mi asombrosa esposa, ni siquiera tengo la custodia de mis hijos. Este no era mi plan. Se suponía que al final, obtendría mi final feliz, se suponía que todo saldría bien por que soy el hombre adinerado que siempre obtiene lo que quiere pero la vida acaba de demostrarme que no es así. Ahora estoy sin una familia ni una esposa a la que regresar a casa. 

No tengo en que hombro llorar pues en estos momentos, justo cuando has tocado fondo, que no tienes más que tus míseras lágrimas y problemas, es cuando nadie está tu alrededor, es cuando todos huyen y te dejan solo. 

El fuerte alcohol baja por mi garganta, un ardor que hace bastante no sentía. Estaba harto de todo. Terminé el trago y puse el vaso a un lado con dinero, ni siquiera me fijé en la cantidad que había dejado, solo quería salir de allí. La puerta se veía lejana, mi vista estaba algo borrosa y mis pasos eran torpes. Choqué con el cuerpo de alguien, me giré para encontrarme con un hombre unos pocos centimetros más pequeño que yo. Recibí un empujón de su parte, le escuché un "fíjate por donde caminas" de su parte. Chasqueé la lengua y le empujé de vuelta.

  — No vuelvas a empujarme en tu maldita vida, jodido borracho. — sentí un fuerte golpe en mi mejilla derecha, el alcohol en mis venas no me dejaba estar al completo control de mi cuerpo, así que me tambaleé y caí al suelo. 

En mi boca tenía un ligero sabor a sangre, así que me puse de pie como pude. Toqué mi labio y efectivamente, estaba sangrando. Miré al hombre que me había pegado y sonreí.

  — ¿Quieres más? — dio un paso hacia mí, escupí su cara, pude ver que mi saliva estaba mezclada con sangre. Él ladeó la cabeza.

  — No vuelvas a tocarme, ¿entendiste?   — alcé la voz, estaba formando un espectáculo pero era lo menos que me importaba en este momento   — Juro que te mato si lo haces. — amenacé. Él rió.

  — ¿Y quién te crees? ¿Un matón? — bufó. 

  Rodé los ojos, apuesto que si le pego saldrán sus amigos a defenderlo, parecen guardaespaldas detrás de él observando cada uno de mis movimientos. Me giré sobre mis talones y comencé a caminar a la salida. Aquél hombre seguía gritándome algunas insultos, como decidí ignorarlo, sin darme cuenta recibí un fuerte empujón de su parte cuando ya estaba a pasos de alejarme de aquél bar. Es de esos hombres que odia ser ignorado, muy maduro. Sus amigos como fieles perros se encontraban detrás de él. Me giré, encontrándome con su mirada, parecía divertido por la situación. Claro, estoy solo y él tiene amigos que lo respaldan. Bufé por su actitud.

  — Actuando como todo un gran macho alfa por que tienes dos guardaespaldas, eh. — carcajeé —  Eres patético, amigo mío. — su actitud divertida cambió, se irguió completamente y se acercó a mi, tratando de intimidarme. 

  — No los necesito, yo solo puedo darte una golpiza tan brutal como para enviarte al hospital. Ustedes dos — se dirigió a los dos hombres detrás de él — No intervengan, ¿entendido? — habla como si fuera un maliante el cual todos deben temerle por que no teme matar. 

Me quité los primeros dos botones de mi camisa y arremangué las mangas. Él sin decir una sola palabra me atacó. Lanzó el primer puño, como una de esas películas de acción, logré esquivarlo. Le dí un empujón con la pierna, su cara iba directo a chocar con un poste pero logro sostenerse con sus manos y evitar el golpe. Sin dejar que se girara, rodeé su cuello con mi barzo y comencé a ahorcarlo. Mi agarre se hizo más fuerte, él trataba de golpear mi rostro cosa que no dejé que hiciera. Comencé a sentir su cuerpo más pesado, comenzaba a quedar inconsciente. Sus amigos me alejaron de él. Comenzó a toser cuando solté el agarre, su mano estaba en su cuello, frotando el área.

  — ¡Vas a matarlo! — exclamó uno de ellos.

  — ¿No que me enviaría al hospital?  — una maliciosa sonrisa se dibujó en mi rostro. 

  —  Estás demente. — dijo el hombre que me agarraba para que no fuera hacia su amigo nuevamente. De un empujón me alejé de él.

  — Se metió con la persona equivocada.  — me encogí de hombros y comencé a caminar lejos de allí.

Era un total desastre. Mi cabello revuelto, mi boca sabía a alcohol mezclado con sangre, mi ropa toda estrujada, nunca me había visto en este estado. Saqué mi celular para ver la hora. 12:40a.m. Ya es bastante tarde, debo volver a casa. Guardé el celular nuevamente. Mientras caminaba por la desolada acera, miraba el cielo totalmente cubierto por estrellas. ¿Así será mi vida ahora? ¿Yendo a bares a tomar y pelearme con extraños? 

Solté todo el aire que llevaba en mis pulmones. Pateé una roca y paré en seco cuando mi celular vibró. Nuevamente saqué mi celular del bolsillo para encontrarme con el apodo que le tenía a la ex-mejor amiga de HaNeul, "la zorra". Abrí el mensaje que me había enviado. Mi mentón se tensó.

"Ya veo que has perdido el control en tu propio juego. ¿No es patética tu vida? ¿Qué se siente estar solo, sin una esposa e hijos y que ahora la que hubiera sido tu esposa encantada se casará con otro? Deberías ver lo ilusionada que está HaNeul organizando su boda con Seok Jin." 

  — ¡Maldición! — lancé el celular contra una pared cercana, haciéndolo pedazos. 

HaNeul no se casará con ese. Mis hijos no crecerán al lado de otro. YO soy el padre, YO soy quien debe cuidarles el resto de sus vidas. No ese Seok Jin. Maldición, no voy a permitirlo. 

Nota de autora:
No saben todo lo que he pasado para poder escribir este capítulo. Como pueden ver, aún no es el final. Realmente espero que les guste este capítulo. También espero que el iPod (el cual uso para escribir) vuelva a la vida por que volver a pasar el trabajo de hoy, Diooossss. Aunque admito estoy orgullosa de lo que hice, jaja.

Adiós~

R u mine? | HoSeok ; SeokJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora