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Al volver a la cabaña solo quería ir a la cama, cerrar los ojos y dormir pero HoSeok parecía tener otros planes. En cuanto llegamos me ordenó tomar una ducha y vestir algo casual. A pesar de lo cansada que me encontraba no me quejé. En seguida me bañé y vestí. Jeans, una camisa de mi banda favorita y vans. Recogí mi pelo en una coleta alta y me maquillé un poco, nada exagerado.

— ¿Lista? — soltó HoSeok en cuanto salí de la habitación.

— Lista. — asentí y sonreí de lado.

HoSeok entrelazó nuestras manos y comenzó a caminar fuera de la cabaña. Nos adentrábamos más y más en el bosque. La cabaña ya no podía verse. Yo solo seguía a HoSeok, no sé a donde nos dirigimos, solo veo árboles y veía como el sol iba bajando, el bosque se volvía cada vez más oscuro y mis pies ya se encontraban cansados de tanto caminar.

— ¿Ya hemos llegado? Hemos caminado demasiado. — me quejé — mis pies duelen.

— Aguanta, solo falta poco para llegar. — sonrió de lado — Y sé que cuando lleguemos, te encantará lo que verás y olvidarás que tus pies te molestan.

Pasaron unos cinco minutos y por fin habíamos llegado al lugar. Quedé impresionada. Una tienda se encontraba en medio. Al lado derecho de la tienda había una mesa para dos.

— ¿Dormiremos aquí? — lo miré y él asintió.

— Pensé que te gustaría dormir al aire libre, acompañada de mí. — dijo con una pizca de perversidad.

— Pues esa idea ha sido muy buena, HoSeokie. — sonreí y le abracé. Él rodeó sus brazos por mi cintura. Abrazarlo es tan agradable.

Cuando nos separamos, él me guió hasta la tienda. En cuanto entramos vi que había mucha comida chatarra, refrescos, chocolates, etc. La tienda era bastante grande.

Me senté sobre la manta en el suelo y comencé a abrir los chocolates que tenía a mi lado. Amo los chocolates y no me aguanto cuando se trata de ello.

— ¡Eso no era para ti, HaNeul! — HoSeok casi gritó.

— ¿No? ¡Tú no me dijiste! — dije con la boca llena de chocolate — ¡Debiste decirme que no era mío!

— No preguntaste si podías comer algunos. Eso es falta de educación. — dijo tan serio que me sentí un poco mal.

— L-lo siento, HoSeok. Debí... — no pude terminar la oración, los labios de HoSeok sobre los míos me hicieron callar.

— Era una broma, tonta. Come tantos como quieras. Los he comprado para ti. — me dio otro corto beso y sonrió. Mis mejillas estaban calientes. Me siento avergonzada.

[...]

Ya había llegado la noche y HoSeok se encontraba prendiendo la fogata. Yo por otro lado preparaba algunos malvaviscos para derretir en el fuego.

La he pasado increíble en este lugar junto a HoSeok. No podría pedir más. Él ha sido increíble.

HoSeok por fin logró encender la fogata. Ambos nos sentamos sobre un tronco y comenzamos a derretir los malvaviscos. Cuando ya estaban en el punto exacto comenzamos a comerlos. Yo alimenté a HoSeok y él a mi. Ambos reíamos. Cuando HoSeok comió de mi malvavisco la camisura de sus labios se llenaron de ello. Yo lo limpié con mi pulgar y lo metí en mi boca, quitando el malvavisco derretido de mi dedo.

— Está delicioso. — dije en cuanto los habíamos terminado por completo.

— Si, lo están. — HoSeok sonrió — ahora ven, vayamos a descansar.

Caminamos hasta la tienda y nos tumbamos en la manta que se encontraba allí. HoSeok dejó la entrada abierta, dejando ver el hermoso cielo lleno de estrellas.

HoSeok nos puso una pequeña manta encima y pasó su brazo por debajo de mi cuello, su brazo se volvió mi almohada.

— Oye, HoSeok. — hablé.

— ¿Sí? — me miró.

— Estoy muy agradecida contigo. Nunca antes alguien ha hecho algo así por mí. — sonreí de lado.

— No tienes porque agradecerme, HaNeul. Soy feliz haciendo esto por ti. Me encanta verte sonreír. — confesó. No pude evitar no darle un beso. Esa confesión ha sido muy linda.

Pasaron las horas, ambos hablábamos de diferentes temas. No sé cuando nos quedamos dormidos ni quién fue el primero en hacerlo, pero la felicidad que tengo es inmensa.

Pero...aveces la felicidad dura poco.

R u mine? | HoSeok ; SeokJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora