#140

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Fluff

Driver!au

Advertencia: continuación del drabble #122

948 palabras

Hacía más dos semanas que Baekhyun trabaja como chófer particular de Chanyeol en Tokyo, y la verdad era que no tenía queja alguna.

Al parecer Chanyeol era el hijo de una familia rica de Seúl, y había conseguido que lo dejaran ir durante un mes a Japón por placer, a cambio de que fuera a visitar a unos importantes clientes y a lisonjarlos con palabras bonitas. Por la sonrisa triste y algo amarga que adornaba la cara de Chanyeol cuando lo llevaba a alguna de aquellas reuniones, al alto no le gustaba ni un pelo, pero cumplía con los deseos de sus progenitores. Después de eso, siempre iban a algún sitio a que Chanyeol se aflojara el nudo de la corbata y compartían un helado mientras Baekhyun le comentaba algo divertido que había visto en la tele la noche anterior.

De hecho, en ese momento Baekhyun estaba esperando en coche, la gorra hacia atrás mientras jugaba en su móvil a un juego de plataformas bastante simple, pero entretenido. Chanyeol llevaba ya media hora en el edificio de oficinas delante del que había aparcado y, aunque el alto le daba permiso para irse si quería, Baekhyun prefería quedarse y esperar, sabiendo que Chanyeol quería siempre salir de allí lo más rápidamente posible.

De hecho, las puertas se abrieron y Chanyeol salió casi corriendo, entrando rápidamente en el asiento del copiloto y suspirando, agotado. Apoyó la cabeza en el espacio reservado para ello en el asiento y cerró los ojos, abriéndolos ligeramente para mirar a Baekhyun con una medio sonrisa.

- Estoy de vuelta -anunció con voz suave.

- Lo veo -le sonrió Baekhyun, arrancando el motor e incorporándose al tráfico.

- Baekhyun, llévame a casa -pidió, cansado.

Aquello hizo que Baekhyun sintiera un dolor instantáneo en su corazón, pensando que Chanyeol no quería pasar tiempo con él y que se había cansado de su compañía. Sin embargo, colocó la mejor sonrisa que pudo conjurar y asintió, dirigiéndose hacia el apartamento de Chanyeol en Tokyo.

Aparcó frente a la puerta, deteniendo el vehículo pero no el motor antes de girarse hacia Chanyeol, quien había estado inusitadamente silencioso durante todo el viaje.

- Hemos llegado -anunció lo obvio, esperando a que Chanyeol se moviera para poder desahogarse en paz.

El otro pareció darse cuenta en ese momento de dónde estaban, y desabrochó su cinturón, pero al abrir la puerta, pareció recordar algo y se giró para mirar a Baekhyun, quien tenía sus manos cerradas en dos firmes puños en su regazo.

- ¿Por qué no apagas el motor? -aquello descolocó a Baekhyun, quien lo miró, confuso.

- ¿Por qué debería hacerlo?

- Ah -Chanyeol golpeó su frente y suspiró de nuevo-. Quería invitarte a subir, pero supongo que se me habrá olvidado.

Baekhyun sintió cómo el alivio y la vergüenza lo invadían a partes iguales y asintió, pero paró el motor y se bajó del coche, siguiendo a Chanyeol dentro del edificio. Se sentía bastante fuera de lugar, el edificio era bonito y moderno, Chanyeol iba trajeado y él sentía que sobraba con su gorra hacia atrás y su sudadera blanca.

Sin embargo no dijo nada y subió con Chanyeol a la última planta y entró al apartamento, que no dejaba nada que desear a lo que el aspecto del edificio prometía. Chanyeol se quitó la chaqueta y la dejó sobre el respaldo del sofá antes de dejarse caer en éste. Baekhyun lo siguió, sentándose a su lado pero algo separado.

- ¿Un día duro? -empezó, intentando sonar alegre.

- Mucho -respondió Chanyeol, sonriendo suavemente. Para alarma de Baekhyun, se tumbó apoyándose en sus muslos y usándolos de almohada, abriendo los ojos para mirarlo desde abajo-. No era una reunión de negocios.

- ¿No?

- No -repitió-. Era una encerrona para una entrevista de matrimonio.

- ¿Matrimonio? -preguntó Baekhyun, sorprendido.

- Sí -sonrió amargamente Chanyeol y el chófer se sintió mal porque él no merecía sentirse así, no merecía que nadie lo obligara a acudir a absurdas reuniones matrimoniales y desde luego, no merecía sonreír amargamente porque merecía ser feliz-. Como no quiero heredar la empresa de mi padre, quiere que me case con la hija de uno de sus socios aquí en Japón para que las empresas se fusionen y así garantizar que seguirá existiendo aunque él no la lleve adelante.

- Eso es una tontería, no pueden obligarte a casarte por eso -respondió con pasión Baekhyun, mirándolo a los ojos con los propios brillantes.

- No, no pueden, pero quieren -Chanyeol suspiró de nuevo, nunca antes lo había oído suspirar tanto en tan poco tiempo-. He tenido que decirles que no pretendía ni pretendo casarme con ella y no se lo han tomado bien.

- Has hecho bien -asintió Baekhyun, su mirada aún fija en él-. No pueden obligarte a casarte con alguien que no quieres, no puedes obligarte a enamorarte.

- No, no puedo. Y menos cuando ya lo estoy... -alzó su mano lentamente y acarició la mejilla de Baekhyun como aquel primer día en el que había llegado al aeropuerto desde Corea-... de otra persona.

Baekhyun se quedó sin aire, mirándolo, sus miradas brillantes y cargadas de sentimientos sin decir enlazadas la una con la otra. Poco a poco y sin romper el contacto, Baekhyun se inclinó sobre él, quedándose a pocos centímetros antes de lamerse los labios con nerviosismo y preguntar entre susurros.

- ¿Y de quién estás enamorado?

Los ojos de Chanyeol bajaron momentáneamente a sus labios antes de volver a fijarse en los ajenos.

- Ya conoces la respuesta, Baekhyun.

Sus labios se encontraron a medio camino, el beso dulce como fresas haciendo que sus sentidos se aguzaran y notando el sabor de sus labios, su suavidad, el quedo sonido de sus bocas probándose por primera vez. 

Y Baekhyun pensó que no quería volver a besar otros labios que no fueran los de Chanyeol.  

ChanBaek 3.6.5 - Drabble Project #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora