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Fluff

Shapeshifter!au

938 palabras


Los lobos son famosos por ser grandes cazadores. Son buenos por sí solos, pero también son capaces de juntarse para placar presas más grandes.

Chanyeol era un cambiaforma cuyo animal interior era el lobo. Los lobos, al ser de los cambiaformas más poderosos, estaban en la parte más alta de la escala social. Solían relacionarse con otros lobos o con cambiaformas de su mismo estatus. Tigres, guepardos, leones, todos ellos formaban parte del mismo círculo social privilegiado. Lo más bajo para un lobo era relacionarse con zorros, animales en el peligroso límite entre apresador y presa. Por eso también las parejas se formaban entre animales del mismo estatus social, en cuyos retoños afloraba el animal de tan sólo uno de sus padres a pesar de heredar características de ambos.

Sin embargo, y a pesar de que eso era lo que la sociedad dictaba, Chanyeol no había encontrado a nadie de su gusto aún en las esferas en las que se suponía que debía sentirse cómodo. Cuando llegaba la noche, se vestía con ropa que haría gritar aterradas a mujeres como su propia madre por lo bajo de su calidad y se introducía en los suburbios, buscando allí algo de liberación del estrés que acumulaba.

Ser el hijo del jefe del clan de lobos más importante de la ciudad no le ponía las cosas fáciles, menos cuando sus padres lo presionaban para que sentara la cabeza con alguna de las hijas de los otros clanes importantes de la ciudad, todas cambiaformas de poderosos animales.

Pero las miras de Chanyeol estaban puestas en otro lado.

- Oh, has vuelto hoy -lo saludó una voz alegre.

Chanyeol sonrió y se acercó, sentándose en uno de los asientos libres del puesto callejero y mirando al cambiaforma que estaba tras la barra, un chico de su edad con el pelo de un plateado suave.

- ¿Vas a querer helado hoy? -le preguntó.

- Ponme uno pequeño -le respondió, sonriendo.

- ¿De qué sabor? -Chanyeol sonrió.

- Del que más te guste a ti.

El chico rió y procedió a ponerle un cono pequeño con una bola de helado de fresa, que colocó en las manos de su cliente con una gran sonrisa.

- Espero que te guste.

Chanyeol se quedó allí, observando a la gente que paseaba y que se acercaba al puesto para pedir un helado que refrescara la calurosa noche. Su ritual siempre era el mismo, se acercaba, le compraba un helado y se quedaba allí, haciéndole compañía y hablando con el heladero cuando la gente no se acercaba a comprar. Lo había descubierto un día que necesitó salir de su asfixiante cuarto, en busca de algo que lo distrajera y lo hiciera olvidarse de todo. El chico había llamado su atención y le había ofrecido un helado, invitándolo. Chanyeol había aceptado y se había quedado el tiempo suficiente como para saber que no quería dejarlo marchar nunca. Su lobo estaba a gusto con aquel chico, sabía que quería marcarlo y hacerlo suyo, pero no se atrevía a decir abiertamente que le gustaba.

Porque igual que sabía que lo quería para sí, sabía que el chico era un cambiaforma de conejo, una 'presa'. Y se suponía que no podían estar juntos. A pesar de que él quería a ese chico más que a otra cosa en su vida y a pesar de que él, por el olor que despedía cuando Chanyeol estaba cerca, también quería.

- Oye -le dijo el chico cuando se hubo acabado su helado y lo hubo pagado-, creo que nunca nos hemos dicho nuestros nombres.

Chanyeol sonrió amargamente. No le había dicho su nombre porque, una vez que lo hiciera, el chico sabría quién era. Nadie que viviera en aquella ciudad desconocía que el clan Park de lobos era el más importante y que no debían mezclarse con ellos si no eran de su misma clase. Pero él había preguntado, y Chanyeol no quería mentirle, así que suspiró y se levantó, rodeando el pequeño puesto hasta que quedó frente a él.

Era tan bajito, tan adorable, tan irrefutablemente un conejito que Chanyeol sintió su corazón explotar de pensar que podría huir de él, un cazador, cuando su nombre saliera de sus labios.

- Park Chanyeol.

El otro abrió los ojos y la boca ligeramente, reconociendo al instante el nombre.

- No te lo dije antes porque no quería asustarte y que te fueras -intentó excusarse, tomándolo instintivamente por la muñeca-. Me gustas mucho.

Si esperaba que el chico se soltara de su agarre y huyera o lo mandara al diablo, nada de eso ocurrió. De hecho, el chico se ruborizó y se acercó un poco a él, haciéndole señas para que se agachara, como si fuera a contarle un secreto al oído.

- Yo soy Byun Baekhyun -le susurró, el sonido musical de la risa en su voz-. Y tú también me gustas.

Chanyeol se giró rápidamente para mirarlo, pero Baekhyun fue más rápido y lo besó, uniendo sus labios y saboreándolos. El alto, incrédulamente maravillado, se dejó llevar, cerrando los ojos y devolviéndole el beso de la misma manera dulce pero intensa.

- Pensé que huirías -le confesó, Chanyeol, acariciando su rostro. Baekhyun rió por lo bajo.

- Si el hijo del jefe Park se me declara, después de todo lo que he esperado para que sea mío, ¿cómo voy a rechazarlo?

El corazón de Chanyeol se aceleró y volvió a besarlo, la felicidad recorriendo su cuerpo. Ya se pelearía con sus padres, con la sociedad, con el mundo entero si hacía falta. Pero en aquel momento sólo eran Chanyeol y Baekhyun. Y aquello estaba bien.  

ChanBaek 3.6.5 - Drabble Project #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora