Capítulo veintiuno

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Matty

— Te quiero. —es lo último que digo antes de que ella se apoye en mi pecho quedándose dormida poco a poco.

Es verdad. La quiero. Y por eso la he estado alejando todo este tiempo. No quería que me viera así, no quiero que vea lo peor de mi. Lo único que conseguiré es destrozarla. Su rostro estaba pálido, sus ojos estaban cansados, no había dormido nada. Y de repente cae de rodillas al suelo, llorando, en su fase más débil, cree que todo es culpa suya, pero no, el único culpable soy yo. Casi mato a Ryan, y si no fuera por ella estaría dentro de esa mierda de nuevo.

Julie

Todo está oscuro ¿Tengo los ojos cerrados? Paso mis manos por los párpados para comprobarlo. De repente noto unas pesadas manos que me agarran los brazos con furia, intento zafarme de ellas pero no puedo.

— ¿Quién eres? —pregunto entrecerrando los ojos para conseguir ver de quien se trata. —Suéltame.

Su pelo negro en forma de ola azota mi cara. Sus ojos marrones están clavados en mí, mirándome con odio.

Ryan.

— Suéltame —lloriqueo, pero el me agarra aun con más fuerza estrujándome las muñecas

— Vas a pagar por culpa de tu novio —sonríe, mostrándome esa sonrisa que me transmitió desconfianza desde el primer momento que lo vi.

— ¡Suéltame! —grito levantándome de la cama de un salto. Matty está mirándome, mientras yo me cojo las muñecas para comprobar que están en perfecto estado.

Pasa de rodillas por encima de la cama hasta acercarse a mi cogiéndome por las muñecas.

— ¿Qué pasa? —dice mirando mis muñecas.

Silencio.

— Julie —susurra haciendo que lo mire.

— Soñé... Soñé con Ryan. Venía a por mi —noto como su mandíbula se tensa. — Estaba encima de mi, no podía moverme. —lloriqueo y el me atrae hacia él haciendo que caiga sobre la cama de rodillas.

— Conmigo no te va a pasar nada Julie —me mira apoyando sus manos en mis mejillas. —Te lo prometo.

Su aliento en mi cuello me pone la carne de gallina.

Pasa sus dedos por mis piernas desnudas y sus ojos se encuentran con los míos, su mirada me provoca un cosquilleo entre los muslos, trago saliva.

Tira de mi hasta que queda el encima mía, con una mano coge mis muñecas y las pasa por encima de mi cabeza, mientras que con la otra sigue acariciando mis muslos hasta llegar al dobladillo de las bragas. Mete los dedos en mis bragas haciendo que un escalofrío recorra todo mi cuerpo.

Sus dedos se deslizan lentamente dentro de mí y me besa la clavícula con suavidad. Cierro los ojos y suelto un pequeño gemido mordiéndome el labio inferior. Dejo caer la cabeza hacia atrás, y mis piernas comienzan a temblar.

— Eso es —susurra y yo enloquezco con su voz gimiendo su nombre.

La luz del sol que entra por la ventana me despierta. Estiro mis brazos para desperezarme, busco un pantalón de chándal de Matty y me lo pongo, me quedan enormes —río al verme en el espejo.

Cuando bajo esta el desayuno preparado. Hoy tengo muchísima hambre, será por que llevo casi dos días sin comer apenas.

— Buenos días —sonrío mirando a Gracy que está sentada al lado de Matty en una de las sillas de madera. Le da un mordisco a una tostada.

Un bonito caosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora