Capítulo sesenta y uno

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El viernes tardó en llegar más de lo que esperaba.

No he visto a Matty desde que me dijo —más bien me encontré— a Valerie en su apartamento, donde íbamos a vivir juntos. Pero todo cambió en tres segundos.

No quiero que me explique nada, no quiero saber nada más de esto... Estoy cansada de que sea siempre lo mismo. Es un círculo vicioso, la historia se repite siempre, en Londres, aquí... En donde sea. 

Mentiras, todo está lleno de mentiras.

He faltado los últimos tres días a clase. Estoy "enferma", Chloe me ha llamado, James me ha llamado, incluso Matty me ha llamado. Pero no quiero hablar con nadie, solo quiero permanecer en mi burbuja, o más bien tapada hasta el cuello con mi manta, sin hacer absolutamente nada más que ver la televisión. 

Aquí es en el único sitio que, aunque le esté dando vueltas a la cabeza estoy en paz. 


Escucho como la puerta al final del pasillo se cierra y unos pasos se acercan a mi habitación. 

— Julie ¿Estás bien? —mi padre asoma la cabeza a través de la puerta. — ¿Qué haces acostada?

Y yo que daba por hecho que pasaría de largo, como todas las mañanas. 

— Me duele un poco el estómago y la cabeza —entrecierro los ojos para parecer más enferma. 

— Ya hace tres días que no vas a clase, si estás enferma ¿Por qué no vas al médico? 

— Se me pasará —suspiro.

— Sabes qué puedes contar conmigo para lo que sea ¿no? —acaricia mi pelo con su mano — Sé que ha sido un año un poco difícil.

— No pasa nada papá, estoy bien —le regalo una sonrisa tranquilizadora. 

— Me tengo que ir a trabajar —mira el reloj que lleva en su muñeca, levantándose — Si necesitas algo llámame, por favor.


Mi padre puede ser a veces demasiado protector y otras demasiado pasota. En eso creo que somos parecidos. No tenemos término medio. 

Estiro mis brazos desperezándome. Pienso darme un baño de tres horas y ahogar mis penas en la bañera. Cuando estoy preparando las cosas para darme mi ansiado baño el timbre suena. 

Joder, ¿Quién será? Pongo los ojos en blanco bajando las escaleras.

Tenía pensado pasar y dejar que se cansara hasta que se fuera, pero el sonido del timbre me taladra la cabeza.

Cuando abro la puerta me encuentro a James y a Chloe con una sonrisa de oreja a oreja y unas cajas en las manos. 

Sin mucha emoción les doy la espalda y les susurro un inaudible "pasen". 

— No deberían faltar a clase. —les digo al mismo tiempo que me tiro en el sofá boca abajo. 

Tengo unas pintas horribles. Llevo un pantalón de chándal de color negro y una camiseta blanca, con un moño a medio hacer. 

— Me hace gracia que lo digas tú —James se cruza de brazos en frente de mi. — ¿Por qué no has ido a clase? o simplemente ¿Por que no has cogido las llamadas?  Pensábamos que te había pasado algo. 

— Es verdad —escucho la voz de Chloe al lado de James y levanto la vista manteniendo la misma posición que antes.

— Lo siento, no quería hablar con nadie, ni ver a nadie y mucho menos ir a clase

Un bonito caosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora