El despertador me avisa de que es hora de levantarme.
No quiero ir al instituto y ver la cara de ciertas personas, pero tengo que hacer el examen. Miro el reloj. Son las ocho de la mañana, me queda media hora para llegar al instituto si quiero hacer el examen, y obviamente, sí quiero.
Me levanto corriendo de la cama y me visto con lo primero que veo, me lavo los dientes y salgo corriendo de casa.
Cuando llego al instituto me falta la respiración, me tengo que parar al llegar a Chloe apoyando mis manos en las rodillas, cogiendo aire. Tengo que hacer más deporte.
— ¿Estás bien? —se acerca Chloe a mi.
— Sí, es que me he quedado dormida y he tenido que venir corriendo.
Suelta una carcajada.
— ¿Has dormido bien? Tienes mala cara —se cruza de brazos caminando hasta la entrada del instituto.
— Pues la verdad es que no he dormido mucho. —le cuento todo lo de James.
— Lo siento —baja la mirada.
— No es tu culpa, agradezco que me hayas contado lo de Mia y James, aunque no me importa, el puede estar con quien quiera.
— Pero si yo no te hubiera contado nada quizá el te lo hubiera dicho —me dice Chloe esta vez mandando un mensaje con el móvil, una sonrisa se le escapa de los labios.
— ¿Con quién hablas? —intento mirar por encima de su hombro, pero ella guarda el móvil.
— Es un chico que he conocido por internet —se sonroja. — Es super mono, hablamos siempre —dice entrando en clase. — Pero ya te contaré más. —me señala con la cabeza la parte de atrás de la clase, en mi sitio está James y encima de James está —como no— Mia.
— Espero que esto sea una puta broma —digo a regañadientes dispuesta a decirle cuatro cosas. Pero Chloe me agarra del brazo.
— No hagas nada de lo que te puedas arrepentir después, recuerda que Mia es la hija de la directora —pone cara de asco, y yo camino hasta ellos decidida.
Carraspeo.
— Perdona, pero no se si saben que están en mi sitio —me cruzo de brazos, pero Mia no me hace ni caso y sigue hablando como la arpía que es. En mi sitio, y el examen está a punto de empezar. Cuando tiene que estar una profesora presente no lo está —bien— Oye, he dicho que si se pueden quitar de mi puto sitio —doy un golpe en la mesa llamando la atención de los demás.
Mia me mira.
— Yo me siento en donde me da la gana —se pone de pie para estar a mi altura, pero eso nunca lo va a conseguir. — La que tiene que buscarse otro sitio eres tú. —golpea mi hombro con su dedo índice.
— No vuelvas a ponerme un dedo encima —le advierto — No me da miedo que seas la hija de la directora miedo, te confundiste de persona —me acerco más a ella pero James se pone de pie al instante para separarme. — Tú a mi no me toques —tiro la carpeta que supongo que es de Mia al suelo.
Ella la recoge y por una extraña razón no me dice ni una sola palabra.
Por fin estoy en casa, Chloe me ha acompañado hasta aquí, pero antes paramos a por algo para desayunar. Ir a clase solo para hacer un examen es un coñazo.
— Sírvete tu misma —le digo sonriendo. — Estás en tu casa.
Para desayunar hemos comprado unos sandwiches, que según Chloe están buenísimos y zumo de naranja natural. No sé cuanto tiempo hace que no me siento en esta mesa a comer algo, casi siempre estoy sola.
— Me ha parecido muy valiente lo que le has dicho a Mia —me dice Chloe mordiendo el sandwich.
— Estoy harta de que se aproveche de ser la hija de la directora y de que lo use a su gusto. No me ha molestado que se estuviera enrollando con James, he visto cosas peores créeme —le doy un sorbo a mi zumo de naranjas. En ese momento la imagen de Charlotte encima de Matty cuando fui a la primera fiesta con el me viene a la mente, pero enseguida la aparto. — Lo que más me molestó es que James no tuviera el mínimo respeto por sentarse en mi sitio. Si lo que pretende es molestarme no lo va a conseguir.
Pasamos parte de la mañana estudiando Geografía, la cabeza me va a estallar, necesito que me de el aire.
— ¿Por qué no vamos a dar una vuelta? —le pregunto a Chloe, que está leyendo algo en el ordenador.
— Podemos ir a la playa —aparta la vista del ordenador y me mira. — Y podemos ir a tomar un helado —da pequeños saltos emocionada.
Asiento.
Cuando salimos de casa le dejo una nota a mi padre encima de la mesa de la cocina.
El camino se nos hace corto, Chloe me cuenta los viajes que ha echo desde que era pequeña. Con ella se me pasa el tiempo volando, me recuerda mucho a Gracy, tan dulce y tímida.
Paseamos por la orilla de la playa, el agua esta fría pero se está bien. Hay algunas personas cogiendo sol y otras surfeando. Chloe saluda con la mano a alguien pero no sé quien es. Un grupo de chicos salen con las tablas de surf en la mano, y se acercan a ella.
— ¿Ya no coges olas, pequeña? —dice uno cogiendo a Chloe por las axilas y dando vueltas con ella.
— A veces, pero suéltame ¡Me vas a marear!
El chico tiene el pelo en forma de pequeños tirabuzones de color rubio, es alto y su cuerpo está bien formado, sus ojos color miel están clavados en mi.
— ¿Quién es tu amiga? —dice mirándome.
— Es Julie —salta Chloe.
— Yo soy Liam —me tiende la mano y yo se la acepto estrechándola.
— Encantada.
— ¿Coges olas? —frunzo el ceño mirando a Chloe.
— Es la mejor de todas las chicas —dice Liam con orgullo.
Chloe se sonroja.
— Vamos a ir a tomar un helado, si quieres ven con nosotras —dice ella mirándome a mi para que le de el visto bueno y yo acepto.
Cuando llegamos a la heladería no es muy grande, tiene algunos asientos de madera fuera, y las neveras con los helados, hay de todo los sabores que pueda existir en el mundo. Yo me lo pido de chocolate. Es mi favorito.
Nos pasamos todo el tiempo hablando y riendo. Liam es muy simpático.
— Ya decía yo que estando tan pálida de aquí no podías ser —ríe y yo le acompaño.
— ¡Oye! —miro por encima de su hombro y veo a James venir, viene con otro chico. Es alto y delgado, su cara me da mal rollo al instante. Aparto la vista antes de que me vea pero es demasiado tarde.
Me coge del brazo levantándome de la silla.
Chloe me mira sorprendida.
— ¿Y a ti que te pasa? —le empujo para que me suelte.
— ¿Qué haces con ese tío? —me mira señalando a Liam, este último sonríe.
— Es amigo de Chloe —le digo. — Además a ti que te importa, puedo salir con quien me de la gana.
— No quiero que te acerques a él —me dice echándome su aliento en mi cara. Huele a cerveza.
— Pero ¿Por qué? no quieres que esté con Matty, no quieres que esté con nadie —me aparto para volver a mi sitio pero no me deja pasar. Miro al chico que le acompaña, está separado unos metros de nosotros, se va para los lados. — ¿a eso te dedicas ahora? ¿a beber y a tirarte a zorras? Pensé que eras diferente.
— Me da igual lo que pensaras, no quiero que te acerques a él. —me mira con rabia.
— ¿Por? —me cruzo de brazos, estoy comenzando a hartarme.
— Por que es mi hermano.
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Un bonito caos
RomansaJulie es una chica normal y corriente, vive con sus dos hermanas y su madre en un pequeño pueblo de Londres. Tan solo bastó un fin de semana para que su vida diera un giro de 180 grados. Todo a su alrededor se tambaleó en un abrir y cerrar de ojos...