Capítulo cuarenta y ocho

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Permanecemos unos segundos abrazados, él respira con fuerza contra mi pelo. Sé que esto le está costando. Al fin y al cabo James es su mejor amigo y que yo me mudara aquí no ayuda mucho. No es que lo defiende ni mucho menos, no estoy a favor de que se vaya peleando por ahí con la gente y mucho menos con James, que aunque haya pasado algo entre nosotros, por que tengo que admitir que química había, pero mi corazón pertenece a Matty. Quizá si yo no estuviera en medio de ellos dos esto no pasaría.

Estoy cansada de esta situación, siempre estoy en medio cuando algo va mal y la mayoría de las veces es culpa mía.

El sonido de mi móvil nos despierta haciendo que nos separemos.

—Vale, dame unos minutos y ahí estaré —asiento. — Pero... ¿Estás bien?


— Era Chloe me ha dicho que vaya a su casa urgentemente —me encojo de hombros.— Tenía que contarme no sé que cosa. Voy a darme una ducha —miro a Matty quien está enarcando una ceja y sé cuales son sus intenciones, apoyo mi mano en su hombro negando con la cabeza. — Ni hablar, tu te quedas aquí quietito —río y le doy un pequeño beso en su hombro donde justo antes tenía la mano.

En diez minutos ya me he duchado y vestido, no sé como lo he hecho...

— Deja que te lleve —dice Matty casi suplicando.

— ¡Qué no tonto! —dejo un camino de besos desde su frente hasta su barbilla. — Estaré aquí lo más pronto que pueda. —un último beso y salgo de casa.

Llegar a casa de Chloe no me cuesta lo más mínimo, no es que viva al lado de mi casa pero tampoco está tan lejos. Cuando llego me paro justo en la entrada, el precioso jardín que tiene me deslumbra, es enorme. Entro cerrando la verja detrás de mi. Tengo una sensación extraña, como si alguien me observara he mirado hacia atrás, pero no hay nadie. Me estoy volviendo paranoica.

Llamo a la puerta pero no hay respuesta. Intento llamarla al móvil pero tampoco me responde.

¿Esto es una broma o qué?

Vuelvo a llamar a la puerta más fuerte y me abre Chloe, envuelta en una toalla de color lila.

— Lo siento —me abraza. — Estaba en la ducha y con la música... No he escuchado que llamabas.

— Pensé que te había pasado algo —suspiro aliviada.

Chloe me invita a entrar y su casa parece mucho más ordenada y limpia que la última vez que estuve aquí.

— ¿Quieres algo? —me ofrece gritando desde la cocina.

— No gracias —le devuelvo el grito sentándome en el enorme sofá de cuero blanco. Chloe aparece delante de mi ya vestida. — Bueno ¿Y qué es lo que tenías que contarme?

— Pues... —mira al suelo. — ha mi padre le han ofrecido un trabajo en Alemania y quieren que me vaya con ellos —mueve sus piernas nerviosa.

— No —niego con la cabeza. — No puedes irte, ¿No tienes ningún familiar con él que quedarte aquí?

— No —niega con la cabeza. — Mis tíos casi todos están en europa, y no es que seamos muchos... Mi familia es bastante pequeña

Me abrazo a ella con fuerza, no puede irse ¡No! Es la única amiga que tengo aquí, no me puede hacer esto. Suena egoísta pero no puede irse. Mis ojos comienzan a inundarse por las lágrimas.

— No quiero que te vayas —niego con la cabeza, aun abrazándola.

— Me voy en dos semanas... Cuando por fin mi vida coge el rumbo que yo quiero, me dan esta noticia de mierda —solloza.

Un bonito caosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora