Capítulo setenta y uno

36 1 0
                                    




Siento todas las miradas puestas en mi.

Mi padre me está mirando muy serio, con el ceño fruncido mientras que mi madre me mira con ojos brillantes, creo que está a punto de llora. No sé que decir ni que hacer, se supone que nadie se puede enterar de que el maldito test que se me olvidó tirar en realidad es de Chloe y no mío.

— Julie —repite mi madre plantandose delante de mi. — ¿Estás embarazada?

Muevo la cabeza negando y ella suspira aliviada pasándose las manos por el pelo.

— ¿Entonces de quién es el test? —esta vez la que habla es mi hermana Ashley, que está de rodillas sobre el sofá.

Chloe me va a matar... Pero si ella estuviera en la misma situación que estoy yo, haría lo mismo. Si lo digo probablemente no pase nada, pero si no lo digo las dudas van a seguir creciendo y van a pensar que es mío.

— Es de Chloe —digo al fin clavando la mirada en el suelo. — No se puede enterar de que lo sabéis. —clavo la mirada en la e Helen y Gracy. — Lo digo en serio.

Ellas solo asienten haciendo una cremallera imaginaria en sus labios.

Puedo imaginarme como se está sintiendo Chloe ahora mismo.

— Necesito que me de un poco el aire.

No podía seguir allí sentada viendo como todo el mundo me juzgaba con sus miradas. El aire me da de lleno en la cara y cierro los ojos suspirando. Me gustaría poder ayudar a Chloe, tiene que sentirse sola en un momento como este, sin poder decirle a sus padres y mucho menos a Liam nada, cuando ni ella sabe lo que va a hacer.

— ¿Quieres dar un paseo? —la voz de Matty aparece detrás de mi haciendo que abra los ojos de repente. Asiento y bajo las escaleras dando pequeños saltos.

— Por un momento pensé que era tuyo —suelta casi en un susurro.

Caminamos en la oscuridad de la noche, guiándonos nada más que por las luces de las farolas que alumbran la avenida. El mar está tranquilo.     Demasiado tranquilo.

— No sé que haría si estuviera en el lugar de Chloe —miro de reojo a Matty que está mirando al frente. — Me refiero a que no sabría como reaccionar. No creo que sea el momento.

— Yo tampoco sabría que hacer —carraspea — Pero no te voy a negar que sentí algo cuando lo vi.

Clavo mis ojos en los suyos, intentando descifrar que siente. ¿Me está diciendo que quiere ser padre?

— Julie, no te rayes.... —suelta una carcajada al mirarme a la cara. — No te estoy diciendo que quiera tener un hijo ya, solo fue algo del momento.

Nos sentamos en uno de los bancos de madera que decoran la avenida, siento el aire fresco en la cara.

— ¿Ya sabes a que universidad quieres ir?

Silencio.

— ¿Sabes que tienes que enviar las solicitudes a varias universidades, no? —enarco una ceja mirándole.

— Julie, no sé si voy a ir a la universidad, ¿Podemos hablar de otra cosa? —se levanta del banco, dándome la espalda.

Asusta un poco saber que vas a dejar de ver a tus amigos, que vas a empezar una nueva etapa llenas de experiencias donde conocerás a gente increíble y otras que no van a ser de tu agrado. A mi me asusta. Mi sueño siempre ha sido ir a la universidad de california en los angeles; UCLA. Hace cinco meses no me hubiera imaginado estar viviendo en California. Mi vida a cambiado mucho, muchísimo.

— Julie, por favor —me encuentro con los ojos de Matty. — Llevo un rato hablándote, te quedas como absorta en tu mundo. Joder, yo también quiero desconectar de esa manera.

— Lo... Lo siento, estaba pensando en cuanto ha cambiado mi vida desde que vivo aquí. —me encojo de hombros sonriendo. — ¿Qué decías?

— Que si quieres bajar a playa —tiende la mano esperando que acepte. — A mi me encantaba venir cuando vivía aquí. La soledad, el ruido del mar, la arena fría... Es de otro mundo. Te da para pensar mucho.

Cojo su mano sonriendo.

— ¿Has visto a James? —pregunto mientras bajamos las escaleras de madera que tenemos delante, hasta llegar a la arena fría. Él me mira frunciendo el ceño. — No lo he visto desde esta mañana, estaba con Chloe en la heladería. Pero no he vuelto a saber nada de él.

— No sé nada de el. Estará con Catherine —pone los ojos en blanco y yo suelto una carcajada.

— ¿No te cae bien?

— Ni bien, ni mal —se encoge de hombros. — No la conozco.

Caminamos un poco hasta que nos sentamos en la arena. Me quito las converse dejando que la arena corra por mis pies. El sonido del agua rompiendo en la orilla es relajante. Me acuesto en la arena sin importarme llenarme de esta.

Pasamos un rato en silencio, solo mirando al cielo, como solíamos hacer cada noche en Londres.

— ¿Como se llamaba tu madre? —suelto en un susurro casi inaudible.

— Diane.

— ¿Nunca vas a verla? —titubeo — Al cementerio...

El me mira fijamente, negando con la cabeza. El pecho le sube y baja rápidamente y hasta puedo escuchar como late su corazón. No sé si está enfadado, triste, o las dos cosas.

— No quiero hablar de eso.

— Lo siento, pensé... que, bueno, da igual —entierro las manos en la arena, jugando con esta.

Sé que perdió a su madre cuando era muy joven. No puedo imaginar lo que pudo haber sentido en ese momento, ni como se siente ahora, pero ojalá que algún día saque todo lo que tiene dentro, observo como mira a un punto fijo, tiene los hombros relajados, pero sé que el no lo está. Acero mi mano hacia su brazo, acariciando con la yema de los dedos este.

— Solo quiero que sepas que, si algún día quieres ir, yo estaré aquí, te lo prometo.

No habla, clava su mirada en mi fijamente. De un momento a otro sus labios aplastan los míos con fuerza, acaricia mis mejillas con sus manos alrededor de mi cara. Sé que esto no era lo que habíamos acordado, pero no puedo más. Le beso con más ganas pasando mis brazos por su cuello, acariciando su pelo. Acaricia mi espalda dejando su mano al final de esta, haciendo que me acueste sobre la arena.

Nos besamos en el silencio de la oscuridad. Siento como el corazón me va a mil por hora y sé que los dos queremos más. Baja su mano apretando mi culo con fuerza y yo cierro los ojos, consciente de lo que lo está a punto de pasar. Deslizo su camiseta por encima de su cabeza, dejándola a un lado. Sus brazos se tensan al cogerme y dejarme en su regazo, hago un camino de besos desde su cuello hasta su mandíbula, mordiendo esta con ganas. Quiero más.

Unas risas a lo lejos hace que me ponga en alerta, pero las ignoro, no quiero parar ahora, tiro con fuerza de su pelo apretando su sexo contra el mío, Matty suelta un gruñido.

—  Shhh —despega sus labios hinchados de los míos, frunciendo el ceño.

— No... —murmuro dándole algún que otro beso por el cuello.

— Creo que he escuchado voces Julie, ¿Quieres que nos vea todo el mundo? —me mira enarcando una ceja, sonriendo.

Vuelvo a escuchar las voces de antes, esta vez más cerca. Miramos hasta las escaleras por las que hace una hora habíamos bajado. Son Helen y Gracy. Bajan dando saltitos cogidas de la mano. Entrecierro los ojos para ver mejor. Se acercan a la orilla de la playa, creo que no nos han visto. Estoy a punto de llamarlas cuando Helen coge a Gracy de la cara, plantandole un beso en los labios.

Miro hacia Matty con los ojos muy abiertos, no me lo esperaba... Por eso estaban demasiado raras en la cena. Están Juntas.

Helen y Gracy están juntas.

Un bonito caosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora