Capítulo 8 "Alguien Me Estaba Observando"

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Lo que Jos me acababa de contar no sonaba bonito pero, ¡por Dios!, es muy difícil de creer. Imaginense un chico lindo, siendo malo y maldiciendo pueblos, suena bastante irreal.

Observe a Jos quien después de contarme la leyenda giro la cabeza hacia la ventana y miro el cielo.

— Jos... — el volteo a verme —Él... ¿Tiene nombre?, además de ser llamado "Hijo de la luna".

El pelinegro asintió.

— Por lo que yo se, si, pero no se su nombre. Nadie quiere mencionarlo, por lo tanto las nuevas generaciones no sabemos su nombre.

— Oh.

El autobús llego a nuestro destino, al bajar, la llovizna caía sobre nosotros.

— Vamos, te acompañó a tu casa — me dijo Jos.

— No te preocupes Jos, vivo cerca, ve a casa, ya es tarde están por dar las 11:00 — sonrei.

— Pero... — lo interrumpí.

— Insisto. No me pasara nada malo.

Jos soltó un largo suspiro.

— De acuerdo, te veo mañana por la mañana — me dio un beso de despedida — ve con cuidado — me dijo con preocupación.

— Tú igual — él asintió y se alejo de donde yo estaba, suspire y mire la luna; Estaba en cuarto menguante — Así que tienes un hijo — sonrei y comencé a caminar — Quien lo diría.

Saque mi celular y entre a mis redes sociales, pero el sonido de pisadas detrás de mi me distrajo, me quede quieta y gire para ver quien era la persona que pisaba así, ya que hacia mucho ruido con el agua que se encontraba en el pavimento.

Pero no había nadie, decidí no darle importancia, tal vez solo estaba imaginándome cosas, después de todas esas leyendas que escuche, es normal que me haya sugestionado.

A varios cientos de kilómetros, puede tu voz darme calor igual que un sol, y siento como un cambio armónico, va componiendo una canción en mi interior comencé a cantar para aligerar el ambiente, que por cierto ya se me había hecho muy pesado, y el camino mas largo de lo normal — Sé que seguir no suena lógico, pero no olvido tu perfume mágico, y este encuentro telefónico, me ha recordado que estoy loco por ti — tuve la sensación de que alguien me estaba observando, gire la cabeza rápidamente, y pude distinguir la silueta de un chico que estaba al final de la calle — ¡Hey tú! ¿Quien eres? — prendí la linterna de mi celular y lo alumbre, pero antes de que la luz pudiera tocarlo desapareció.

Abrí los ojos a mas no poder y me eche a correr, de acuerdo eso me había dado bastante miedo.
¿Sera él?.

Cuando llegue a mi casa abrí como desesperada la puerta y la cerré con llave.

— ¡Dios mio! — dije tocándome la frente.

— ¿Ailim? —dijo mi abuela quien ya se encontraba parada frente a mi.

— Aamm hola — sonrei.

Mi abuela fruncio el ceño.

— ¿Estas bien, cariño?.

— Eso creo — dije botando mi mochila al suelo.

— ¡Estas muy pálida! ¿Ya has comido algo? — negué con la cabeza — Con razón, ahorita mismo le digo a... — la interrumpí.

— No te molestes abuela, no tengo hambre, lo que pasa es que... Vi algo muy extraño hace unos minutos — mi abuela me tomó del brazo y me condujo a la sala de estar.

— ¿Que viste, cielo? — preguntó.

— Vi...la silueta de un chico. Prendí la linterna de mi celular para saber quien era pero — hice una pausa — desapareció —dije sentándome en en sofá — Que tal si era él.

—¿Quien es él?

— ¡El hijo de la luna!

Mi abuela se puso incluso mas pálida que yo, y el sonido de unas tazas rompiéndose me dio un susto de muerte.

— ¡Blanca! — exclame asustada.

— Lo siento señorita Basteri — dijo recogiendo con torpeza los trozos de cerámica.

— No se preocupe — dije, miré a mi abuela, que ni siquiera se había dado cuenta de lo que acaba de pasar.

— ¿Que pasa? — dijo mi abuelo llegando a la sala de estar.

— Querida —dijo mi abuela — ¿quien te contó sobre él?

Sabia que había cometido un error al decir eso. ¡Soy una torpe!.

— Yo...— mi abuelo me interrumpió.

— ¿De quien están hablando?.

— Adolfo. Alguien le ha dicho — habló mi abuela, haciendo que mi abuelo cambiará el semblante de su rostro.

— ¿Que?, se suponía que nadie ya iba a tocar ese tema ¡tu no debías de saber nada! — me grito mi abuelo, me hizo sentir muy mal, jamas en la vida me había gritado de esa forma — Vete a tu habitación.

Sin decir nada mas hice caso.

Al día siguiente.

Ya casi salia de clases, en toda la noche no pude dormir. La maestra escribía en el pizarrón la tarea que debíamos entregar, lo cual me hizo recordar que aun no había empezado a hacer el reporte que nos habían pedido.

— ¿Estas bien? —me preguntó Selene.

— Si — respondí.

Ella poco convencida asiente y da la vuelta, ¿a quien engaño? No estoy bien, dormí poco menos de cuatro horas, me espantaron la noche anterior y lo peor, mi pueblo será amenazado por un extraño chico, al cual todos le tienen miedo.

Decidí dejar de pensar en esas cosas y concentrarme en lo que es importante, por ejemplo la universidad.

(...)

7:00pm

— Hola — dije con una sonrisa.

— ¡Hola, Ailim! —me saludo Areli — que bueno que llegaste.

— ¿Con quien hablas, Are? — se escuchó la voz de un chico.

— Con la nueva chica que trabajará con nosotros — el dueño de la voz salio detrás de los estantes de libros.

— ¡Hola, mucho gusto! — se acercó a mi — mi nombre es Freddy.

— ¡Hola, el gusto el mío!, me llamó Ailim — el chico sonrió.

— Que bonito nombre, bienvenida — se acercó al escritorio donde estaba Areli, la chica de silla de ruedas.

— Gracias — dije.

— No hay de que, Are ¿podrías pasarme mi chaqueta? — la chica asistió.

— Gracias — dijo Freddy mientras tomaba la chaqueta —me tengo que ir. Lamento no poder quedarme a platicar pero hoy es el cumpleaños de mi mamá y no he estado en todo el día con ella.

— No hay cuidado Freddy — dije

— Bueno, mucha suerte, se cuidan, adiós — dicho esto, salio de ma biblioteca.

— Bien Ailim, puedes poner tus pertenencias aqui — señalo el escritorio — y si gustas comenzar por acomodar los libros que están en las mesitas — me dijo.

— Claro con gusto — dije, quite la mochila que llevaba y la puse detrás del escritorio para poder comenzar a trabajar.

(...)

Estaba limpiando el polvo de los libros, cuando escucho que alguien entra a la biblioteca.

— Buenas noches — se escucho la voz de Areli, pero no escuche la respuesta de la persona que había entrado, así que decidí asomarme para ver quien era ese mal educado o mal educada.

-Dalia

Hijo de la Luna |Alonso Villalpando| [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora