Al asomarme distinguí a un chico con una sudadera negra y con el gorro puesto que caminaba por los pasillos, pero no pude verle el rostro desafortunadamente.
Me acerque a Areli.
— ¿Que onda con ese chico raro y descortés? — pregunte. Areli levanto los hombros.
— No se quien sea, no se dejo ver la cara, solo se paso así sin mas.
El ambiente de la biblioteca se puso algo tenso y un sentimiento de tristeza me inundó y era algo que no podía comprender, lleve una de mis manos a mi pecho.
— ¿Te sucede algo Ailim? —me preguntó Areli frunciendo el ceño.
— N...no — dije sin quitar la mano de mi pecho — es solo que — comencé a llorar ¿que me esta pasando? ¿por que estoy llorando?
— Ailim, ¿dime que te pasa? — Areli salió detrás del escritorio donde estaba y me tomo la mano.
— No se que me pasa — dije entre lágrimas — Siento... Una presión en el pecho que no me deja respirar — dije aun llorando — me siento muy triste.
— Ok, ok, esperame aquí, iré a ver a Alan para que pueda regalarme un vaso de agua, estas trasudando — me toco la frente, asentí y vi como Areli manejaba con torpeza su silla de ruedas.
Me senté detrás del escritorio, y las lágrimas no dejaban de salir, aun no entiendo cual era el motivo por el cual estaba llorando, ni el por que tenia tanta tristeza.
Cerré mis ojos y trate de recordar momentos agradables, respire profundamente y sentí como la tristeza se iba, de pronto me encontraba bien, no sentía nada, estaba neutra como estaba minutos antes.
— ¿Que me sucede? — dije.
Sacudí mi cabeza, y decidí olvidarlo, claro si es que podía ya que algo como eso no se podía olvidar tan fácil ¿acaso estoy loca?. Saque de mi mochila, mi pluma y una hoja blanca, había recordado que aun no hacia el reporte que nos habían dejado, así que tal vez hacerlo sirva de distracción.
Comencé a anotar detalles de la presentación así como también, explique que la leyenda que mas me había gustado era "El Hijo de la Luna"
Fue cuando unos tomos de libros muy extraños se azotaron en el escritorio, levante la visita aterrada por el gran estruendo.
— Me llevaré estos — dijo el chico, de la sudadera negra.
Quite un mechón de cabello de mis ojos, el cual me impedía ver con claridad. El era un chico con una piel extremadamente blanca o ¿pálida? La mayoría de cabello lo tenía oculto bajo el gorro de la sudadera que tenía puesta, salvo un mechón color caoba que caía sobre su ojo derecho, el color de sus ojos era un azul extraño casi pegándole al gris, en cuanto a complexión era delgado y parecía medir como 1:70 metros, Era un chico guapo, muy guapo, para ser sincera poseía una belleza muy inusual.
El chico al notar que me le había quedado viendo mas de la cuenta, me dedicó una mirada fría.
— ¡Oh si! disculpa, un momento — saque la libreta para anotar la ficha bibliográfica del libro.
— No te molestes, estos libros son bastante viejos, el título es casi imposible de ver — dijo fríamente.
Observe los libros, y tenia razón.
— Bueno en todo caso solo anotaré el número de serie — dije buscándolo en el lomo de los libros. Anote con cuidado los números y alce la visita discretamente, el se encontraba leyendo mi reporte.
— ¿Algo más? — él volvió la vista hacia mi y curvo la comisura de su boca.
— No — dijo y tomo los libros, para después salir de ahí.
Me quede pensando, que chico tan mas extraño, tome mi reporte, y este se comenzó a incendiar sin razón.
— ¡Aaaaaah! — grite y lo deje caer del otro lado del escritorio, me dirigí hasta ahí para apagarlo con el pie.
— ¿Que ocurre? — pregunto Areli, gire a verla y tenía un vaso de agua en las manos.
— Es que...es que...mi reporte se incendio sin razón — dije — trataba de apagar el fuego.
— ¿Hablas en serio?— asentí, Areli dejo el vaso de agua en el escritorio y se acerco a donde yo estaba, se inclino un poco y levantó el papel — ¿Estas segura? Para mi esto no se ve quemado sólo arrugado y sucio por la suela de tu zapato — me lo mostró.
— ¿Que? — dije y tome el papel — pero...te juro que se incendio me quemó la mano — y si aun tenía la sensación de ardor.
— Creo que estas exagerando —dijo yendo detrás del escritorio — lo malo es que tendrás que volver a pasar en limpio tu tarea — eso era lo que menos me importaba, lo que importaba era que me estaba volviendo loca. Solté un suspiro — Por cierto, el chico ese extraño que entro ¿ya ha salido?
Asentí.
— Si, a decir verdad era un muchacho muy extraño — frunci el ceño.
— ¿En verdad? ¿Cuales libros se llevó?— pregunto.
— Era unos que el título no se podía ver, solo anote el número de serie — Areli asintió y checo.
— Muy bien, pero...que raro que a los libros no se les pudiera ver el título, le diré a Freddy — tome el vaso de agua y bebí un sorbo.
— Pues si, creo que si es raro — dije y volvi a beber agua.
— Y, ¿Era guapo? — casi me atragantó.
— ¿Perdon? — dije limpiando mi boca con la manga de mi suéter.
— Que si el chico raro era guapo — me sonrió.
— Pues...pues creo que si — dije encogiendome de hombros.
— ¿Como era?
— Pues... Tenia piel blanca, muy blanca, ojos, ¿azules? Aaamm su cabello era color caoba, era delgado y un poco alto —mire a Areli quien tenia un semblante algo asustado.
— Juralo — asentí
— ¿Hay algún problema? ¿Lo conoces? — pregunte.
— Creo... — se acerco a la salida de la biblioteca y miro el cielo — La luna es...es luna creciente.
— ¿Y? — dije.
Ella se metió y fue a los estantes de los libros...— Y... Teníamos unos libros que nos explicaban leyendas y cosas paranormales pero había uno muy valioso, eran las leyendas de "El beso del diablo" — dijo con desesperación buscando ese libro — El libro que buscó contaba la leyenda de el hijo de la luna, el cual explicaba como era aquel joven, todos pensaban que él se había quedado como un infante — dijo yendo a otro estante, yo la seguí —pero no fue así, él creció, y también decía que el color de sus ojos varia conforme a las fases de la luna, si mal no recuerdo el azul casi gris es para la luna creciente — giro a verme — dime Ailim ¿sus ojos eran azules casi grises o eran azul normal?.
Lo recordé...sus ojos eran casi grises.
— Eran... Casi grises.
-Dalia
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Hijo de la Luna |Alonso Villalpando| [FINALIZADA]
Fiksi PenggemarLa leyenda que nadie quiere contar. La vida de Ailim Basteri es sumamente normal, la típica vida de una chica de 19 años que sólo busca ser alguien en la vida, ella ha decidido estudiar en la Universidad la carrera de Filosofía. Todo iba bien hasta...