Capítulo 10 "Regreso"

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— ¡Oh por Dios! — dijo cubriéndose la boca con la mano derecha — él es malo, él significa problemas.

— ¿Que? — pregunte alarmada.

— ¡Es él, es é!l —comento asustada — Pero...¿quien habrá contado la leyenda?

Me puse nerviosa.

— Yo no se que... — me interrumpió.

— ¡Debo decirle a los chicos! — dijo — Para que me ayuden a buscar ese libro — dijo comenzando a avanzar.

— Escucha Areli, todo estará bien, el chico que vino parecía inofensivo — dije poniéndome enfrente de ella — Debes de tranquilizarte, no va a pasar nada ¿de acuerdo? Además ¿no crees que si es él, el chico malo que dices nos hubiera hecho daño?

— Pero es que... — la interrumpí.

— Tranquila no va a pasar nada.

— ¡Ailim, es él, van a pasar muchas cosas!

— Oye, sabes que — todo esto me estaba empezando a dar miedo, todo ese temor de los habitantes no era normal — no hay que decir nada de esto hasta que estemos completamente seguras de que es él, no hay que alarmar a todos.

— Pero debemos prevenirlos — dijo mirándome con suplica.

— Mira Areli, si lo decimos lo mas probable es que se haga un alboroto en el pueblo — suspire — lo que tenemos que hacer es estar tranquilas, si pasa algo nosotras tomaremos cartas en el asunto y avisaremos a todos.

— ¿Crees que sea correcto? — preguntó.

— ¡Si! no hay que alarmar a los habitantes hasta que estemos seguras, ni siquiera Alan y Freddy deben saberlo.

— Pero entonces, debemos encontrar ese libro, también contiene la manera de que él se vaya, en todo caso de que si sea — dijo.

— De acuerdo, de acuerdo te ayudaré a buscarlo — dije comenzando a caminar para buscar entre los libros.

(...)

Areli y yo caminábamos por las calles húmedas, bueno solo yo caminaba ya que ella no podía, sin embargo yo la ayudaba con su silla de ruedas.

— Areli, ¿te puedo preguntar algo? — dije, las calles ya estaba solitarias por lo mismo de que ya era algo tarde.

— Si claro.

— Espero que no sea indiscreta pero ¿por que estas en una silla de ruedas? — pregunte.

Hubo un pequeño silencio seguido de un suspiro por parte de Areli.

— Cuando tenia 10 años solía patinar en hielo — dijo neutra — era muy buena, iba a competencias del pueblo y ganaba, aveces hasta representaba al estado — suspiro — un día, mientras practicaba, algo no salió bien, las navajas de mis patines estaban tan desgastadas que al momento de patinar me rompí una pierna — hizo una pausa — me llevaron al médico y el dijo que ya era demasiado tarde, el daño que le había hecho a mi pierna no tenía remedio — dijo con la voz temblorosa — asistí a muchas terapias para poder volver a ser como antes pero fue en vano, jamás pude volver a caminar y aquí estoy, postrada en una maldita silla de ruedas — detuve la silla de ruedas y me agache para observarla — ya no soy mas que una inútil.

— No digas eso Areli, no por tener una discapacidad eres una inútil, las personas así son magnificas y fuertes, tu eres fuerte, viviste muchas cosas que no fueron del todo agradables y estas aquí, por que aunque no lo creas, cada día de tu vida es una lucha y creeme te has ganado mi respeto y mi admiración por que eres demasiado autónoma — le toque la mano — y debes saber que no eres una inútil nunca te digas esas cosas ¿vale? — ella me sonrió.

— Gracias por tus palabras Ailim — le sonrei de vuelta — Tienes razón.

— ¡Eso es todo! Ahora dejame llevarte a casa que ya es muy tarde — comencé a avanzar con ella.

— Gira a la derecha, y es la primera casa — me dijo Areli.

— De acuerdo — y así lo hice.

— Estaremos en contacto ya anote tu número de teléfono para llamarte por si sucede algo extraño — asentí.

— Yo igual ya tengo el tuyo — dije parándome en la entrada de la casa.

— De acuerdo, entonces estamos en contacto.

— Claro.

— Nos vemos mañana y suerte en la uni — me dijo y se despidió con un beso en la mejilla.

— Chao, cuidate — observe como entraba a su casa, entonces yo decidí volver a la mía, no quedaba muy lejos.

La mochila que llevaba en los hombros me estaba comenzando a pesar mas de la cuenta, lo que me hizo detenerme y quitarla de mi espalda, ¿por que pesara tanto? No llevó mas que dos libretas y una pluma. La abrí y note que en efecto solo llevaba eso, volví a cerrarla y me la coloque nuevamente en los hombros, el aire golpeaba mi rostro y el frío se intensificaba. Fue hasta que alguien se paro frente a mi. Levante la vista y  observe a la persona que se había puesto en mi camino.

Él esbozo una sonrisa, pero no crean que fue una sonrisa agradable si no una que daba a entender que habría problemas.

— Interesante — dijo curvando la comisura de su boca. Me le quede viendo e inconscientemente retrocedí unos pasos — Creo que no eres precisamente de este pueblo, ¿verdad? —dio unos pasos al frente y yo retrocedí mas.

— ¿Por que lo dices? — hable con un poco de pánico en la voz, él se percató de eso y sonrió.

— Por que sabrías que a estas horas ya no se acostumbra salir en este lugar — dicho esto me observó de arriba a bajo — Y, ¿con quien tengo él gusto? No me gustaría llamarte solo "Bibliotecaria" — su voz era muy linda para ser sincera, tenía un tono suave y dulce.

— Debo irme — comencé a caminar pero el me detuvo.

— ¿Te vas tan rápido?.

— Si, debo llegar a casa,ya es tarde — el hizo una mueca de tristeza fingida.

— Hay, es una pena, Ailim — abrí los ojos ¿no que no sabia mi nombre?

— ¿Que? Pero, com... —me interrumpió.

— Yo siempre se el nombre de las personas que tienen que ver con mi regreso.

-Dalia

Hijo de la Luna |Alonso Villalpando| [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora