Capítulo 37 "Por Dolor"

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Alonso miro a Jos con una sonrisa.

— Deberías ir a casa Jos — dijo Alonso — mas al rato iré a buscarte, pero ahora no es seguro que salgas tanto a la calle — Jos miro confundido a Alonso.

— ¿Por que? — preguntó.

— Es complicado — Jos asintió ya que se percato que Alonso no iba a decirle.

— De acuerdo.

Jos comenzó a alejarse de las profundidades del bosque, y Alonso volvió a quedarse solo.

— Estúpida vida — susurro y miro al cielo.

— ¡Vaya! — se escuchó aquella voz horrorosa — Al parecer todo esta a mi favor.

Alonso giro y se encontró con él ser espeluznante de Lucifer, pero ahora parecía que había salido recién del infierno, tenia cuernos color negro, pezuñas en lugar de pies, ojos totalmente rojos, su lengua parecía de una serpiente y al rededor de ella unos dientes filosos.

Alonso al verlo retrocedió unos pasos y lo inundo el miedo, cosa que nunca había sentido y se dio cuenta que el miedo no era un sentimiento bonito, si no era algo horrible que no se podía evitar.

— ¿Tienes miedo? — Alonso no dijo nada solo continuo retrocediendo, pero Lucifer seguía caminando hacia él.

A comparación de aquel ser espeluznante Alonso era un ángel tanto física como psicológicamente.

— Que agradable sorpresa volver a encontrarte — hablo Lucifer.

— No digo lo mismo — murmuro entre dientes Alonso.

— Disculpa no te escuche — dijo — bueno, no importa, solo venia a decir que espero te haya gustado mi sorpresita.

Alonso fruncio el ceño y comenzó a sentir coraje, Lucifer se había acercado a él lo suficiente como para alzar la mano y tocarle el rostro.

— La chica morirá y tú — levanto la mano y toco el rostro de Alonso, a lo cual el pelirrojo esquivó.

— ¡No me toques! — exclamo enojado.

Lucifer soltó una carcajada horrible que Alonso sintió que la piel se le ponía de gallina.

— Tú, terminarás destruyendo este pueblo, por dolor — dijo — sera tanto tu dolor que optaras por morir, obviamente la perra de tú madre querrá evitarlo, pero no podrá — Alonso comenzó a respirar pesadamente debido al enojo que sentía acumulado en el pecho — tú morirás y vendrás conmigo al infierno, deberías ponerte feliz Alonso, te reencontrarás con tu sucio padre biológico — Alonso apretó los puños — Por fin tendré al hijo de la luna bajo mi dominio.

— ¡Callate! Jamás pasara lo que dices ¡largate de aquí!.

— Que ingenuo eres Alonso, escuchame bien, ¡Ailim se va a morir y tú ni nadie podrá evitar eso!

— ¡Cierra tú maldita boca! — exclamo Alonso.

Volvió a reírse aquel ser maligno y despareció justo frente a Alonso.

— ¡No, no, no! — dijo Alonso tocándose la cabeza — ella no puede morirse.

Narra Ailim.

Me sentía totalmente débil, volví a abrir los ojos pensando en que tal vez Alonso seguía aquí.

— Hija mia — escuche la voz de mi abuela, supe que Alonso ya no estaba.

— Hola — dije y sonrei débilmente.

— Me alegró que hayas despertado — me hablo con una sonrisa.

— ¿Como te sientes? — preguntó mi abuelo quien se encontraba al lado de mi abuela.

— No muy bien.

— Tenemos buenas noticias bonita — dijo mi abuela.

— ¿Si?

— Asi es,  tu papá va a venir a verte — sonrei.

— ¿De verdad? — ellos asintieron.

— Los doctores dijeron que perdiste mucha sangre, ninguno de nosotros puede donarte y hable con tú padre y le platique la situación en la que te encuentras, se extraño demasiado — dijo — me dijo que él es el mismo tipo de sangre que tú, mañana mismo estará aquí.

— Se lo agradezco mucho — comente con un hilo de voz, por mas que quería mostrar mi entusiasmo, la debilidad que sentía no me dejaba.

— También nos preocupa que, no sabemos nada de quien te hizo eso — gire la cabeza al lado opuesto para no verlos —Cariño ¿no recuerdas quien te hizo esto? — si les decía no me iban a creer.

— Fue algo extraño para mi también — dije.

— Pero...— en eso el doctor entro a la habitación, lo que me alegro, así ya no tendría que decirle.

— Hola, veo que has despertado eso es muy bueno — me sonrió — te recuperaras muy pronto.

— Eso espero.

— Veamos la presión — el doctor observo el aparato que estaba a mi lado— Al parecer todo marcha bien, tu presión esta muy bien. Solo mañana haremos transfusión de sangre y estarás como nueva — sonrei — eso si cuando vuelvas a casa, tienes que cuidar mucho esas heridas — asentí — Con el tiempo esas cicatrices se irán quitando así que no te angusties pequeña — comentó.

— Gracias — dije.

— ¡Echale ganas! — me dijo — Bueno pues, me retiró, cualquier cosa que se ofrezca estaré a su servicio — mis abuelos asintieron.

El doctor salio de la habitación y yo cerré los ojos.

— Dejemosla descansar, se ve muy débil — se escuchó la voz de mi abuelo.

— De acuerdo — la puerta se abrió y se cerro unos momentos después.

-Dalia

Hijo de la Luna |Alonso Villalpando| [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora