Alonso apretó los puños, ¿no podía hacer otra cosa en la vida de Ailim más que causar problemas?.
Pronto eso se iba a terminar, en cuanto él se convirtiera en mortal, Lucifer ya no podría hacerle nada, ni siquiera molestarlo, estaría en paz junto con Ailim.
Volvió a girar a la dirección donde minutos antes Ailim iba corriendo, pero ahora la calle estaba solida.
Narra Ailim.
Cuando llegue a mi casa me encontré con mis abuelos, quienes estaban en el comedor, conversaban entre ellos, y frente a ellos había un pastel de chocolate, frunci el ceño.
— Hola Cariño — dijo mi abuela con una sonrisa — ven a sentarte con nosotros.
Me acerque a ellos.
— ¿Y eso? — cuestione señalando el pastel.
— Quisimos comprarlo para ti — comentó mi abuelo.
— ¿Por que? — dije y me senté.
— Últimamente hemos visto que has estado un poco triste — comentó mi abuela — No conocemos la razón, y tampoco queremos incomodarte al preguntarte, se que las chicas de tú edad igual tienes sus propios problemas — agache la cabeza — además si quisieras contarnos ya lo habrías hecho, bueno... — soltó un suspiro mi abuela — nada mejor que animarte un poco con este riquisimo pastel de chocolate — sonrió mi abuela — las penas se olvidan con comida.
— Gracias — dije con una sonrisa — ¡son los mejores !— me levante de mi asiento y les di un abrazo a cada uno.
— Te queremos mucho Ailim y no queremos que estés triste — dijo mi abuelo.
— Prometo ya no estarlo — les dije.
— ¡Eso es todo cariño! — exclamo mi abuela — ahora deja que te sirva una rebanada de pastel.
Tome asiento donde minutos antes estaba, la verdad esto me hizo sentir mucho mejor, es lindo saber que mis abuelos se preocupan por mi y buscan la forma de hacerme sentir mejor.
Por la tarde en la biblioteca
— ¡No lo vas a creer, Ailim! — dijo Areli alarmada mientras recogía unos libros del suelo.
— ¿Que paso aquí? — pregunte sorprendida, y cerré la puerta de la biblioteca una vez que había entrado.
— !Tu intenso pretendiente vino otra vez! — deje mis cosas en el escritorio y ayude a Areli a recoger libros — quería verte, pero como aun no llegabas se enojo mas de lo que ya estaba y se puso como loco.
— ¡Eso no puede ser! — dije molesta — ¿Cuando entenderá que no quiero nada con él?
— En verdad amiga, me preocupa que te vaya a hacer algo — dijo Areli preocupada — esta mal de la cabeza, creí que me iba a asesinar, se puso súper agresivo.
— Tranquila, no creo que pase nada — dije poniendo los libros en su lugar — ¿Donde esta Alan?
— Salio — rodó los ojos — justo cuando mas lo necesitaba.
— Por lo pronto esperemos que no regrese — hable — si ve este desastre se muere.
— ¿Pero si de nuevo viene ese idiota de Alexander? — cuestionó Areli alarmada.
— Ojala que no— me quede pensando en eso, Alexander necesitaba ayuda, no es normal que se comporte así solamente por que no quiero estar con él.
(...)
Unas horas después llegó Alan y Jos, ambos reían.
— ¿Por que tan felices? — pregunte con una sonrisa.
— Es que Alan se equivocó de auto y se subió a otro — dijo Jos aun entre risas.
— ¿Que? — dijo Areli uniéndose a ellos — ¿como paso?
— Era un auto igualito al mio — dijo Alan — cuando estuve dentro me di cuenta que había una ancianita en el asiento del copiloto, creyó que le iba a robar y me golpeó con su bolsa dentro del auto — dijo sonriendo — Moría de vergüenza.
Comenzamos a reír todos, pobre Alan.
— Bueno tan siquiera nos alegro algo después de lo que paso aquí — comento Areli, yo solo apreté los párpados, preferiría que no hubiera dicho eso.
Alan y Jos se pusieron serios.
— ¿Que sucedió? — pregunto Alan.
— Vino Alexander el tipo que quiere con Ailim, se puso furico y tiro todos los libros de los estantes — Alan abrió los ojos como platos, Jos apretó la mandíbula y me miro serio.
— ¿Que? — dijo Jos molesto.
— ¡Si Jos!, afortunadamente logramos acomodar todo — respondió Areli.
— ¿Te hizo algo? — me preguntó Jos apretando los puños.
— No, en realidad cuando eso paso yo aún no llegaba — Jos soltó un suspiro de alivio.
— Ese chico si que esta loco — hablo Alan — Menos mal que están bien.
— Si, de hecho, de todas formas es mejor que no estén solas aquí chicas — dijo Jos — vendré por las tardes.
— No Jos, en verdad no te molestes — dije.
— Debo hacerlo, Ailim mi prioridad es que estés bien, no quiero ni imaginar que te pase algo — comentó Jos, tomandome las manos.
-Dalia
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Hijo de la Luna |Alonso Villalpando| [FINALIZADA]
FanfictionLa leyenda que nadie quiere contar. La vida de Ailim Basteri es sumamente normal, la típica vida de una chica de 19 años que sólo busca ser alguien en la vida, ella ha decidido estudiar en la Universidad la carrera de Filosofía. Todo iba bien hasta...