Capítulo 44 "El Hilo Rojo Del Destino"

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Narra Ailim

Jos y yo nos despedimos de Alexander, parecía ser un chico agradable.

— No me agrado ese chico — dijo Jos algo serio, gire a verlo.

— ¿Por que? — cuestione.

— No se...no me dio buena espina — Jos me miro — pero mejor olvidalo, no lo conozco lo suficiente como para juzgarlo.

Sonreí sin ganas.

— De acuerdo, solo llevame a casa, por favor — dije tristemente.

Jos me tomo del brazo y me llevó hasta su auto, que por cierto no sabía que tenia.

— No sabía que tenias un auto — dije.

— No es mio, es de Fer, me lo ha prestado — dijo.

Asentí y me abrió la puerta del copiloto, el dio la vuelta y subió a la del conductor, apoye mi cabeza en el cristal de la ventanilla, Jos soltó un suspiro y me tomo la mano.

— No estés triste — lo mire — Alonso tuvo sus motivos para hacer lo que hizo — a Jos le había contado un poco sobre lo que paso entre Alonso y yo cuando se acerco para abrazarme en el jardín.

— Pero tan siquiera me hubiera dicho por que...creí que — hice una pausa — íbamos a estar juntos.

Jos agachó la cabeza, parecía triste.

— Él...seguro que regresara Ailim, no me gusta verte triste — comento el pelinegro mientras introducía la llave para encender el vehículo.

— Lo dudo mucho Jos... Él se alejó de mi para siempre, lo presiento — Jos comenzó a conducir.

— No te angusties linda — me dijo — el amor es así. Creeme que si están destinados a estar juntos nada ni nadie va impedirlo. ¿Has escuchado la leyenda japonesa de "el hilo rojo del destino"? — asentí.

— Si, se puede enredar, tensar, pero nunca romper, te une a tú alma gemela — comente tristemente.

— ¡Exacto! Alonso y tú están unidos Ailim, estoy seguro — dijo — en verdad, él te quiere, era malo y tú hiciste que cambiara — Jos cambio su tono de voz a uno un poco triste — además... Yo quiero que seas feliz Ailim y te prometo que, haré lo posible por ayudarte a recuperar a Alonso — soltó un suspiro.

Como me había dicho Areli, mi casa no estaba tan lejos del salón así que llegamos muy rápido.

Abrace a Jos antes de bajar del vehículo y le susurré.

— Gracias, Jos — dicho esto le di un beso en la mejilla y baje del auto.

Con Jos.

Ailim había bajado del auto dejando a Jos con una sonrisa, ese seria el único beso que tendría de ella.

— No tienes que agradecer, tienes que ser feliz aunque no sea conmigo — observó como Ailim entraba a la casa sigilosamente y el emprendió su camino nuevamente al salón del baile.

Cuando Jos regreso al salón, se dio cuenta que Alexander estaba afuera fumando un cigarrillo, Jos iba a entrar al salón pero Alexander lo detuvo.

— ¡Jos! — el pelinegro lo miro con seriedad.

— ¿Puedo ayudarte en algo? — preguntó Jos mientras metía sus manos a las bolsas de su pantalón.

— Veo que eres amigo de Ailim, en verdad se me hizo linda y quisiera saber si ¿podrias darme su dirección? Para poderla visitar — Alexander le dio una calada a su cigarro — ¿Que dices? — soltó el humo.

Jos tosió debido al humo.

— Lo siento, pero no soy la persona indicada para darte esa información — hablo el pelinegro.

Seguía sin darle buena espina, y claro que no dejaría que un desconocido se le acercara a Ailim, podía ser arriesgado.

— Vamos, creo que seria bueno una visita para arreglar un corazón roto — comentó Alexander, Jos fruncio el ceño ante aquel cometario.

— ¿Como sabes? — Alexander se puso nervioso y le dio otra calada al cigarrillo para poder hacer tiempo y pensar para darle una respuesta aquel chico, que parecía ser que no era nada tonto.

— Bueno pues... Lo supuse — dijo — iba distraída y parecía que había llorado.

— Puedo apostar que no solo lloramos por corazones rotos, también existen otros motivos — comentó Jos — Si me disculpas me esperan mis amigos — el pelinegro se alejo de Alexander.

— Maldito estúpido — dijo entre dientes Alexander, mientras observaba como Jos entraba al salón.

Cuando Jos llego a la mesa donde estaban sus amigos ellos comenzaron a preguntarle por Ailim.

— ¿Por que se fue así? — Jos tomo asiento al lado de Areli, ya que ella había hecho la pregunta.

— Se sentía un poco mal — mintió Jos, pero todos creyeron aquella mentira.

— Oh, entiendo — dijo Areli, Jos le sonrió.

— Hermanito — hablo Fernanda — ¿Quieres que te traiga un poco de ponche?, esta delicioso.

Jos asintió con una sonrisa.

— Claro Fer, gracias — Fernanda se levantó de su asiento para ir por el ponche.

— Oye Jos... — lo llamo Alan.

— ¿Que paso?

— ¿Quien era ese chico con el que Ailim fue a bailar? — Jos se puso tenso.

-Dalia

Hijo de la Luna |Alonso Villalpando| [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora