Narra Ailim
Jos y yo nos despedimos de Alexander, parecía ser un chico agradable.
— No me agrado ese chico — dijo Jos algo serio, gire a verlo.
— ¿Por que? — cuestione.
— No se...no me dio buena espina — Jos me miro — pero mejor olvidalo, no lo conozco lo suficiente como para juzgarlo.
Sonreí sin ganas.
— De acuerdo, solo llevame a casa, por favor — dije tristemente.
Jos me tomo del brazo y me llevó hasta su auto, que por cierto no sabía que tenia.
— No sabía que tenias un auto — dije.
— No es mio, es de Fer, me lo ha prestado — dijo.
Asentí y me abrió la puerta del copiloto, el dio la vuelta y subió a la del conductor, apoye mi cabeza en el cristal de la ventanilla, Jos soltó un suspiro y me tomo la mano.
— No estés triste — lo mire — Alonso tuvo sus motivos para hacer lo que hizo — a Jos le había contado un poco sobre lo que paso entre Alonso y yo cuando se acerco para abrazarme en el jardín.
— Pero tan siquiera me hubiera dicho por que...creí que — hice una pausa — íbamos a estar juntos.
Jos agachó la cabeza, parecía triste.
— Él...seguro que regresara Ailim, no me gusta verte triste — comento el pelinegro mientras introducía la llave para encender el vehículo.
— Lo dudo mucho Jos... Él se alejó de mi para siempre, lo presiento — Jos comenzó a conducir.
— No te angusties linda — me dijo — el amor es así. Creeme que si están destinados a estar juntos nada ni nadie va impedirlo. ¿Has escuchado la leyenda japonesa de "el hilo rojo del destino"? — asentí.
— Si, se puede enredar, tensar, pero nunca romper, te une a tú alma gemela — comente tristemente.
— ¡Exacto! Alonso y tú están unidos Ailim, estoy seguro — dijo — en verdad, él te quiere, era malo y tú hiciste que cambiara — Jos cambio su tono de voz a uno un poco triste — además... Yo quiero que seas feliz Ailim y te prometo que, haré lo posible por ayudarte a recuperar a Alonso — soltó un suspiro.
Como me había dicho Areli, mi casa no estaba tan lejos del salón así que llegamos muy rápido.
Abrace a Jos antes de bajar del vehículo y le susurré.
— Gracias, Jos — dicho esto le di un beso en la mejilla y baje del auto.
Con Jos.
Ailim había bajado del auto dejando a Jos con una sonrisa, ese seria el único beso que tendría de ella.
— No tienes que agradecer, tienes que ser feliz aunque no sea conmigo — observó como Ailim entraba a la casa sigilosamente y el emprendió su camino nuevamente al salón del baile.
Cuando Jos regreso al salón, se dio cuenta que Alexander estaba afuera fumando un cigarrillo, Jos iba a entrar al salón pero Alexander lo detuvo.
— ¡Jos! — el pelinegro lo miro con seriedad.
— ¿Puedo ayudarte en algo? — preguntó Jos mientras metía sus manos a las bolsas de su pantalón.
— Veo que eres amigo de Ailim, en verdad se me hizo linda y quisiera saber si ¿podrias darme su dirección? Para poderla visitar — Alexander le dio una calada a su cigarro — ¿Que dices? — soltó el humo.
Jos tosió debido al humo.
— Lo siento, pero no soy la persona indicada para darte esa información — hablo el pelinegro.
Seguía sin darle buena espina, y claro que no dejaría que un desconocido se le acercara a Ailim, podía ser arriesgado.
— Vamos, creo que seria bueno una visita para arreglar un corazón roto — comentó Alexander, Jos fruncio el ceño ante aquel cometario.
— ¿Como sabes? — Alexander se puso nervioso y le dio otra calada al cigarrillo para poder hacer tiempo y pensar para darle una respuesta aquel chico, que parecía ser que no era nada tonto.
— Bueno pues... Lo supuse — dijo — iba distraída y parecía que había llorado.
— Puedo apostar que no solo lloramos por corazones rotos, también existen otros motivos — comentó Jos — Si me disculpas me esperan mis amigos — el pelinegro se alejo de Alexander.
— Maldito estúpido — dijo entre dientes Alexander, mientras observaba como Jos entraba al salón.
Cuando Jos llego a la mesa donde estaban sus amigos ellos comenzaron a preguntarle por Ailim.
— ¿Por que se fue así? — Jos tomo asiento al lado de Areli, ya que ella había hecho la pregunta.
— Se sentía un poco mal — mintió Jos, pero todos creyeron aquella mentira.
— Oh, entiendo — dijo Areli, Jos le sonrió.
— Hermanito — hablo Fernanda — ¿Quieres que te traiga un poco de ponche?, esta delicioso.
Jos asintió con una sonrisa.
— Claro Fer, gracias — Fernanda se levantó de su asiento para ir por el ponche.
— Oye Jos... — lo llamo Alan.
— ¿Que paso?
— ¿Quien era ese chico con el que Ailim fue a bailar? — Jos se puso tenso.
-Dalia
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Hijo de la Luna |Alonso Villalpando| [FINALIZADA]
FanfictionLa leyenda que nadie quiere contar. La vida de Ailim Basteri es sumamente normal, la típica vida de una chica de 19 años que sólo busca ser alguien en la vida, ella ha decidido estudiar en la Universidad la carrera de Filosofía. Todo iba bien hasta...