Capítulo 19 "3 Días"

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Narra Ailim

Saque mi celular y vi algunos mensajes que tenia de mis antiguos amigos de la ciudad, decidí responderlos y volver a mi trabajo, ya casi terminaba, me faltaban pocos libros.

(...)

Estaba buscando las secciones para colocar los libros que los habitantes habían devuelto, pero uno resbaló de mis manos sin querer.

Fue cuando unas manos masculinas se encargaron de levantarlo.

— ¡Mateo! — dije sorprendida — gracias — le sonrei, él me entregó el libro.

— No linda, no hay porqué — sonrió, me mostró los libros que llevaba en la mano — llevare estos.

— De acuerdo, sigueme — Mateo me siguió hasta el escritorio, tome una pluma y anote los títulos y el número de serie, se los entregue.

— Gracias — los tomo —  y...¿ya has pensado en la invitación que te hice? — me sonrió tiernamente.

—Bueno, yo... — me interrumpió.

— ¡Di que si! puedo venir a buscarte el día que quieras para invitarte a cenar — me suplicó.

Solté un suspiro.

— De acuerdo ¿Te parece el viernes? — dije.

— ¡Si! entonces paso por ti — dijo muy alegre — nos vemos.

Mateo salio de la biblioteca, solté una risa y volví a buscar el lugar de los libros que me faltaban, para poder irme.

Al día siguiente.

Las clases habían terminado, y yo ya iba en el transporte, hoy le diría a Alonso que si lo ayudaría, pero es obvio que él no sabe lo que tengo planeado.

Baje del transporte no sin antes recibir mala miradas y susurros.

Al momento en que mis tenis tocaron el piso sentí una vibra muy rara, di unos cuantos pasos.

— Me alegro que ya llegaras — se escuchó la voz de el pelirrojo — ¿y bien? — gire a verlo, estaba retrancado en un poste de luz con las manos metidas en las bolsas de sus pantalones.

Me acerque a él de mala gana.

— Solo lo haré por Jos y por que no le hagas daño — Alonso rodó los ojos, los cuales ahora eran de un tono verde esmeralda, me sorprendió mucho verlo con ese tono de ojos, hacia que se viera incluso más pálido.

—  Bien. — se acercó a mi, mientras arrastraba los pies.

— Pero, quiero algo a cambio — Alonso levantó una ceja y paso su lengua por el interior de su labio inferior.

— ¿Que? — dijo sonriendo con burla.

— Se que tienes el libro de las leyendas del pueblo, lo quiero y si lo obtengo me encargare de convencer a Jos — Alonso me miro serio.

— ¿Te crees muy lista verdad?, nena, lamento decirte que no, ese libro nadie lo tendrá, ni tu, ni nadie ¿comprendes? — dijo y esbozo una sonrisa cínica.

— ¡Bien! entonces no haré nada — di la vuelta para comenzar a caminar pero su voz me detuvo.

— ¡Asombroso! Entonces, creó que Jos no pasa de esta noche —  maldito imbécil.

— Alonso...

— ¡Ya te dije, Ailim! la única forma en la que puedes salvarlo es convenciéndolo,  si no, bye, bye, por que ni creas que te voy a dar el libro.

El coraje que sentía era enorme, mi único plan que tenía para hacer que Alonso se largara había fracasado.

— ¡De acuerdo, acepto! — Alonso sonrió y chasqueo los dedos.

— Jos a quedado libre, tienes tres días para convencerlo.

Alonso desapareció justo frente a mi, ¡demonios! ¿tres días?, ¿como voy a convencerlo en tan poco tiempo?, ¿que pasará si no logro hacerlo?, ¡hay nanita!, en que lío me he metido, me mordí las uñas.

(...)

Cuando llegue a mi casa, aventé la mochila al sofá y me senté a observar la chimenea arder, mientras pensaba que mi vida estaba de la fregada.

— ¡Oh!, señorita Basteri — hablo Blanca — Creí que aun no llegaba — esboce una sonrisa.

— Lamento si te asuste — dije — ¿mis abuelos?

— Salieron señorita, dijeron que tenían que ir a la iglesia — asentí — ¿gusta que le sirva de comer?

— Por favor Blanca, traigo un hambre feroz — dije.

— Enseguida — Blanca se retiró de ahí. Mi celular vibro, era una llamada.

¡Jos!

¡Jos! ¿Estas bien?, ¿donde estas? Alonso... —  me interrumpió.

Estoy bien, un poco a dolorido, ya he llegado a casa, mi mamá me ataca con muchas preguntas suspiró.

¿Donde te tenia? — comente con voz sería.

No puedo decir, tampoco puedo decir nada de lo que vi Ailim, él me lo advirtió — soltó un suspiro.

De acuerdo Jos comprendo.

Sólo llamaba para agradecerte por ayudarme — sentí culpa ante esas palabras — ¿Como lo hiciste?

No estoy muy orgullosa de eso, Jos, solamente te puedo decir que pronto lo sabrás, debo verte esta noche.

-Dalia

Hijo de la Luna |Alonso Villalpando| [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora