Capítulo 30 "No Quiero Sentir Nada"

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— Deberías ir a casa — me dijo Alonso.

— Estoy asustada, Alonso ¿como puedes pedirme eso? — los nervios los tenia de punta, no podía irme tan tranquila a casa cuando se que en todo momento corro peligro. Las pesadillas han entrado a mi casa, destruyeron mi habitación, me hicieron daño físicamente, y no se que cosa este en mi sótano ¿puedo estar yendo a casa así?

— Mira niña, no puedo estar contándote cuentos para que se te pase el estúpido miedo, es mas seguro que estés dentro. Si no hubiera llegado a tiempo esa cosa ya te hubiera asesinado — me dijo algo molesto.

— ¡Alonso, no puedes dejarme así, ellas me quieren matar por tu culpa! — Alonso rodó los ojos.

— De igual forma no puedes estar fuera de casa, te puedes enfermar.

— Eso es lo que menos me importa, esas cosas entraron a mi casa, destruyeron mi habitación. Y, no se que hay en mi sótano — dije y Alonso me miro con los ojos bien abiertos.

— ¿Por que carajo no me habías dicho?

— ¡Por eso vine idiota! —  exclame molesta — ¡Vine a decirte lo que paso!

No sabia que hacer, es algo que se me va de las manos ¿como puedo evitar que esas cosas no me hagan daño? Alonso es el único que puede hacerlo.

Alonso se acerco a mi y soltó un suspiro.

— De acuerdo. Mira, puedes estar tranquila , me voy a encargar que no te pase nada — no pude evitarlo y lo envolví en un abrazo, que por alguna razón me sentí tan tranquila, y llena de paz, pero Alonso no lo correspondía, casi podía imaginar su rostro asombrado.

Alonso me separo de él.

— No hagas eso — dijo fríamente.

— Lamento si te molestó, fue un impulso.

— Lo comprendo. Ve a casa, te veo allá — Alonso se desapareció de mi vista.

Con Alonso.

La lluvia caía sobre el lindo cabello del hijo de la luna, mientras se dirigía a su casa en medio del bosque, donde lo esperaba una hermosa mujer.

Al llegar entró algo frustrado.

— Te ves molesto, cielo ¿por que?— preguntó aquella mujer.

— Por que, le quieren hacer daño, mamá — dijo y se acercó a aquella mujer de cabello casi gris.

— Sabíamos que pasaría, cielo, ellas siempre quisieron que destruyeras este pueblo —Alonso tomo asiento frente a la chimenea — Pero dime, hermoso ¿Aun quieres destruirlo?.

El pelirrojo negó.

— No mamá. Ya no soy capaz — la luna sonrió.

— Yo nunca estuve de acuerdo con eso, cielo, por que gracias a este pueblo que odias tanto te tuve a ti — lo abrazo y soltó un suspiro — Cariño... Se lo que sientes por esa chica.

Alonso la miro.

— ¿Que dices? — preguntó serio.

— No trates de cegarte más. El amor es un sentimiento muy bello — sonrió.

— No creo — dijo — el amor te hacer hacer cosas espantosas. Como ofrecerte.

La luna miro a su hijo.

— Es que eso no era amor, cielo, era deseo, el amor es muy diferente, sientes la necesidad de proteger a esa persona, asegurarte de que este bien, dar todo por esa persona.

— ¿Que pasa contigo? — preguntó Alonso — ¡Odias a los mortales!

La luna negó.

— No del todo, tú eres un mortal, Alonso, naciste de mortales, que te haya otorgado poderes no significa que has dejado de serlo, tienes sentimientos, eres capaz de sentir todo lo que un mortal siente. Y te adoro cariño.

— ¡Yo no quiero sentir nada, mamá! Quiero que Ailim me deje de interesar, pero...

— Sientes las necesidad de protegerla — Alonso asintió —  entonces, ¡ve por ella!

Narra Ailim

Cuando llegué a casa me di cuenta que los hombres que iban a remodelar ya se encontraban ahí.

— Señorita — me dijo Blanca con el teléfono en la mano — estaba a punto de marcarle.

— Gracias Blanca — le sonrei.

(...)

Debo decir que ese servicio de remodelación era muy rápido habían dejado mi cuarto impecable.

Y ya que estaba todo en orden, me tire a la cama. Trataba de estar tranquila Alonso me dijo que vendría, así que era mejor esperarlo.

Alonso apareció fuera de mi ventana, la abrí rápidamente y lo deje entrar.

— Buenas noticias, nena, pasare la tarde contigo — me sonrió.

-Dalia

Hijo de la Luna |Alonso Villalpando| [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora