Capítulo 27 "¿Moretones?"

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Gire para encontrarme con aquellos ojos grises.

— Debería decir que no — respondí un tanto molesta, después de como me hablo creo que es normal estar molesta.

— Exacto, deberías, pero pensándolo bien, te acompañare por que no quiero que te vaya a pasar algo — levante una ceja —  en verdad.

— Así que, preocupándote por mi güerito — dije con burla mientras cruzaba los brazos y esbozaba una sonrisa.

— ¡No me digas así! — hablo enojado, me limite a rodar lo ojos y a soltar un suspiro.

— Si eso quieres — descruce los brazos — No es necesario que me acompañes, no estoy muy lejos de mi casa, mejor ve a investigar lo que deberás importa.

— Pero de verdad quiero acompañarte — me suplico Alonso.

— Mejor di que quieres saber a donde vivo — levante una ceja.

— Tal vez — levantó los hombros y sonrió

— Sabes Alonso. Creó que después de todo no eres tan malo — dije sonriendo, Alonso cambio su rostro a uno serio. Di la vuelta para seguir mi camino.

— ¿Que? — dijo desconsertado y me alcanzo — No es que no sea malo ¿entiendes? debo cuidar que no te vayan a matar, digo, me gustaría que él que te matara fuera yo — pare en seco y lo mire.

¿Deberia asustarme lo que dijo?  tal vez, pero debo admitir que no me dio ni una pizca de miedo.

— No se como reaccionar a eso — dije seria, me quede observando sus ojos, que por alguna razón está noche se veían muy bonitos.

— No se tal vez con ¿miedo?— dijo y se acercó un poco más a mi, invadiendo mi espacio personal.

Casi podía sentir su aliento en mi nariz.

— Quisiera sentir miedo de ti, pero no— susurré lo último, parpadee un par de veces y caí en la cuenta de mis labios estaban a centímetros de los suyos.

Abrí los ojos y me aleje de él.

— Me voy — dije seria y comencé a caminar ¿que pasa conmigo?.

Alonso ya no dijo nada, gire para poder verlo y me di cuenta que ya no estaba.

— ¡Hay santa patricia de las cajas! ¿que me pasa? — dije preocupada.

Estaba a punto de besar al chico mas temido de este pueblo, un ser sobrenatural ¿acaso es normal eso?

Al llegar a mi casa, volví a subir por la escalera de la cochera y me metí a mi recamara.

En mi mente aun se reproducía la escena que había pasado hace unos minutos ¿como pudo pasar eso en tan poquito tiempo?.

De pronto escuche pasos afuera de mi habitación, supuse que era mi abuela así que me apresure a meterme bajo de las cobijas. La puerta se abrió.

— ¿Estas bien cariño? —  preguntó mi abuela entrando a mi habitación, la mire por encima de las cobijas.

— Si, ¿por que no lo estaría? — dije frunciendo el ceño.

— Es que, escuche ruidos que provenían de la cochera — abrí los ojos, me había escuchado.

— Seguro era el viento, o como ya sabes, la casa es bastante vieja, es normal que se escuchen ruidos.

— Tal vez tengas razón — me sonrió — Perdón si te desperté.

— No hay problema abuela — le sonrei.

— Bueno me voy, que descanses — asentí y ella salio de mi habitación.

(...)

Al día siguiente, sábado, no tenía que ir a la escuela ni al trabajo, significa aburrimiento total aquí en la casa.

Me destape el rostro y quite el cabello que me cubría este, boztece y mire el reloj que estaba en mi buró el cual marcaba las 9:30 a.m me levante de la cama, me puse mis pantunflas y camine al baño, me mire al espejo y me di cuenta que en mi rostro tenia un moretón junto a mi labio, como si alguien me hubiera golpeado, lo toque, en el momento en que mis dedos tocaron la piel de mi rostro me dolió muchísimo, aleje mi mano rápidamente y pude notar que de igual forma tenía rasguños en mis brazos.

— ¿Que me paso? — dije asustada, abrí el grifo y moje mi rostro con cuidado de no lastimarme.

— ¡Cariño! — dijo mi abuela entrando a mi habitación, rápidamente cerré la puerta del baño para que no pudiera verme.

— ¿Que pasa abuela? — grite desde el baño.

— ¡Oh! creí que aun no te habías levantado, solo venia a avisarte que el desayuno esta en la mesa, por favor no tardes mucho en bajar — demonios debo cubrir el moretón de mi cara.

— Claro abuela, enseguida voy —  dije.

— ¿Te encuentras bien? — preguntó con voz alarmada.

— ¡Mejor que nunca! ahora voy abuela.

— Esta bien cielo — escuche que la puerta se cerraba, señal de que mi abuela ya se había ido.

Salí del baño rápidamente tome ropa para darme una ducha rápida y me volví a meter al baño, tarde 15 minutos me seque, me puse ropa abrigadora y ahora tenia que taparme ese moretón, aunque me doliera no dejaría que mis abuelos me vean así, ¿que voy a decir? Que me salieron así sin mas, obvio no. Saque el maquillaje líquido y me lo puse, mientras hacia muecas de dolor, cuando estuve segura de que ya no se veía baje a desayunar.

-Dalia

Hijo de la Luna |Alonso Villalpando| [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora