Al día siguiente.
Narra Ailim
Abrí los ojos y comencé a ver mi habitación detenidamente, creí que todo había sido un sueño, pero al ver el vestido sobre el sillón que se encontraba en mi habitación, caí en la cuenta que todo había sido real, me deprimió saber eso, Alonso se había ido. Me levante y fui hacia el sillón de mi habitación para esconder el vestido en el closet, mi abuela podía entrar y ver que había ido a ese baile.
Y creo que la invoqué por que abrió la puerta de mi habitación, por fortuna me había dado tiempo de cerrar la puerta del closet.
— Buenos días Ailim, creí que seguías dormida — dijo con una sonrisa.
— Acabo de levantarme — respondí — Es que...— corrí hacia la ventana y señale la calle — el día esta hermoso y me gustaría salir, este día es mi favorito.
Y era verdad el 2 de noviembre era mi día favorito, el aire estaba impregnado de olores ricos, hojaldras, guayabas, incienso, flores de cempasúchil , etc, todo eso me gustaba.
— Lo se, hija — hablo.
— Creo que saldré a dar una vuelta, me gustaría tomar un poco de aire — comente.
— Pero sigues delicada de salud — rodé los ojos.
— Abuela por favor — dije con tono de fastidio — ya estoy bien, lo juro.
Mi abuela me dio una mirada compasiva.
— De acuerdo, pero con mucho cuidado, y antes de que te vayas baja a desayunar, el desayuno esta casi listo — Sonreí.
— Bajo enseguida — mi abuela salio de mi habitación.
Fui directo al baño, le abrí al agua caliente, fui por ropa limpia, una toalla, y finalmente me metí a dar una ducha rápida.
Cuando salí, cepille mi cabello, y me puse un pans cómodo, baje a desayunar encontrándome con mis abuelos ya sentados a la mesa.
Los salude y comencé a comer, rápido para poder salir, tenia que encontrar a Alonso, para darle el libro y poder a hablar con él, tiene que darme explicaciones, yo no quiero que salga de mi vida así sin más.
— ¡Termine! — avise y me levante de la mesa para colocar los trastes sucios en el fregadero.
— ¿Tan rápido? — dijo asombrada la abuela — Come un poco de gelatina.
— No gracias abuela, ya estoy satisfecha — dije — saldré, no tardo mucho.
Salí de la cocina y subí a mi habitación para cepillarme los dientes y buscar el libro para llevárselo a Alonso, cuando hice todo eso baje corriendo y salí de mi casa.
Inhale una gran cantidad de aire, tenia que controlar mis nervios, para poder hablar claramente con Alonso.
Con Alonso.
Alonso se encontraba escondido cerca de la casa de Jos, estaban esperando a que el pelinegro saliera para hablar con él.
Jos salio de su casa, llevaba puesta una playera azul marino y un pantalón de cuadros de diferentes tonos azules, Alonso supuso que era una pijama, y en la mano llevaba una cubeta.
Siguió con la mirada al pelinegro y se dio cuenta que iba al establo.
Alonso camino hacia él, percatándose de que nadie lo viera, y toco el hombro de Jos ocasionando que este se asustara y soltara la cubeta.
— ¡Alonso! — dijo Jos con los ojos bien abiertos — ¿Que haces aquí? — preguntó mientras se agachaba para recoger la cubeta.
— Solo quiero hablar contigo, vengo en son de paz — dijo Alonso.
Jos camino hasta donde estaban las vacas para poder ordeñarlas.
— ¿De que quieres hablar? — dijo agachándose para sacar la leche.
— De Ailim...
Jos giro a verlo, se levantó y le sonrió.
— ¿Que pasa con ella? — preguntó.
— Estoy cometiendo un error y necesito en verdad que me ayudes — Jos levantó una ceja.
— ¿Que puedo hacer yo? — se cruzo de brazos — Ella, estaba devastada ayer por la noche cuando la dejaste en el baile.
Alonso se rasco la nunca.
— Lo se... — dijo en voz baja — Jos tu eres el único que puede ayudarme, el único que puede alejarla de él — el pelinegro fruncio el ceño.
— No te entiendo...¿quien es él? — cuestiono a Jos.
— Él es...un demonio disfrazado de humano — hablo Alonso casi en un susurro.
— ¡Jos apresurate con la leche! — se escucho el grito de la hermana de chico de cabello negro.
Jos apretó los párpados.
— Disculpa — dijo Jos agachándose y comenzó a sacar leche, de la enorme vaca que tenían enfrente.
— ¿Me ayudaras, Jos?...solo dame una respuesta — habló Alonso casi suplicando.
— De acuerdo, pero me tienes que explicar todo eso que me estas diciendo.
— Claro, pero... promete que no se lo dirás a Ailim.
— Te lo prometo, Alonso — respondió Jos con voz tranquilizadora.
-Dalia
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Hijo de la Luna |Alonso Villalpando| [FINALIZADA]
FanfictionLa leyenda que nadie quiere contar. La vida de Ailim Basteri es sumamente normal, la típica vida de una chica de 19 años que sólo busca ser alguien en la vida, ella ha decidido estudiar en la Universidad la carrera de Filosofía. Todo iba bien hasta...